En 2023, 4,8 millones de niños murieron en el mundo antes de cumplir los
cinco años, la mayoría por causas prevenibles, según un informe del
Grupo Interinstitucional de la ONU para la Estimación de la Mortalidad
en la Niñez (UN IGME, por sus siglas en inglés) publicado este martes. Casi la mitad de estas muertes (2,3 millones) se produjeron en los primeros 28 días de vida.
Además, en 2023 se registraron 1,9 millones de muertes prenatales en 2023, según otro informe del grupo difundido también este martes y que indaga en la mortalidad que
se produce después de 28 semanas de embarazo, pero antes del parto o
durante este. “Dos de cada cinco bebés murieron durante el parto, un
momento en el que se pueden prevenir la mayoría de las muertes fetales”,
explica el documento, que prevé que, si no se toman medidas, se
produzcan 30 millones de muertes de niños menores de cinco años antes de
2030, y 13 millones de mortinatos hasta ese año.
Desde 2000, la tasa mundial de mortalidad de niños menores de cinco años
se ha reducido a la mitad y ha pasado de 77 muertes por cada 1.000
nacidos vivos, a 37 por cada 1.000 en 2023, el último año estudiado. Sin
embargo, estos progresos se han ralentizado en un 42% entre 2015 y
2023, en comparación con las mejoras logradas entre el año 2000 y 2015.
La
ONU subraya que estos avances están ahora aún más en peligro por los
recortes de financiación de los principales donantes, de los que ya se
están viendo las consecuencias en los programas de salud infantil.
Escasez de personal sanitario, cierre de clínicas, falta de suministros,
interrupción de programas de vacunación y de tratamientos como el de la
malaria están impactando en territorios donde estas tasas de mortalidad
infantil ya son altas. “La tendencia ha sido preocupante en los últimos
años. Los fondos disponibles de los Gobiernos donantes y socios para
algunos de los países en desarrollo, que están lejos de cumplir los
objetivos de salud de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS),
se han ido reduciendo y los recientes recortes que han anunciado varios
Gobiernos han hecho que las perspectivas sean bastante aterradoras”,
explica por videoconferencia a EL PAÍS Fouzia Shafique, directora
Asociada de Salud de Unicef y una de las autoras del informe.
El documento advierte de que, si la tendencia actual continúa, 60 países
no cumplirán la meta recogida en los ODS de reducir la mortalidad de
menores de cinco años a 25 muertes por cada 1.000 nacidos vivos. Y 65
países corren el riesgo de no cumplir el objetivo de reducir la tasa de
mortalidad neonatal a 12 muertes por cada 1.000 nacidos vivos para 2030.
“Ahora bien, estas son cifras de hace un año y se basaban en la
suposición de que, al menos la situación financiera no cambiaría
drásticamente”, explica Shafique, que añade que ahora hay países en los
que se ha reducido de forma drástica el margen fiscal para el sector
sanitario. “Por lo tanto, a menos que los propios Gobiernos y otros
donantes intervengan y se aseguren de que se mantengan las inversiones
en salud materna, neonatal e infantil, comenzaremos a ver una reversión
en la tasa de mortalidad”, cuenta. “Nos encontramos en una situación en
la que tal vez dentro de un año estemos hablando de un aumento de las
cifras y no de una nueva disminución”, añade.
Las muertes de niños, inciden en el informe, “son especialmente
trágicas”, ya que los medios para prevenirlas son bien conocidos y van
desde el acceso a servicios sanitarios esenciales, partos atendidos por
personal sanitario cualificado, atención prenatal y postnatal de
calidad, atención especializada a recién nacidos enfermos, vacunaciones,
prevención y programas de nutrición, entre otros. “El cálculo es
trágicamente sencillo: si estas intervenciones llegaran a su fin,
también lo harían las esperanzas, las aspiraciones y el futuro de millones de niños de todo el mundo", advierten en la introducción.
Pese a los progresos a nivel mundial, un niño nacido en África
subsahariana tiene una probabilidad 18 veces mayor de morir antes de
cumplir los cinco años que uno nacido en Australia y Nueva Zelanda. Esta
región concentra junto con el sur de Asia el 80% de las muertes de
menores de cinco años. Es decir, cuatro de cada cinco decesos sucedieron
en estos dos territorios. Sin embargo, las causas son muy diferentes.
