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sábado, 5 de julio de 2025

Ayuda al desarrollo

 

¿Cuánto recibe el Sur Global en ayuda al desarrollo y cuánto paga en deuda?

     ¿El caos geopolítico actual se deja notar con fuerza en la ayuda al desarrollo, en forma de los tijeretazos que los países ricos están dando a las partidas destinadas a cooperación. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) prevé que la ayuda al desarrollo caiga entre un 9% y un 17% en 2025 con respecto a 2024, un descenso azuzado por los recortes de cuatro de los principales donantes del mundo: Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y Francia. Mientras, los niveles de deuda del Sur Global alcanzan cifras de récord: 45 países gastan más en hacer frente al pago de sus obligaciones financieras que en sanidad. Mientras, los niveles de deuda del Sur Global alcanzan cifras de récord: 45 países gastan más en hacer frente al pago de sus obligaciones financieras que en sanidad. Los siguientes gráficos ayudan a comprender la asfixiante situación a la que se enfrentan los países pobres, un asunto que abordará la IV Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo ue se celebra hasta el jueves en Sevilla. 

Los ricos maquillan los recortes

     El año 2024 ya llegó con recortes para la ayuda internacional al desarrollo. El mundo invirtió en este asunto cerca de 212.000 millones de dólares, una reducción de más del 7% con respecto al año anterior, según la OCDE

      El gasto militar mundial, por su parte, ascendió a 2,7 billones de dólares en 2024, de acuerdo con el Instituto Internacional de Investigaciones para la Paz de Estocolmo. Es cerca del 2,5% mundial, y más de 12 veces el gasto destinado a cooperación. La diferencia entre ambos, además, va a aumentar considerablemente en los próximos años, dada la tendencia global de recortar en cooperación y aumentar en defensa. La semana pasada los países de la OTAN aprobaron el mayor aumento de la historia del gasto militar, para acercarse al 5% de su PIB. 

     Aun así, algunas las organizaciones que aglutinan a los países ricos insisten en que la ayuda ha crecido en los últimos ejercicios. Pero esta afirmación tiene alguna trampa: tres, concretamente.

La contabilidad se vuelve creativa… 

     La distribución de la ayuda al desarrollo de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) ha sufrido una transformación desde la pandemia de covid. La postura oficial de la treintena de países ue forman parte del Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la OCDE es que entre 2019 y 2023 se produjo un incremento de casi el 34% de la ayuda al desarrollo. Pero el desglose de esa ayuda evidencia que en realidad ha disminuido, según los cálculos de la ONG ONE Campaign.

     Y es que en los fondos destinados a esa ayuda al desarrollo se incluye parte de las ayudas emitidas tras la covid, que se ha llevado un 10% del total entre 2020 y 2023. También se contabilizan los flujos de caja derivados de la invasión rusa de Ucrania, con ayudas directas a este país y apoyos a los Estados que han acogido refugiados ucranios.

     Si se excluyen estos conceptos, entre 2019 y 2023 la ayuda al desarrollo se ha reducido en un 2%, según los cálculos de ONE.

… y las promesas no se cumplen 

      Los países ricos se comprometieron en los años setenta del siglo pasado a aportar un 0,7% de su producto nacional bruto a la ayuda al desarrollo. Cinco décadas después, casi nadie cumple esa meta: solo Noruega, Luxemburgo, Suecia y Dinamarca. Estos cuatro países juntos apenas aportan 14.000 millones de dólares. Alemania, que en ejercicios anteriores había alcanzado el 0,7%, en las cuentas de 2024 se ha quedado corta por muy poco. España destina el 0,24% de su PIB a cooperación, un porcentaje que la deja a la cola de Europa; aunque es uno de los pocos países que no prevé recortes y que se ha propuesto llegar al 0,7% en 2030.

La deuda del Sur Global está en máximos

     El mayor lastre de los países más pobres del mundo se encuentra, sin embargo, en el pago de la deuda. Los países en desarrollo tienen suscrita apenas un tercio de la deuda externa global (31 billones de dólares de los más de 100 que deben todos los países del mundo según los cálculos de la Unctad, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo). 

     Para hacer frente a ese deuda, los países en desarrollo han gastado en 2024 unos 921.000 millones de dólares. En 2023 (datos más recientes), el Sur Global pagó 25.000 millones de dólares más por sus obligaciones financieras —devolución del monto principal e intereses— que lo recibido en nuevos préstamos.

