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miércoles, 8 de diciembre de 2021

Agricultura sostenible y cambio climático

En la Agenda 2030 el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 (“Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición, y promover la agricultura sostenible) y el Objetivo de Desarrollo Sostenible 13 (“adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos”) son dos objetivos íntimamente relacionados. Además, según la FAO, la agricultura está muy relacionada con el ODS 6 (“garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos”), el ODS 8 (“promover el crecimiento económico inclusivo y sostenido, el pleno  empleo productivo y el trabajo decente para todos”, el ODS 12 (“garantizar  modalidades de consumo y producción sostenibles”). Ahora me voy a referir a la relación entre agricultura sostenible y cambio climático.

El cambio climático afecta a la agricultura de diferentes maneras; los impactos se relacionan con el incremento de la temperatura promedio, la modificación del patrón de precipitaciones , el aumento de la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos (sequía, inundaciones, tornados, ciclones, olas de calor), el incremento de la concentración de dióxido de carbono, el deshielo, ...  los cuales influyen en la producción de alimentos y amenazan la seguridad alimentaria.

Los periodos de sequía prolongados, las olas de calor, la reducida disponibilidad de agua y el exceso de precipitaciones disminuyen el rendimiento de los cultivos y afectan a la salud y el bienestar del ganado, y con ello la disponibilidad de alimentos. El cambio climático es una amenaza para la seguridad alimentaria; en particular, para las poblaciones más vulnerables.

Al mismo tiempo, las actividades agrícolas y ganaderas contribuyen al cambio climático a través de las emisiones de gases de efecto invernadero, principalmente de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso.

Sin embargo, la buena gestión de los conocimientos generados por la ciencia del cambio climático podría impulsar la aplicación de estrategias de mitigación y adaotación favorables para reducir las emisiones, maximizar la producción y favorecer el desarrollo de sistemas de producción mejor adaptados al cambio climático.

Y al mismo que tratamos de ser efectivos y hacer los deberes reduciendo la emisión de gases, debemos adaptar la forma en que producimos la nueva realidad. Adatar y minimizar los daños que esta alteración de la temperatura, las lluvias y otros fenómenos están provocando ya.

Adaptar y mitigar. Porque no hay soluciones mágicas y 7.500 millones de personas -subiendo- tienen que comer. Todos los días, lo suficiente. Y procurando que la temperatura media del planeta  no supere los 20 C.

  ¿Cuántos gases emite la agricultura? La cuota de emisiones de gases de efecto invernadero que se le pueden achacar a la producción de comida es nada desdeñable. La agricultura, la ganadería, la explotación de los bosque y el uso de la tierra –ese sector que los expertos llaman AFOLU- suponen prácticamente un cuarto de los gases de efecto invernadero emitidos por el hombre. Hay buen margen para recortar.  Por un lado se pueden reducir las emisiones en el sector. Y, por otro, tanto, como los suelos como los bosques, bien cuidados y manejados, pueden secuestrar y almacenar dentro de sí gases de efecto invernadero, evitando así que contribuyan al calentamiento.  Así que es muy importante, ante las necesidad de tierra de cultivo o cría de animales, proteger los bosques y selvas, plantar más árboles, usar la madera de forma sostenible.

Pero, dentro de este sector, el que más emite es el ganado. A los animales de granja   se les puede achacar el 14,5% de todas las emisiones provocadas por el hombre. El principal señalado es el ganado vacuno, que a través de sus flatulencias (una importante fuente de metano) y sus excrementos, a veces dejados sin tratar y otras usados como estiércol, contribuyen a casi    dos terceras partes de ese 14,5%.

Es importante el cambio de dieta.  Pero todas las predicciones dicen que la demanda de proteínas animales aumentara en las próximas décadas en lugar de disminuir. Y otra pega que tiene esa aproximación es que no tiene en cuenta que 1.000 de los 2.200 millones de pobres del mundo dependen de sus animales para comer o ganarse la vida.

Así que la vía no es la eliminación, sino al eficiencia. Por ejemplo, las emisiones de la industria cárnica pueden disminuirse con pequeñas prácticas como optimizar la calidad del forraje o la gestión de los pastos, entre otras. También hay mucho margen de mejora en el tratamiento de los excrementos.

