1. A las afueras del corazón de Mekele (Etiopía), en el 70 Kare IDP center, el mayor campo de refugiados del país, Leterbrhan, de 35 años, sacude un plato con algunas lentejas de un lado al otro. Juega con el sonido mientras pregunta: “¿Qué come Trump? Aquí racionamos las lentejas para hacerlas rendir como si fueran un tesoro”. Leterbrhan tiene una hija de un año. Vive en el campo porque fue desplazada de su hogar a causa de la guerra de Tigray (2020-2022), considerada la más sangrienta del siglo XXI. Pese a la firma del acuerdo de paz, aún hay civiles que viven en campos de desplazados en condiciones precarias. Ahora, también sufren las consecuencias de la suspensión de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), ordenada por el presidente del país, Donald Trump, a principios de 2025.
2. Más del 58% de la población de Etiopía se encuentra en situación de inseguridad alimentaria moderada o grave, de acuerdo con un informe del Programa Mundial de Alimentos. Parte de la población que necesita asistencia humanitaria vive en Tigray. Entre 2021 y 2023, USAID asignó 3.300 millones de dólares (2.900 millones de euros) en ayuda humanitaria para el país.
3. No es la primera vez que Etiopía enfrenta el hambre sin la ayuda de USAID. Tras diferentes auditorías en mayo del año 2023, USAID interrumpió sus actividades relacionadas con la asistencia alimentaria durante cinco meses tras detectar, según afirmó, que la ayuda humanitaria se estaba vendiendo en el mercado local. Las ayudas se retomaron, pero en menor medida. Otro de los lugares afectados por esa pausa, además del 70 Kare IDP center, fue el Haki IDP Center (en la foto), un centro de refugiados que se instaló en lo que había sido la escuela secundaria Haki. Actualmente viven allí 2.250 personas, el 35% de ellos niños. “Desde que Trump asumió el cargo de presidente de los Estados Unidos, tres personas se han ido para embarcarse en rutas migratorias por el miedo, la desesperación y la pérdida de esperanza. Ahora están presos en Libia”, afirma Mehari Abadi, uno de los coordinadores de Haki.
4. Gebreslassie Hailemichal, otro de los coordinadores de Haki IDP center, explica que la cantidad de trigo que recibían disminuyó poco a poco. “En enero, febrero y marzo de 2024 recibimos una bolsa de 15 kilogramos de trigo de USAID por persona. De abril a septiembre la cantidad cambió de 15 a 12 kilogramos por persona. En octubre, noviembre y diciembre nos informaron de que íbamos a recibir 9.200 bir (60,6 euros) por núcleo familiar, pero la realidad es que solo pagaron dos de esos tres meses”, describe. Después, vino la suspensión de USAID. En la fotografía, Genet Araya, de 65 años, en su habitación del Haki IDP center, donde vive desde octubre de 2022, mientras habla del impacto de la parada de USAID en Tigray. “Es muy difícil expresar cómo me siento, cómo nos sentimos. Estamos solos y lo sabemos, lo único que nos queda es rezar a Dios para que nos ayude o simplemente esperar la muerte”, manifiesta Araya.
5. Mebrahtom Belay, responsable de USAID en Tigray, continúa en su oficina para gestionar el remanente de recursos que ya estaban aprobados por la anterior administración estadounidense. “Dejamos de trabajar el 24 de enero de 2025”, dice. “Nuestro gran problema ha sido que el presupuesto se gestiona a nivel nacional y pese a nuestra petición por un cambio en la comunicación, desde Tigray rara vez sabíamos cuál era el que teníamos para la mayoría de campañas”, agrega durante una entrevista informal.
6. Tirhas Teweldemdh, también refugiada en el IDP Haki, sostiene a su pequeña hija en brazos. “¿Por qué [Trump] nos ignora antes de que se implemente al 100% el acuerdo de paz [firmado en Pretoria, Sudáfrica, en 2022]? Él es el más rico del mundo; nosotros, los más pobres. Él juega con nuestra hambre, ¿por qué lo hace? Le diría eso a Trump si pudiera hablar con él”, expresa la mujer de 30 años mientras mece a su bebé. “No tenemos opción, no hay esperanza, lo único que nos queda es esperar a morir”, remata.
7. USAID no solo financiaba programas de seguridad alimentaria. También apoyaba servicios para el sector de la salud, gestión de sus recursos humanos, entrenamiento técnico para trabajadores sanitarios, rehabilitación de infraestructuras públicas, sistema informático para el sector sanitario y equipos médicos, entre otros programas. “El presupuesto para la rehabilitación del 40% de las instalaciones públicas había sido aprobado, pero tristemente ahora ha sido interrumpido”, expresa Mebrahtom Belay, responsable de USAID en Tigray. Uno de los programas que se ha visto gravemente afectado es el de la lucha contra el VIH, una enfermedad que aumentó dramáticamente con la guerra. Según datos proporcionados por la oficina de la Respuesta Oral Multisectorial para la Prevención y el Control del VIH, el 3% de la población de Tigray (de unos 5,5 millones de personas) ha contraído la enfermedad. El 85% de las prostitutas son seropositivas y el 5,5% de la población de los centros de refugiados ha contraído el virus.
8. Según Fissha Brhane, experto de VIH en la oficina de la salud de Tigray, el presupuesto que destinaba USAID para el reparto de preservativos y profilaxis previa a la exposición era de 720.000 dólares anuales, repartidos entre 50.000 adolescentes y prostitutas. Belay explica que aunque en algunos programas -como el del VIH- tenían controles minuciosos, en otros no ocurría lo mismo. Pese a ello, cree que “lo que hizo Trump no es correcto”. “Es verdad que debían existir auditorías más exhaustivas, pero castigar de esta manera a gente inocente por la mala gestión de algunos no es la solución”, agrega.
9. A 163 kilómetros de la capital de Tigray, se encuentra Adwa, una de las ciudades más castigadas por la guerra debido a su cercanía con Eritrea. En uno de sus centros de refugiados, Ngsti, de 75 años, prepara café en el interior de su oscura y fresca habitación bajo la atenta mirada de una amiga que viajó desde Aksum para acompañarla. La anciana no tiene familia, está casi ciega y sorda. Entre sorbo y sorbo de café, se lamenta por la decisión de Donald Trump. “Estamos aquí, señor presidente, nos enfrentamos a muchos problemas a diario. No hemos regresado a nuestros hogares, estamos muriendo de hambre, no tenemos luz, agua ni medicinas. ¿Por qué nos ha retirado su apoyo? Por favor ayúdenos a volver a nuestro hogar”, dice la mujer. (Fuente: El País. Planeta Futuro, 27 de abril de 2025
A continuación, me parece adecuado enviarles la copia de uno de los comentario. "A veces pienso que en realidad hay dos especies humanas en el planeta Tierra. Una que sería el Homo Sapiens, inteligente, capaz de crear obras de arte, creador de remedios contra las enfermedades mediante la investigación, solidario con los pobres, empático con los perseguidos, adalid de las injusticias. Y otra especie, que podríamos llamar Homo Stupidus, que es lo contrario, y en la que evidentemente están Trump, Putin, Jinping, Milei, Netanyahu, Abascal, Ayuso, etc, y por supuesto toda esa horda de seguidores que los mantienen, con nula inteligencia y sin misericordia ante el desfavorecido".
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