     La situación, además , se está complicando para los países menos acaudalados: la deuda pública de los Estados en vías de desarrollo lleva 15 años creciendo mucho más rápido en proporción que la de los países ricos.  Fuente: El País. Planets Futuro 30 de junio de 2025 

En el planeta Tierra ha países ricos y países pobres. ¿Por qué son pobres los países pobres? Por culpa de los países ricos, que les han robado todos sus recursos. 

 

 

 

miércoles, 2 de julio de 2025

Menos cooperación

      La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) prevé que la ayuda internacional al desarrollo caiga entre un 9% y un 17% en 2025 con respeto a 2024, un descenso azuzado por los recortes de los principales donantes del mundo: Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania y Francia. Mientras, los niveles de deuda del Sur Global alcanzan cifras de récord:  45 países gastan más en hacer frente al pago de sus obligaciones financieras que en sanidad.  El gasto militar mundial, según el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, supone más de 12 veces el gasto destinado a cooperación. 

     1.- El golpe a USAID  Al empezar 2025, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, cortó de raíz la mayoría de los fondos destinados a la agencia pública USAID, el mayor donante de ayuda al desarrollo del mundo.

     2.- Trampas en la estadística, Las organizaciones que aglutinan a los países ricos insisten en que ayuda crece. El Comité de Ayuda al Desarrollo(CAD) sostiene  que entre 2019 y 2023 se produjo un incremento de casi el 34%. Pero en estos fondos se incluye, por ejemplo, una parte de las ayudas por la covid, que se ha llevado un 10% del total entre 2020 y 2023. También se contabilizan los flujos de caja derivados de la invasión rusa de Ucrania, con ayudas a este país y a los Estados que han acogido a refugiados ucranianos. Si se excluyen estos conceptos, entre 2019 y 2023 la ayuda al desarrollo se redujo en un 2%, según la ONG ONE Campaign.

     3.- Promesas incumplidas.   Los países ricos se comprometieron en los años setenta de siglo pasado a aportar un 0,7% de su PIB a la ayuda al desarrollo. Cinco décadas después, casi nadie cumple esa meta: solo Noruega, Luxemburgo, Suecia, y Dinamarca. España destina el 0,24%, un porcentaje que la deja a la cola de Europa, aunque es uno de los pocos países que no prevé recortes.

     4.- La deuda, en máximos. El mayor lastre de los países más pobres se encuentra, en todo caso, en el pago de la deuda, En 2023 el Sur Global pagó 25.000 millones más por sus obligaciones financieras - devolución del monto  principal de la deuda e intereses- que lo ha recibido en nuevos préstamos.

     El aumento de los pagos de intereses está asfixiando los presupuestos, obligando a los gobiernos a elegir ente pagar a los acreedores o financiar servicios esenciales. Cerca de 3.400 millones de personas en el mundo, o dos de cada cinco,  viven en países que gastan más en el pago de intereses de deuda que en educación o sanidad. Y 61 países de todo el mundo pagan en intereses más de 10% de sus presupuestos.  (Fuente: El País, 30 de junio de 2025)

    Mis comentarios son los mismos que en casos anteriores. Son muy escasos los ciudadanos que son verdaderos seres humanos dotados de empatía, solidaridad,....  


 

Crítica. Conferencia de la ONU en Sevilla

     Las ONG critican la poca "ambición" de las medidas pactadas en la Conferencia de Sevilla. 

     El Compromiso de Sevilla -el documento que recoge el resultado de las negociaciones- no cumple, según las ONG, con las expectativas de los países del Sur Global. En el Foro de la Sociedad Civil, un acto paralelo en el que participaron más de 1.500 personas de organizaciones sociales, los debates se han centrado en los asuntos que, a su juicio, el Compromiso de Sevilla obvia. "No cumplen con las expectativas de la sociedad civil, ni con el nivel de ambición  que creemos necesario en un  tiempo tan convulso". Así  resume Carlos Botella, coordinador de la Oxfam Intermón para America Latina y vocal de la Coordinadora de Organizaciones para el Desarrollo. La  principales decepciones se centran en materia de cooperación al desarrollo y el limitado avance en la reforma de la arquitectura de la deuda.