Hay posibilidades de aminorar el impacto de la ganadería sin dejar de consumir productos animales. Pero lo que sí es inaplazable es recortar en el desperdicio y la perdida de alimentos. Porque tirar un kilo de carne no solo supone perder un kilo de proteína que nadie consumirá. Ese kilo ha supuesto también un gasto de recursos (agua, tierra, forraje,…) y la emisión de gases de efecto invernadero. Todo en balde.

En 2017, el Director General de la FAO apuntaba en el World Government Summit de Dubái: “Sí, si la firma en que producimos alimentos debe cambiar. Eso está claro. Pero también en la forma en que consumimos. No se puede tirar comida”. Ocho de cada 100 partes de gases de efecto invernadero que emitimos son achacables a la comida que se produce pero nunca llega a consumirse. Tanto la de origen animal como a la vegetal.

Limitándonos a la agricultura propiamente dicha, como está haciendo la Unión Europea, prescindir del uso de los fertilizantes minerales o sintéticos, una importante fuente de óxido nitroso, además de disminuir la fertilidad del suelo, debido a la pérdida de su materia orgánica, que ocasiona.

Nota. Para escribir esta “entrada” se han utilizado los libros de la FAO Estado del Planeta, publicados en 2018.

Agricultura sostenible

            Poco a poco iré comentando los distintos Objetivos de Desarrollo Sostenible citados en la Agenda 2030. Ahora me voy a referir a la necesidad de promover una agricultura sostenible.

En la Agenda 203, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 3 establece la necesidad de “poner fin   al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutricio, y promover la agricultura sostenible”. Sin una agricultura (y ganadería) sostenible es imposible “poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y mejorar la nutrición”.

¿Es sostenible nuestra agricultura? Existen muchas razones por las cuales, en un principio,  nuestro sistema agrícola-ganadero no es sostenible. En agricultura,  los fertilizantes minerales provocan, por una parte, una desertificación del suelo agrícola y, por otra, la contaminación de las aguas. En cuanto a la ganadería, esta se lleva a cabo en grandes granjas en donde los excrementos, simplemente, se vierten en el suelo agrícola en grandes cantidades sin haber recibido ningún tipo de tratamiento.

La Unión Europea así lo ha entendido. En una noticia publicada en El País el 13 de diciembre de 2021, ha denunciado a España por “la agricultura industrial y las macrogranjas”. Tanto una como otra tienen un enorme coste medioambiental”. La justicia europea señala que España no ha adoptado  “medidas para evitar ja contaminación de las aguas provocada por los nitratos” causada por  productos que se usan como fertilizantes. La UE estima que “España ha incumplido la directiva de nitratos, de1991”.

“A pesar de algunos avances limitados, España aún debe de tomas medidas adicionales para evitar la eutrofización en todo el país”, señala la UE, en referencia al “proceso en el que la contaminación de las aguas lleva a un crecimiento excesiva de algas, con el consiguiente agotamiento del oxígeno”.

En la noticia se indica que son la agricultura intensiva y las macrogranjas  las que están “provocando desastres ecológicos en lugares como el mar Menor, en Murcia”.

Los datos del informe presentado “indican que la contaminación por nitratos ha aumentado en España un 51,5% desde 2916 hasta 2019, y que la región de Murcia es la comunidad que mayores valores de contaminación por nitratos alcanzó en aguas subterráneas en 2019, seguida de Cataluña”.

En cuanto la ganadería porcina, la ONG Greenpeace es proclive a la producción intensiva “de nefastos efectos contra el medio ambiente”. Los purines de la ganadería emiten cantidades significativas de CH4 y N2O, ambos gases de efecto invernadero, según la ONG “Ecologistas en Acción”. En la noticia se indica: “El número de cerdos, señala la ONG, se incrementó en España un 21,5% entre 2015 y 2020, hasta los 32,8 millones de puercos”.

¿Qué es la agricultura industrial, citada en el título de la noticia? La agricultura industrial es aquella que se centra en la producción a gran escala. Este tipo de agricultura ha sido criticada por ser la que más daño ocasiona al medio ambiente. Los impactos de la agricultura industrial son devastadores para el medio ambiente y las comunidades humanas. Además los alimentos que obtiene deben recorrer grandes distancias antes de llegar al consumidor. Naranjas que han sido obtenidas en Argentina se venden en los mercados españoles.  