En África subsahariana el paludismo es el responsable del 15% de las muertes de menores de cinco años en la
región. En el sur de Asia, “las muertes se deben en gran medida a
causas relacionadas con complicaciones en el parto”, menciona el
informe.
Los niños nacidos en países de renta baja y media-baja se enfrentan a
riesgos de muerte significativamente mayores que los nacidos en países
de renta alta. Un niño de un país de renta baja tiene un riesgo 10 veces
mayor de morir en el primer mes de vida que uno de renta alta. Y
respecto a la mortalidad de niños menores de cinco años, estaríamos
hablando de 62 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en países con
ingresos bajos, frente a las 4,9 muertes por cada 1.000 nacidos vivos en
países de ingresos altos. “Solo cuatro países —Níger, Nigeria, Somalia y
Chad— tuvieron en 2023 una tasa de mortalidad de menores de cinco años
superior a 100 muertes por cada 1.000 nacidos vivos, pero todos ellos se
encuentran en África subsahariana”, dice el análisis. Además, en esta
región también se encuentran los países con las 20 tasas de mortalidad
de niños de menos de cinco años más altas del mundo, con más de 60
muertes por cada 1.000 nacidos vivos.
Los riesgos no solo dependen del territorio. Aquellos niños que viven en
hogares más pobres tienen casi el doble de probabilidades de morir
antes de cumplir los cinco años que los de hogares más ricos, puntualiza
el informe. Y aquellos que viven en zonas rurales tienen un riesgo 1,5
veces mayor que aquellos de entornos urbanos. Otros factores, como el
nivel educativo de la madre o su edad, también influyen.
En cuanto a las causas, durante los primeros 28 días de
vida, un periodo especialmente vulnerable, las principales amenazas son
los partos prematuros, las complicaciones en el parto y las anomalías
congénitas. Para los niños que sobreviven más allá de ese primer mes,
“la neumonía, la malaria y la diarrea representaron en conjunto casi un
tercio de todas las muertes”.
Como se indica al inicio de
este artículo, desde el año 2000 se ha reducido a la mitad la
mortalidad mundial de menores de cinco años. Un hito que algunos países
han llevado más lejos, con disminuciones aún mayores. El informe destaca
cuatro casos de éxito, Nepal, Senegal, Ghana y Burundi, en los que los
retos financieros y geográficos no han sido un impedimento en la
disminución de las muertes infantiles. Senegal, por ejemplo, ha logrado
“una de las mayores reducciones de la mortalidad de menores de cinco
años en todo el mundo”, con un 70% desde el 2000 y también ha disminuido
la mortalidad neonatal en un 41%. Nepal ha tenido un descenso del 67% y
del 59%, respectivamente. En Ghana y Burundi las reducciones también
han sido significativas.
En aproximadamente dos de cada cinco países, los datos más recientes
disponibles sobre mortalidad infantil tienen más de cinco años. “Sin
mejores datos, millones de niños corren el riesgo de pasar desapercibidos,
y los esfuerzos para reducir la mortalidad se verán obstaculizados por
la incertidumbre y los retrasos, especialmente en los países con mayor
mortalidad, donde los sistemas de datos son más débiles”, indica el
informe.
Según se incide en el análisis, “ahora no es el momento de reducir las
intervenciones probadas que salvan vidas infantiles, sino de fortalecer
los sistemas y plataformas a través de los cuales los niños reciben
estas intervenciones. Dejar morir a estos niños cuando se dispone de los
medios para evitar sus muertes es una violación fundamental de nuestro
deber para la infancia de todo el mundo”.(Fuente: El País. Planeta Futuro, 25 de marzo de 2025)
Estamos hablando del ODS 3: "Garantizar una vida sana y promover el bienestar en todas las edades". Una de las metas a alcanzar antes del año 2030: "Poner fin a las muertes evitables de recién
nacidos y de niños menores de 5 años, logrando que todos los países intenten
reducir la mortalidad neonatal al menos hasta 12 por cada 1.000 nacidos vivos,
y la mortalidad de niños menores de 5 años al menos hasta 25 por cada 1.000
nacidos vivos". ¿Lo conseguiremos?