     La ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) descendió un 9% en 2024 y seguirá recortándose en 2025, de acuerdo a los anuncios de distintos países, no dolo Estados Unidos. "Esto ya está teniendo un impacto", subraya Botella.

     Para frenar el desmantelamiento de la AOD, el economista considera clave  conferencias como la que arranca hoy, Botella apunta a las iniciativas SPA (Sevilla Platform for Action, en sus siglas en ingles), que son ámbitos de compromisos a los pueden llegar grupos de países y organizaciones en torno a un tema específico, como destinar el 0,7% del PIB a ayuda al desarrollo, un compromiso que se sigue sin alcanzar no solo de la sociedad civil sino de los países deudores y se ha quedado muy corto porque la UE, Reino Unido y otros países acreedores han ido vaciando la propuesta", coincide Lolanda Fresnillo, de la Red Europea sobre Deuda y Desarrollo.

      La sociedad civil cuestiona la preponderancia que siguen teniendo los miembros del G-20, de la OCDE o entidades como el FMI o el Banco Mundial. 

     Pese a la crítica, subyace un poso de optimismo: el mero hecho de que se celebre la cumbre.  "Naciones Unidas no tiene el rol de  liderazgo que desearíamos, pero sigue teniendo un papel como coordinador", apunta Botella. "Después de Sevilla seguiremos trabajando",  afirma. (Fuente: El País, 30 de junio de 2025)

      Un claro ejemplo de que en el planeta Tierra en que vivimos existe dos tipos de especie humana. Pienso que Botella (por poner solo un ejemplo) es un ejemplo de verdadero ser humano. En el mundo en que nos encontramos necesitamos que existan muchos mas seres realmente humano

martes, 1 de julio de 2025

La cumbre de la ONU en Sevilla

     Hay dos maneras de acudir hoy (30 de junio) a la IV Conferencia de Financiación para el Desarrollo que la ONU celebra en Sevilla, festejando como una victoria que más se medio centenar de líderes mundiales apuesten por el multiralismo, mires al Sur Global e intenten fijas bases para la maltrecha financiación al desarrollo en un mundo de conflictos, recortes y aumento del gasto militar; o lamentando que la declaración final sea tibia, no responda a cuestiones urgentes y pueda tener escaso impacto, ya que Estados Unidos, el mayor donante del mundo,es el gran ausente de la reunión.

     El Compromiso de Sevilla es el documento adoptado por consenso con vistas a la cumbre que comenzó ayer con reuniones preparatorias y  entra de lleno en materia  hoy.  El documento que está previsto que se adopte formalmente hoy "es un texto poco ambicioso, que no a poner fin a la desigualdad y la pobreza, pero es también un compromiso político de alto nivel a favor del multilteralismo y en contra de la consigna "gane el más fuerte" predicada actualmente por Estados Unidos.

     Mohammned, Sevilla va a "enviar un poderoso mensaje al mundo de que, a pesar de los persistentes vientos en contra, la cooperación internacional está logrando avances y hay una esperanza renovada en mantener viva la promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). con los que el mundo se comprometió para 2030, dijo en estos días a la prensa.

     En el documento de Sevilla se hace una radiografía de las grandes asignaturas pendientes para lograr un mundo más justo:  reestructuración de la deuda, financiación de la lucha contra la emergencia climática, los porcentajes deseables de ayuda al desarrollo, el papel del sector privado, la transformación de un sistema de cooperación obsoleto, muy fragmentado y por tanto ineficaz o la transformacion del sistema fiscal, por citas algunos ejemplos.

     Según la ONU, dos tercios de los países de renta baja corren un alto riesgo de sufrir una crisis de deuda o ya la han sufrido, y los crecientes costes del servicio de deuda. que en Estados de renta baja superan el 50% de sus ingresos, están impidiendo inversiones vitales en educación, sanidad y resiliencia climática. Pero a la vez, el texto abre por primera vez, como pedían los países africanos, a regular en el marco de la ONU las cuestiones de deuda.

     El compromiso de Sevilla incluye en el párrafo 50(f) la noción de una negoción multilateral ("un proceso intergubernamental en Naciones Unidas"), lo que supone una novedad y un logro del Sur Global, aunque sin acciones concretas.