Por otra parte, no se trata solo de la contaminación por nitratos tan citada, la Comisión presentó su propuesta en marzo de 2016, como parte del Plan de Acción de la UE para la Economía Circular. Uno de sus principales objetivos es incentivar la producción de fertilizantes a gran escala a partir de materias primas orgánicas o secundarias no importadas, en consonancia con el modelo de economía circular, transformando los residuos en nutrientes para los cultivos. El compostaje y el vermicompostaje (compostaje utilizando lombrices) son los procedimientos utilizados para producir fertilizantes a partir de materias primas orgánicas. Estos son los fertilizantes que se utilizan en la agricultura ecológica. (https://www.consilium.europa.eu/es/press/press-releases/2019/05/21/eu-adopts-new-rules-on-fertilisers/)


miércoles, 1 de diciembre de 2021

Objetivos de Desarrollo Sostenible

 La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible representa “una visión global para las personas, el planeta y la prosperidad a largo plazo”. Como ya se ha indicado, incluye  17 objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), con 169 metas y 230 indicadores.

A continuación,  se indica cuáles son esos Objetivos  de Desarrollo Sostenible (ODS)

Objetivo 1. “Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo”.

Objetivo 2. “Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición, y promover la agricultura sostenible”.

Objetivo 3. “Garantizar una vida sana y promover el bienestar en todas las edades”

Objetivo 4. ”Garantizar  una educación inclusiva, equilibrada y de calidad y promover oportunidades de aprender durante toda la vida para todos”.

Objetivo 5. “Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas kas mujeres y las niñas”.

Objetivo 6. “Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos”.

Objetivo 7. “Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos”.

Objetivo 8. “Promover el crecimiento económico inclusivo y sostenido, el pleno empleo productivo y el trabajo decente para todos”,

Objetivo 9. “Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusivas y fomentar la innovación”.

La infraestructura resiliente es la capacidad de estos sistemas para funcionar y satisfacer las necesidades de los usuarios durante y después de un peligro natural

Objetivo 10. “Reducir la desigualdad en y entre países”.

Objetivo 11, “Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos  sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles”.

Objetivo 12. “Garantizar  modalidades de consumo y producción  sostenibles”

Objetivo 13, “Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos”.

Objetivo 14. “Conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos para el desarrollo sostenible”.

Objetivo 15. “Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar los bosques de forma sostenible, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras, poner fin a la perdida de diversidad biológica”.

Objetivo 16. “Promover sociedades pacificas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles”.

Objetivo 17. “Fortalecer los medios de ejecución y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible”

martes, 30 de noviembre de 2021

Eventos posteriores al Informe Brundtland..

 Tras la presentación del Informe Brundtland, el siguiente acontecimiento internacional significativo fue la Cumbre sobre la Tierra, celebrada en junio de 1992 en Río de Janeiro.  El objetivo principal de la Cumbre era encontrar modos de convertir las buenas intenciones en medidas concretas y de que los gobiernos firmaran acuerdos vinculantes específicos para hacer frente a los grandes problemas ambientales y de desarrollo.

Como ya he dicho “era la primera vez que el vinculaba desarrollo económico y sostenibilidad,  admitiendo con claridad que las tensiones ejercidas sobre el medio ambiente y los modelos de desarrollo económico van unidos y reconociendo que no solo la industrialización tenia efectos negativos en el medio ambiente sino también la pobreza. Desde entonces,  todas las agencias de las Naciones Unidas han mantenido el vínculo entre esos conceptos y lo han convertido en la clave de su trabajo”.

Los resultados se vieron empañados por la negativa de algunos gobiernos a aceptar los calendarios y objetivos para el cambio (por ejemplo para la reducción de emisiones gaseosas que conducen al calentamiento global), a firmar ciertos documentos (había quien opinaba que el Convenio sobre la Diversidad Biológica debilitaba las industrias de biotecnología de los países industrializados), o a aceptar la adopción de medidas vinculantes (como en el caso de los principios forestales).

