El contenido de este blog se ha cedido al dominio público: puede ser copiado, parcial o totalmente, sin previo permiso de la autora.


martes, 21 de enero de 2020

Repensar la economía liberal - 2


Diego  López Garrido, vicepresidente ejecutivo de la Fundación Alternativas, Francisco Ros, ingeniero de telecomunicaciones, Vicente Salas, profesor en la Universidad de Zaragoza, e Ignacio Santillana, economista, son autores de un artículo (El País, 26 de noviembre de 2019), Las empresas se colocan al lado de la sociedad, que empieza señalando que “se ha llegado al convencimiento de que el modelo de empresa precisa un reforma”. Parece que esa reforma está relacionada con la declaración que, como  indiqué en la “entrada” de fecha  12 de diciembre de 2019, había hecho Business Roundtable:  sustituía “el criterio de maximización del beneficio para la toma de decisiones empresariales”, por otro que tuviera en cuenta el bienestar de todos los grupos de interés.  Los autores del artículo Las empresas se colocan al lado de la sociedad señalan que esa declaración se produjo poco después de que la British Academy hiciera público el documento Reforming Business for the 21st Century. A Framework for the future of the Corporation, fruto de una iniciativa colectiva de 31 académicos de las ciencias sociales y humanas, bajo la dirección del profesor de Oxford, Colin Mayer, con el propósito de “redefinir las empresas del siglo XXI y construir confianza entre las empresas y la sociedad”.
Por otra parte, la Directiva 2014/95/UE del Parlamento Europeo  y del Consejo, transpuesta en España por la Ley 11/2018 de 28 de diciembre (Ley de Información no Financiera y de Diversidad), “revela lo que, a juicio de las autoridades y representantes políticos comunitarios, debe ser la buena praxis de transparencia y rendición de cuentas en la relación empresa-sociedad”, es decir,  pone de manifiesto la necesidad de “resucitar” el  Pacto Global de Naciones Unidas, que mencioné en la “entrada” de fecha 21 de enero de 2020.  Solo así es posible, con una adecuada  responsabilidad social corporativa (RSC), es posible una  “gestión de la transición hacia una economía mundial sostenible que combine la rentabilidad a largo plazo con la justicia social y la protección del medio ambiente”.
En el artículo, se indica que  los autores junto con la Fundación Alternativas se proponen contribuir a ese análisis y a la generación de propuestas de reforma de la empresa, desde las siguientes premisas:
1.- Deslindar los conceptos de mercado y capitalismo. Según ellos, existen razones dar más importancia a las empresas no capitalistas. Entiendo por empresas no capitalistas a las cooperativas y empresas sociales.
2.- Recuperar el papel del Estado en la corrección de los fallos del mercado. Los Estados nacionales deben recuperar su función  perdida como consecuencia de los lobbies empresariales  y por la ausencia de una autoridad  supranacional con fuerza para defender intereses globales, por ejemplo, la imposibilidad de castigar los ecocidios. 
3.- Recuperar la disciplina de la competencia.  “Para que la autorregulación, que rige tanto en la Directiva 2014/95/UE, como en la Ley 11/2018, sea sensible a las demandas del entorno es imprescindible  que la información no financiera se publique de forma fácil de conocer y procesar”.
4.- Redefinir la responsabilidad social de las empresas. Las empresas deben colaborar en la construcción de un mundo mejor.
5.- Responsabilidad ante un cambio  tecnológico acelerado y disruptivo. La capacidad de comunicación  y de procesamiento, el funcionamiento en red, la disponibilidad de datos, la inteligencia artificial y el blockchain, entre otros, abren muchas incógnitas  alrededor de los beneficios y costes sociales derivados de los usos de la innovación tecnológica en las decisiones empresariales, principalmente, principalmente, donde las economías en red, presionan hacia la concentración.  
Desde mi punto de vista es responsabilidad de los ciudadanos obligar a que los Estados y las empresas contribuyan al cumplimento de los Objetivos  de Desarrollo Sostenible, algo   imprescindible  para dejar a las generaciones futuras un planeta habitable.