     Además, en esta conferencia también se aprobará la Plataforma de Sevilla para la acción, una iniciativa de Pedro Sánchez y secretario general de la ONU, António Guterres, a través de la cual países y otros actores pueden lanzar iniciativas conjuntas. Se han recibido ya decenas de propuestas.

     Aunque todos los países duplicaran los fondos públicos que dedican a cooperación, solo se cubrirían el 10% de los cuatro billones anuales necesarios para terminar con la pobreza extrema, el hambre y las enfermedades evitables. En el Compromiso de Sevilla se indica que la participación del sector privado es imprescindible para cerrar la brecha de financiación y que "la actividad empresarial, la inversión y a innovación del sector privado son los principales impulsores del desarrollo sostenible".

     En otra parte del Compromiso de Sevilla se insiste en que "se agota el tiempo para hacer frente a los efectos adversos del cambio climático"  (Fuente: El País, 30 de junio de 2025) 

 

 

 

domingo, 29 de junio de 2025

¿LLegará el mundo a ser un lugar decente?

      Hay momentos en los que uno se pregunta si es posible ponerle freno a este vertiginoso avance de las crisis que afectan a la mayoría de la humanidad, a esta barbarie impúdica que cercena la vida, incluso de quienes apenas la han comenzado. Hay momentos en los que uno se pregunta cómo es posible que, habiendo como hay tal cantidad de dinero en el mundo, haya criaturas que no puedan ir a la escuela, personas que mueren en busca de una vida digna y pueblos enteros castigados sin descanso con violencia, con bombardeos, con el hambre como arma de guerra,

      Pero también hay momentos de oportunidad. Momentos en los que muchas personas se unen y se hacen esas mismas preguntas, y piensan, y construyen, y proponen medidas, cambios y compromisos que, si se cumplieran, conseguirían cambiar esa tendencia global que está ahogando la vida y las reglas comunes que la protegen. Cambios que conseguirían avanzar en la construcción de un mundo amable y justo para todos los seres que lo habitan.

     Uno de esos momentos es aquí y es ahora. Sevilla acoge a finales de junio la IV Conferencia de Financiación para el Desarrollo. Un nombre largo y algo frío, pero cargado de consecuencias porque es posible que esta conferencia sea la última oportunidad para adoptar decisiones políticas que nos permitan alcanzar los objetivos acordados en la Agenda 2030 y, así, garantizar los derechos humanos, la protección del planeta, el cuidado del presente y del futuro. 

     La conferencia de Sevilla debería ser el espacio en el que decidir si se sigue sosteniendo un sistema que perpetúa las injusticias y premia a los de siempre o si, de una vez por todas, escuchamos a la decencia y apostamos por un mundo sin desigualdades extremas. O, como decía la canción, un mundo más humano, menos raro. 

Sentido común y humano

     Representantes políticos de todo el planeta acudirán a este encuentro que no debería ser una cita más de las muchas que llenan sus agendas; un momento en el que eludir de nuevo compromisos y dedicarse a palmear la espalda de los poderosos. No debería ser eso, no podemos permitirlo. Vivimos un momento demasiado complejo como para dejar que esta oportunidad pase de largo.

     Miles de organizaciones de todo el planeta exigimos que el dinero público no financie armas, sino escuelas, hospitales, entornos saludables y cultura de paz

     Esta conferencia se celebró por primera vez en Montrrrey en 2002,  impulsada, en gran medida, por el descontento de los países del sur por las injusticias históricas y estructurales que siempre han lastrado, y siguen lastrando, su desarrollo. Organizaciones sociales de todo el mundo nos sumamos a esta propuesta y desde hace más de dos décadas nos preguntamos cómo es posible que la economía y las finanzas alimenten de forma impúdica las infladas arcas de los poderosos a costa de la mayoría. Pero también llevamos todo este tiempo construyendo propuestas que demuestran que hay otros modelos y que defender la vida no es ingenuo ni utópico, sino puro sentido común y humano, ya que se trata del bien de todos y todas. menten de forma impúdica las infladas arcas de los poderosos a costa de la mayoría. Pero también llevamos todo este tiempo construyendo propuestas que demuestran que hay otros modelos y que alimenten de forma impúdica las infladas arcas de los poderosos a costa de la mayoría. Pero también llevamos todo este tiempo construyendo propuestas que demuestran que hay otros modelos y que defender la vida no es ingenuo ni utópico, sino puro sentido común y humano, ya que se trata del bien de todos y todas. 