A pesar de ello, el éxito de la Cumbre fue un importante ejercicio de concienciación a los más altos niveles de la política. Con posterioridad a la Cumbre ningún político relevante podría ignorar los vínculos existentes entre el medio ambiente y el desarrollo. Además, dejó claro que eran necesarios cambios fundamentales para alcanzar un desarrollo sostenible.

En 2002, la Organización de las Naciones Unidas convocó la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible, también conocida como Río+10. Los acuerdos finales acordados en esta Cumbre, que reunió en la ciudad sudafricana de Johannesburgo a representantes de 191 países, incluyeron una Declaración Política, que formula una serie de principios para alcanzar el desarrollo sostenible. Esta Cumbre decepcionó a las organizaciones no gubernamentales que esperaban acuerdos concretos en otros aspectos como el aumento de las fuentes de energía renovables o la lucha contra la pobreza.

La que fue cuarta Cumbre de la Tierra tuvo lugar en junio de 2012 en  Río de Janeiro bajo la denominación de Conferencia de Desarrollo Sostenible Rio 20.

El acuerdo titulado EL FUTURO QUE QUEREMOS contiene medidas claras y prácticas para la implementación del desarrollo sostenible. Entre las numerosas medidas, los Estados Miembros acordaron iniciar un proceso para desarrollar los objetivos de desarrollo sostenible (ODS).

El 25 de septiembre de 2015  la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción a favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia.

Los Estados miembros de la Naciones Unidas aprobaron una resolución en la que reconocen que el mayor desafío del mundo actual es la erradicación de la pobreza y afirman que sin lograrla no puede haber desarrollo sostenible.

La Agenda plantea 17 Objetivos con 169 metas de carácter integrado e indivisible que abarcan las esferas económica, social y ambiental. Estos Objetivos se elaboraron en más de dos años de consultas públicas, interacción con la sociedad civil y negociaciones entre los países.

La Agenda implica un compromiso común y universal, no obstante, puesto que cada país enfrenta retos específicos en su búsqueda del desarrollo sostenible, los Estados tienen soberanía plena sobre su riqueza, recursos y actividad económica, y cada uno fijará sus propias metas nacionales, apegándose a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), dispone el texto aprobado por la Asamblea General.

lunes, 29 de noviembre de 2021

Desarrollo sostenible

 Desde hace muy pocos años  la expresión  “desarrollo sostenible”, se podría decir que está de “moda”,  aunque no todos sanen, exactamente qué significa.  Un desarrollo sostenible es un desarrollo que pretende satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones futuras. Es una alternativa al concepto de desarrollo habitual, haciendo hincapié en la necesidad de reconciliar el bienestar económico, los recursos naturales y la sociedad evitando comprometer la vida de los futuros seres humanos. Es un concepto tan obvio como esencial  para nuestra supervivencia, pero hace apenas cincuenta años ni siquiera existía: el  mundo se movía por otros parámetros: la clave era el crecimiento económico y no importaba como conseguirlo. Sin embargo,  en los años setenta comenzaron a vislumbrarse  los muchos problemas que este planteamiento estaba causando y los efectos que las acciones humanas estaban teniendo sobre la naturaleza.

He dicho los años setenta, pero lo cierto es que algunas personas empezaron a vislumbrarlo bastante antes.  Una de ellas fue es el escritor Miguel Delibes. En su discurso de ingreso en la Real Academia de la Lengua Española, Miguel Delibes advertía sobre la angustia que experimentaba por el futuro de una Tierra sometida a una intensa explotación a causa de las exigencias de la era tecnológica. El discurso que pronunció entones dio lugar a dos libros:  SOS y Un mundo que agoniza. Delibes confiesa que treinta años después, esas preocupaciones suyas por el medio ambiente no habían disminuido, sino al contrario: “el abuso del hombre sobre la naturaleza no solo persiste, sino que se ha exacerbado”: agotamiento de  recursos, contaminación, escasez de agua dulce, desaparición de especies…  Además, nuevos nubarrones, que en los años setenta aun no percibíamos, han aparecido, amenazadores, en el horizonte, especialmente dos: el adelgazamiento de la capa de ozono y el cambio climático.