lunes, 20 de enero de 2020

Pacto Mundial de la ONU


      No se pueden alcanzar el recorte de emisiones exigido para hacer frente al cambio climático –Acuerdo de París- , si no se cuenta con el apoyo de las empresas, sobre todo, de las grandes empresas multinacionales.
      Se entiende por Responsabilidad Social de la Empresa (RSE), también llamada Responsabilidad Social Corporativa (RSC), a la contribución activa y voluntaria de la empresa en la mejora del contorno económico y ambiental. Suele ser un concepto vinculado a las grandes empresas.
      Según las autoras del libro La dimensión ética  de la responsabilidad social, Begoña Arrieta Heras y Cristina de la Cruz Ayuso, «Los directivos de empresa tienen el deber de aumentar su cuenta de resultados, pero no deberían olvidar que es también un deber contribuir al progreso y a la mejora de las condiciones sociales. No en vano su empresa y ellos mismos forman parte de la sociedad y se sirven de ella».
      En 1999, en el Foro Económico Mundial (Foro de Davos), el entonces secretario de Naciones Unidas. Kofi Annan, anunció la creación de Global Compact , un pacto general entre Naciones Unidas y las empresas multinacionales. Este Pacto Global incluye nueve  principios, que se detallaban en el documento oficial, preparado por los servicios del secretario general. (Texto extraído del libro de Jean Ziegler, Relator Especial de Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación ya fallecido, El imperio de la … vergüenza2) 
      Los principios 1 y 2 tratan de los derechos humanos: «[Los firmantes se comprometen   a] apoyar y respetar la protección de los derechos humanos fundamentales, reconocidos internacionalmente, dentro de su ámbito de influencia]…] asegurarse de que sus empresas no son cómplices en la vulneración de los derechos humanos».
       Los principios 3 a 6 se ocupan del mercado de trabajo: «[Las empresas se comprometen a] apoyar los principios de la libertad de afiliación y el reconocimiento efectivo del derecho a la negociación colectiva […] apoyar la eliminación de toda forma de trabajo forzoso o realizado bajo coacción […] apoyar la abolición de las prácticas de discriminación en el empleo y la ocupación».
       La protección del medio ambiente y la naturaleza aparece en los principios 7 a 9-:  «[Las sociedades firmantes] deberán  mantener un enfoque preventivo que favorezca el medio ambiente […] fomentar las iniciativas que promuevan una mayor responsabilidad  medioambiental […] favorecer el desarrollo y la difusión de las tecnologías respetuosas con el medio ambiente».
      El Pacto fue aprobado por unanimidad. Cada una de las empresas firmantes tenía derecho  a hacer constar su adhesión al Pacto en todos los folletos, documentos publicitarios … y apropiarse así del logotipo de las Naciones Unidas.
      “El 24 de junio de 2004, se reunieron en el cuartel general de Naciones Unidas en Nueva York, bajo la presidencia de Kofi Annan, los representantes de las principales empresas transcontinentales firmantes del Pacto Global. Se trataba de realizar un balance de los cinco años anteriores».
«Bajo la presión de las organizaciones no gubernamentales, Kofi Amman presentó una propuesta: ¿no habría que crear un mecanismo internacional de control, una autoridad de vigilancia que se encargase de comprobar si los firmantes hacen uso a su firma y en qué condiciones?  La propuesta fue rechazada por unanimidad». 
      El 24 de septiembre de 2019, el periódico El País publicó, bajo el título Las grandes corporaciones crean alianzas por el clima, una noticia en la que se indicaba que  en un evento paralelo a la cumbre del clima, la consejera delegada del Pacto Mundial de la ONU (Global Compact), Lise Kingo, , «pidió ayer a los emprendedores que se conviertan en activistas». El periodista, autor del texto, escribió: «El 90% de las grandes compañías que integra esta iniciativa entiende que el desarrollo sostenible es clave para su futuro. Pero solo el 20% cree que hace un buen trabajo».
      Sin embargo, en estos momentos ¿cuántas empresas no están cometiendo crímenes medioambientales (ecocidios) ? ¿cuántas  no se sienten responsables de las muertes de activistas que denuncian sus malas prácticas? ¿cuántas no han encontrado –ni están encontrando en la actualidad- obstáculos a la hora de contaminar suelos y aguas?. Etcétera
      No obstante, la situación es tan grave que es de esperar el renacer del Pacto Mundial de la ONU (Global Compact) para que las empresas colaboren en el cumplimento fe los Objetivos de Desarrollo Sostenible y cooperen en la transformación hacia una economía sin carbono.  Es responsabilidad de las empresas, lo mismo que son responsables los ciudadanos, los gobiernos y las instituciones élites del sistema económico.