      No es casual que se convoque ahora y tampoco lo es que el escenario sea Sevilla. La última vez que se celebró  fue en Adis Abeba en 2015. Desde entonces hasta hoy el escenario internacional ha cambiado mucho. Toca reformular y renovar los acuerdos que entonces se tomaron y que no acabaron de cumplirse. Y toca hacerlo además en un país europeo: por la necesidad de adoptar decisiones que garanticen una justicia que repare los daños causados y para materializar los deberes de los países del Norte con los del Sur. 

 Dinero hay, ¿habrá voluntad política?

     No pedimos milagros. Es lo mínimo. Porque mientras en 2024, el gasto militar superó los 2,7 billones de dólares (2,3 billones de euros) y se destinaron 7 billones a subvencionar combustibles fósiless, los compromisos de ayuda al desarrollo siguen sin cumplirse y millones de personas no tienen acceso a alimentos, agua potable, educación o cuidados básicos. La brecha de financiación para cumplir la Agenda 2030 se acerca a 4 billones de dólares al año.

      Las propuestas  están sobre la mesa, detalladas con rigor y humanidad. Hacemos un llamado a las y los representantes políticos que acudirán a Sevilla: en su mano está dejar pasar esta oportunidad o, por el contrario, aprovecharla para asegurar el respeto de la vida en todas sus formas. Por nuestra parte seguiremos a disposición y trabajando por ello. Nos jugamos el presente y el futuro; están en juego las reglas que nos hemos dado para ordenar el mundo y la propia supervivencia de la democracia. La buena noticia es que ideas nos sobran, ahora solo hay que llevarlas a la práctica de manera clara y firme. La humanidad y la decencia lo agradecerán.

     (Fuente: El País. Planeta Futuro, 19 de junio de 2o25) Este artículo ha sido escrito por Carlos Botella, vocal de Organizaciones  para el Desarrollo,

sábado, 28 de junio de 2025

Pasar hambre para pagar las deudas

      Hace cuarenta años, en plena crisis de la deuda africana, el entonces presidente de Tanzania, Julius Nyerere  planteó a los acreedores de su país una pregunta cruda: “¿De verdad debemos dejar que nuestro pueblo pase hambre para poder pagar nuestras deudas?“ No obtuvo la respuesta que esperaba. En lugar de reducir la deuda de África, los gobiernos occidentales recortaron sus presupuestos de cooperación, condenando al continente a una década perdida de pobreza y hambre cada vez más profundas. 

      La “pregunta de Nyerere” se cierne como un nubarrón sobre la cumbre de las Naciones Unidas para la financiación del desarrollo, que se celebra la próxima semana en Sevilla. La deuda ha resurgido como un poderoso freno al desarrollo humano. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que 35 de los 68 países de bajos ingresos se encuentran en situación de sobreendeudamiento o en riesgo de incurrir en él. Con los presupuestos de la ayuda en caída libre, los gobiernos de los países más pobres del mundo se ven una vez más obligados a elegir entre pagar a sus acreedores o invertir en la salud, la educación y la nutrición de los niños. 

     Los Estados africanos tienen previsto dedicar este año cerca de 76.000 millones de euros al servicio de su deuda. Eso es más de su gasto acumulado en salud, nutrición y educación básica. Y ocurre en una región donde una de cada cinco personas convive con la dura realidad del hambre y 237 millones de niños crecen en condiciones de pobreza extrema. El pago de la deuda está desplazando las inversiones públicas necesarias para combatir la malnutrición, mejorar la salud materno-infantil y hacer frente a una crisis educativa que amenaza la prosperidad de la región a largo plazo.   El pago de la deuda está desplazando las inversiones públicas necesarias para combatir la malnutrición, mejorar la salud materno-infantil y hacer frente a una crisis educativa que amenaza la prosperidad de la región a largo plazo. 