Indica que, en esas condiciones, aprovechó una visita de su hijo Miguel, unos meses después de haber sido galardonado por el Rey con el Premio Jaume   por sus desvelos ambientales, para hacerle ver su perplejidad.  “Deje caer una serie de preguntas relacionadas entre sí en un tono intrascendente, que seguramente traslucía, sin embargo, ml honda preocupación. Sus respuestas, empero, fueron tan incitantes y prolijas que en poco más de veinte minutos nos habíamos enredado en una conversación, para mi reveladora y apasionante, sobre el futuro de la Tierra. Al final de aquella mañana ya había convencido a Miguel  para extender nuestra charla y tratar, además, de darle publicidad, pues me parece obligado que los habitantes del planeta conocieran la opinión de los científicos sobre la situación por la que éste atraviesa”, comenta.

“Un poco sin plan previo, empezamos a hablar en Sedano mediado junio de 2004, mas nuestras conversación habría que extenderse, con las pausas  naturales, esos pocos días que estuvo en el pueblo”, añade Miguel Delibes, padre.

Y así nació,  firmado por Miguel Delibes y Miguel Delibes de Castro (2005, Club de Lectores), el libro La Tierra Herida ¿Qué mundo heredaran nuestros hijos?”  que citaré en más de una vez.

Sin embargo, “desarrollo sostenible”  se formalizó por primera vez en el documento conocido como Informe Brundtland, un documento de casi 500 páginas que tardó tres años en elaborarse. Escrito con la colaboración de cientos de expertos y presentado en 1987 por la Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo de la ONU, dirigida por la expresidenta noruega Gro Harlem Brundtland, el documento sentó las bases teóricas del desarrollo sostenible. En él se decía: “Vemos la posibilidad de una nueva era de crecimiento económico que ha de fundarse en políticas que sostengan y amplíen la base de recursos del medio ambiente y creemos que este crecimiento  es absolutamente indispensable para aliviar la gran pobreza que sigue acentuándose en buena parte del mundo en desarrollo.  No estamos pronosticando un futuro;  estamos presentando una advertencia –una advertencia urgente basada en los últimos y mejores argumentos científicos- de que ha llegado la hora de tomar las decisiones necesarias para asegurar los recursos que permitan sostener a la presente y futuras generaciones”.

 Estas palabras, extraídas de un informe que sigue siendo inquietantemente actual, sentaron las bases para lo que en 1992 sería la Declaración de Rio sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. Era la primera vez que se vinculaban desarrollo económico y sostenibilidad, admitiendo con claridad que las tensiones ejercidas sobre el medio ambiente y los de desarrollo económico van unidos y reconociendo que  no solo la industrialización tenia efectos negativos en el medio ambiente sino también la pobreza.  Desde entonces, todas las agencias se Naciones Unidas han mantenido el vínculo entre esos conceptos y lo han convertido en la clave de su trabajo.

NOTA. Los dos últimos párrafos están extraídos de libro nuero 9 de la colección El Estado del Planeta, realizada conjuntamente por la Organización de las Naciones Unidas para la  Alimentación y la Agricultura (FAO) y el diario EL Pais sobre los grandes retos de la humanidad en el siglo XXI

sábado, 27 de noviembre de 2021

Precio de la luz

 “La llegada del frio empuja la luz a su semana más cara de la historia”  ¿Por qué?

Según una noticia, publicada en el periódico El País, 26 de noviembre de 2021, existe una estrecha relación entre el precio de la luz y “el encarecimiento del gas natural”. 

La vicepresidenta tercera del Gobierno español y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera,  aseguró  que los precios “astronómicos” de la electricidad obligan al Gobierno a reforzar la protección de los consumidores y a plantearse los límites de un sistema “que claramente necesita mejoras”.  La protección a los consumidores ya se está llevando a cabo, pero no se está mejorando el sistema.

 ¿Qué relación existe  entre el gas natural y el precio de la luz?