martes, 14 de enero de 2020

Repensando la economía liberal



Señala  el periodista Miguel A. Garcia Vega, en el artículo citado en la “entrada” anterior que  estamos en un cambio de era, debido al cambio climático.   El capitalismo, hoy, está poniendo en peligro la existencia de la vida en la Tierra. Entre los economistas que piden reformar el capitalismo, García Vega cita  a Joseph Stiglitz con su capitalismo progresista, Thomas  Piketty  con su socialismo participativo, Green New Deal  de Alexandra Ocasio-Cortez y  democracia económica de Joe Guiñan y Martin O´Neill.

Joseph Stiglitz indica, en su libro People, Power and Profits. Progressive capitalism for  an Age of Discontent: "La visión de que el Gogierno es el problema, no la solución, es un error. Al contrario. Muchos de los mayores desafios de nuestra sociedad, como el exceso de contaminación, la inestabilidad o la inequidad han sido creadas por los mercados [...]. Es posible canalizar el poder el poder de los mercados y ponerlo al servicio de la sociedad, [...] es necesario reconocer el papel crucial que desempeña el Gobierno para lograr que los mercados esté al servicio de la sociedad".  Este economista, Premio Nobel, menciona "la necesidad de mitigar el poder de los oligopolios y fortalecer el de los trabajadores" y exigir a los bancos rendir cuentas. En palabras de Garcia Vega, según Stiglitz, "debemos olvidar la fantasía neoliberal de que los mercados sin restricciones traerán properidad para todos". En un artículo, escrito por Stiglitz, que se puede leer en Internet, se indica: "Nos encontramos en esta situación porque olvidamos que la verdadera fuente de la riqueza de una nación es la creatividad y de la innovación de su gente".

El francés Thomas  Piketty propone que la propiedad se vuelva “temporal” y los “bienes y la fortuna circulen de forma permanente”. Plantea que los supermillonarios deberían estar sujetos a un tipo sobre el patrimonio de hasta el 90%, las empresas tendrían que manejarse en términos de cogestión (los trabajadores compartirían el poder) y los jóvenes a los 25 años recibirían algo parecido a una herencia de 120.000 euros. Para más detalles, se puede leer https://www.latercera.com/opinion/noticia/piketty-nuevo-socialismo/828520/.
 En el artículo citado, García Vega recoge la opinión de Carlos Martin, director del gabinete económico de Comisiones Obreras: “Los planteamientos de Stiglitz buscan reequilibrar la balanza, los de Piketty quieren cambiar la historia”. “El economista francés persigue redefinir el concepto básico del sistema capitalista: la propiedad privada. Aspira a transformarla haciéndola temporal, elevando su rotación. Aplica al capital las mismas recetas que éste le ha administrado al trabajo  durante la hegemonía neoliberal”. 


El Green New Deal (Nuevo Acuerdo Verde) de Alexandra Ocasio-Cortez es un ambicioso plan contra el cambio climático de la congresista más joven de Estados Unidos. Es una propuesta elaborada por ella y el senador demócrata Ed Markey para combatir el cambio climático al tiempo que promueve medidas para reducir la desigualdad económica en Estados Unidos.  Presentó un ambicioso –aunque ambiguo-  plan medioambiental hasta 2030 para frenar las emisiones contaminantes y propuso  una transformación en profundidad del  sistema económico norteamericano a través de una reducción drástica de los gases de efecto invernadero, la renovación de las infraestructuras y la apuesta por la eficiencia energética.  El programa presentado aspira a una movilización de recursos sin precedentes desde la II Guerra Mundial y  ha abierto cierto debate sobre el futuro de la economía, el papel de la sostenibilidad y el papel del sector público.  Hay quien piensa que en un contexto como el actual de bajo crecimiento y la alta desigualdad y con la amenaza del cambio climático sobre nuestras cabezas , la propuesta puede ser una oportunidad.

El nombre de “píldoras-para-pensar” que, inicialmente, asigné a las “entradas” a este blog, me indica que debo continuar  el tema de “repensar la economía liberal” . Continuaré en próximas “entradas”.