     Eso es más de su gasto acumulado en salud, nutrición y educación básica

      Han pasado veinte años desde que la Iniciativa para los Países Pobres Altamente Endeudados (HIPC, por sus siglas en inglés) pusiera fin a la crisis de deuda que preocupaba a Julius Nyerere. Entonces, ¿por qué estamos viviendo este “día de la marmota”? Tras la HIPC, muchos gobiernos se endeudaron fuertemente en los mercados de bonos soberanos, aprovechando el auge de las materias primas y los bajos tipos de interés. El endurecimiento de las condiciones monetarias, el aumento de los tipos de interés y la desaceleración del crecimiento económico global tras la pandemia sumieron a un país tras otro en la crisis, al dispararse las obligaciones del servicio de la deuda. 

      La falta de un plan integral de alivio de la deuda agravó la crisis. Si bien la HIPC cubría las deudas contraídas con el FMI, el Banco Mundial y los acreedores bilaterales, no existe un marco para reducir las deudas comerciales con los tenedores de bonos soberanos, que ahora representan más del 40% de los pagos del servicio de la deuda africana; ni con China, actualmente el mayor prestamista bilateral de África. 

      En un intento desesperado por evitar el impago, los gobiernos se han visto obligados a refinanciar la deuda mediante la emisión de nuevos bonos que conllevan una elevada prima de riesgo. El pasado mes de junio, Kenia emitió 2.000 millones de dólares (1.730 millones de euros) en nuevos bonos para pagar las deudas que vencían a un tipo de interés del 10 %. El reembolso de esos bonos requerirá un largo período de austeridad y recortes aún más profundos en los presupuestos de salud y educación. Otros países ―como Etiopía, Zambia y Ghana― han incumplido sus pagos y atraviesan un doloroso proceso de reestructuración de la deuda. 

      El Marco Común del G20 sigue siendo lo más parecido que tenemos a un acuerdo multilateral de alivio de la deuda. Pero, en palabras de un reciente informe del think tank ODI Global, ofrece “demasiado poco, demasiado tarde”.  Zambia tardó casi cuatro años en conseguir un acuerdo de reestructuración de la deuda, ya que los acreedores del país —principalmente tenedores de bonos privados y China— discutían sobre sus respectivas reclamaciones. Mientras tanto, el gasto público se redujo en una quinta parte. 

      La reducción de la deuda es un componente esencial de cualquier estrategia de financiación asequible y en la escala necesaria para acelerar el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible de 2030. Convertir las obligaciones actuales de servicio de la deuda en inversiones para las generaciones futuras transformaría la vida de millones de personas. Hay un precedente: la Iniciativa HIPC condonó más de 100.000 millones de dólares (86.700 millones de euros) de deuda, la mayor parte de ella contraída con el FMI y el Banco Mundial, lo que permitió a los gobiernos invertir un 4% adicional de la renta nacional en gastos relacionados con la pobreza. 

      Convertir las obligaciones actuales de servicio de la deuda en inversiones para las generaciones futuras transformaría la vida de millones de personas

     Los canjes de deuda también pueden desempeñar un papel importante. Se trata de acuerdos en virtud de los cuales los acreedores conceden un alivio de la deuda a cambio del compromiso del gobierno de invertir la totalidad o parte del ahorro en determinadas prioridades. 

     La reducción de la deuda comercial puede requerir una ingeniería financiera compleja. El acuerdo típico consiste en una combinación de organismos acreedores que proporcionan garantías para nuevas emisiones de bonos a tipos de interés más bajos, lo que permite a los gobiernos «recomprar» la deuda con altos intereses y ahorrar dinero. En los últimos años, los canjes de deuda comercial a gran escala han estado dominados por la conservación marina en países como Ecuador y Barbados. 

      El Banco Mundial ha replicado ahora ese modelo, pero reduciendo su complejidad. Utilizando sus propias garantías, ha permitido a Costa de Marfill emitir nuevos bonos y recomprar deuda con altos intereses. El dinero ahorrado, alrededor de 52 millones de euros al año, se destinará a educación. 

      En el caso de la deuda bilateral con agencias de cooperación, los mecanismos de canje son de una sencillez que desarma. España ha sido pionera en este sentido. Su programa Debt2Health ha condonado deudas para financiar el Fondo Mundial de Lucha contra el VIH/SIDA, la Malaria y la Tuberculosis. Otros donantes, como Italia y Alemania, han financiado canjes de deuda por alimentos a través del Programa Mundial de Alimentos. 