En el periódico de indica: “Mientras que el gas natural y los derechos de emisión de dióxido de carbono no alojen, la luz seguirá siendo un quebradero de cabeza para la mayoría de las familias españolas. Y nada parece indicar que ninguno de los dos factores vaya a desaparecer pronto del horizonte energético. El gas natural, que ha cuadruplicado su precio en lo que va de año, depende en gran medida de la voluntad de  terceros países de los que depende el suministró europeo  (Rusia, Argelia Noruega)  y de los pocos de consumo derivados de las condiciones climáticas (el consumo se dispara cuando hace mucho frio o mucho calor). Los expertos creen que, como pronto, habrá que esperar hasta la próxima primavera para ver un abaratamiento consistente y sostenido en el tiempo en el precio de esta energía fósil, con la que se alimentan las centrales de ciclo combinado. […]

También han influido otros factores coyunturales, que se disiparán en las próximas semanas, como la parada de tres de los siete reactores nucleares de los que dispone España”.

¿Cómo nos alumbrábamos cuando no había petróleo, ni gas natural, ni reactores nucleares?  Aprovechábamos la energía que recibíamos del Sol;  teníamos distintos procedimientos para aprovechar la energía, que el Sol nos envía diariamente.

Los términos “crisis de energía” y “carencia de recursos energéticos” no son sinónimos; nuestro planeta contiene gran cantidad de energía, pero hay dificultades, no de orden científico, sino político, para aprovecharla.   Seamos sinceros, a las empresas que trafican con combustibles fósiles, conociendo los graves problemas que plantea el cambio climático, no les interesa aprovechar ninguna alternativa, quieren seguir ganando dinero “pase lo que pase”.

¿A quién compro ya la energía eléctrica que consumo?  A una cooperativa, perteneciente a la economía social y solidaria que transforma la energía solar en energía eléctrica, Som Energía.  Se asustarían si  les dijera el importe mensual de mi factura de la luz.

miércoles, 24 de noviembre de 2021

Semillas. Bien Comun de la Humanidad

 

La Gran Cámara de Recursos de la Oficina Europea de Patentes (OEP) ha confirmado en un dictamen que las plantas y los animales obtenidos exclusivamente por procedimientos esencialmente biológicos no son patentables.  Pone fin así a años de dudas en este ámbito. Sin embargo, algunas organizaciones agrarias han advertido que todavía deben  adaptarse algunas decisiones política para “cubrir las lagunas existentes” de forma definitiva.

Grandes empresas (Monsanto-Bayer,  Heinekem y Carlsnberg ) están aprovechando esas “lagunas” legales que existen en la legislación sobre propiedad intelectual para convertirse en dueñas de todas  semillas, es decir, para patentar semillas.

La sociedad civil, a través de la ONG “Nosotros Movemos Europa”  -ONG de la que he hablado en más de una ocasión-  está intentando que esas grandes empresas se hagan con patentes de semillas. En la carta que me han enviado (19 de noviembre de 2021) me indican que  esas  empresas “están haciendo todo lo posible para convertirse en las dueñas de las semillas y de la naturaleza.  Para evitarlo tomamos las calles de Munich, donde se encuentra el responsable de conceder las patentes sobre las semillas”.

Y añade: “Si toda la comunidad de Movemos Europa une fuerzas, podemos conseguir que la Oficina Europea de Patentes acabe con las lagunas legales que dan cauce a las solicitudes de patentes sobre semillas de grandes empresas”.

Una cosa muy importante es lo que indica “Nosotros Movemos Europa”  acerca de que las empresas quieren convertirse en dueñas de las semillas y de la “naturaleza”, porque las semillas son un Bien Común de la Humanidad y no deben privatizarse para ganar dinero.

En el discurso pronunciado en la Asamblea  General de  Naciones Unidas, celebrada en junio de 2009, hablando de la ética del Bien Común, el conferenciante señalo  que “Los bienes comunes no pueden ser apropiado privadamente por nadie y deben servir a la vida de todos, de las generaciones presentes y de las futuras generaciones y de la comunidad de los demás seres vivientes”.

De un Bien Común de la Humanidad  “nadie y ningún  ser puede ser excluido. Además por su naturaleza, es algo gratuitamente  ofrecido a todos y, por eso, no puede ser objeto  de compra o venta ni ponerse bajo la lógica de la competencia. Por otra parte, debe ser construido por todos sin que por ello deje de ser común”.

“Tenemos todavía que reconocer que el modo de producción que se globalizó en su voracidad industrialista ha, en gran medida, devastado la Tierra y, así mismo, dañado también el Bien Común de la Tierra y de la Humanidad. Es urgente que busquemos otros caminos más humanos y más favorables a la vida: los caminos de la justicia y de la solidaridad que son los caminos que conducen a la paz y a la felicidad”.

Por mi parte, recuerdo que durante siglos los agricultores utilizaban parte de su producción para conseguir semillas con las que iniciar la campaña siguiente. El intercambio de variedades, la propia selección y la compra y venta entre los mismos de simientes mejor adaptadas al terreno han ido adecuando los cultivos y perfeccionando sus labores.

domingo, 21 de noviembre de 2021

Programa Hambre Cero

En el periódico El País del 6 de noviembre de 2021 se publicó una noticia, “Réquiem por el programa de Lula contra la pobreza”, que considero importante comentar por su conexión, entre otros, con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 1 (Poner fin a la  pobreza en todas sus formas en todo el mundo) y con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 (Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible) de la Agenda 2030.

En la citada noticia, se recuerda “el programa contra la pobreza que revolucionó la vida y sacó de la pobreza a millones de personas necesitadas de lo más básico”, un programa promovida  por  Lula da Silva cuando fue presidente de Brasil  y que, ahora, el actual presidente de Brasil, Bolsonaro,  pretende sustituir “por una subvención incierta”.

¿En qué consistía “el Programa Hambre Cero” de Lula?  Para resumir  el Programa Hambre Cero”  he utilizado uno de la libros preparas por la FAO bajo el título “El estado del planeta”,  concretamente el número nueve, principalmente porque “arquitecto del Programa fue el entonces Ministro Especial de Seguridad Alimentaria de Brasil y el actual Director de la FAO, el agrónomo José Graziano da Silva.

“El Programa es un paraguas con numerosas iniciativas de diversa índole local, regional y nacional, y que después fueron robustecidas por el gobierno de la sucesora de Lula, Dilma Roussef, bajo el nombre Brasil sin miseria”.

En el libro de la FAO  se menciona una pequeña población  muy pobre  ubicada en  una tierra agreste y seca cuyos habitantes viven -malviven-  de lo poco que les rinde la agricyltura. Es una tierra tan dura que uno se pregunta por qué alguien ha decidido en algún momento desesperado asentarse allí. Pero lo cierto es que está poblada, bien poblada de gente pobre.

Allí  el trabajo estaba bien fijado. Las mujeres se encargaban de buscar agua: caminaban unos 4 kilómetros cada día para alcanzar unas fuentes naturales en lo alto de una escapada tierra.  Iban en grupos, hacían cola de madrugada ante la única fuente de agua potable en varias de decenas de kilómetros a la redonda y regresaban a sus hogares con el preciado líquido para poder cocinar, lavar y asearse un poco. Mientras tanto, los hombres se aferraban para sacar del campo cualquier cosa que  les permitieran alimentarse, con la ayuda de la tierra y de la lluvia, sobre todo de la segunda, caprichosa y exigua. Los niños jugueteaban entre las chabolas    y, apenas alcanzaban una edad suficiente acompañaban a sus mayores: las niñas a por agua, los niños al campo. Ninguno sabía leer y escribir. Así había sido durante generaciones”. 

Al inicio del año 2003 cuando el nuevo gobierno de Brasil enarbolo la bandera de la reducción del hombre ese pueblo  se convirtió pronto en un laboratorio  de las medidas que el gobierno deseaba implementar: un programa complejo y ambicioso que en algo  más de una década consiguió que el 98 % de los brasileños tuvieran acceso a una alimentación adecuada.

El agua empezó a fluir  por el grifo con normalidad, podían cocinar y ducharse sin tener que caninas hasta la sierra. Las polvorientas calle estaban asfaltadas con sus correspondientes aceras,  los niños y niñas iban al colegio donde recibían tres comidas al día y visitaban cada mes al centro de salud local.  Los padres aprendieron a leer y escribir,  gracias a un curso de educación para adultos.

 La mujer de la casa recibía un tarjeta con la que en el banco le dada mensualmente una determinada cantidad de dinero para comprar alimentos; para recibir ese dinero tenía que confirmar la asistencia de sus hijos a la escuela y certificar la revisión médica mensual. La educación y la sanidad son dos pilares sobre los que Brasil se apoyaba.

Ahora hay ver que hace Bolsonaro.