     A pesar de recortar los programas de ayuda, los donantes podrían alcanzar acuerdos de canje de deuda más ambiciosos. Para ello será necesario revisar las normas de la OCDE, que limitan el alcance de los canjes de deuda con organismos de cooperación bilateral. También será necesario un compromiso para resolver los problemas asociados a estas operaciones, como demuestra el caso de Somalia. El Gobierno de ese país quiere utilizar un canje de deuda con España  para ayudar a financiar un programa  Connacional de alimentación escolar que podría transformar la vida de millones de personas. Según las prácticas de canje de deuda de España, el Tesoro puede cancelar directamente el 60% de las deudas de ayuda bilateral, pero el país deudor debe financiar el resto —en este caso, 16 millones de dólares (14 millones de euros)— a través de un fondo fiduciario especial. Somalia carece de los fondos necesarios, lo que ha frenado los avances, pero el FMI y el Banco Mundial disponen de un mecanismo  que podría hacer el pago, desbloqueando fondos que transformarían la vida de muchos niños en Somalia. Sin duda hay obstáculos difíciles que despejar, pero “simplemente háganlo” sería una buena pauta de actuación.

     Debería haber una única respuesta a la “pregunta de Nyerere”. Permitir que las reclamaciones de los acreedores privados roben a una generación de niños su salud, educación y esperanza es moralmente indefendible y económicamente miope. Sugiere que hay algo podrido en la gobernanza económica mundial y es hora de detener esta podredumbre. 

      Este trabajo, publicado en El País, Planeta Futuro el 24 de junio de 2025, ha sido escrito por  Kevin Watkins es profesor visitante en el Instituto Firoz Lalji para África, London School of Economics. Mohamed Abdiweli Ahmed lidera la investigación e incidencia de la Iniciativa de Finanzas Sostenibles.

viernes, 27 de junio de 2025

Desarrollo sostenible para todos

     Este mes en Sevilla se celebrará una reunión de dirigentes  con una misión de rescate: mejorar la forma en que el mundo invierte en el desarrollo sostenible. 

      Lo que está en juego no podría ser más importante: 10 años después de que se aprobaran los Objetivos de Desarrollo Sostenible y se asumieran muchos compromisos mundiales para financiarlos, dos tercios de las metas están lejos de alcanzarse. Y el mundo se está quedando corto: cada año, faltan más de 4 billones de dólares en recursos que los países en desarrollo necesitan para que se hagan realidad esos compromisos de aquí a 2030.

      Debe aprobarse un plan ambicioso y respaldado por el mundo entero para invertir en los Objetivos de Desarrollo Sostenible

      Debemos cambiar de rumbo. Y ese cambio comienza en la Cuarta Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo que se celebrará en Sevilla, donde debe aprobarse un plan ambicioso y respaldado por el mundo entero para invertir en los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

     Este plan debe abarcar tres elementos esenciales: En primer lugar, la Conferencia de Sevilla tiene que contribuir a que los recursos fluyan más deprisa hacia los países que más los necesitan. Con rapidez. 

      Al mismo tiempo, la economía mundial se ralentiza, aumentan las tensiones comerciales, se reduce el presupuesto destinado a la ayuda al desarrollo, mientras el gasto militar se dispara, y la cooperación internacional se ve sometida a una presión sin precedentes.

     La crisis del desarrollo mundial no es algo abstracto. Se mide en familias que se acuestan con hambre, niños y niñas sin vacunar, chicas obligadas a abandonar sus estudios y comunidades enteras privadas de servicios básicos. 

      Los países deben tomar las riendas y movilizar recursos nacionales, mejorando la recaudación de ingresos y combatiendo la evasión de impuestos, el blanqueo de dinero y los flujos financieros ilícitos mediante la cooperación internacional. De esta forma, se obtendrían unos recursos muy necesarios para priorizar el gasto en aquellos ámbitos que más repercusión tienen, como la educación, la atención de la salud, el empleo, la protección social, la seguridad alimentaria y la energía renovable. 

      Al mismo tiempo, los bancos nacionales, regionales y multilaterales de desarrollo tienen que unir fuerzas para financiar inversiones de gran calado.

     A fin de respaldar ese esfuerzo, la capacidad de préstamo de estos bancos debe triplicarse, para que los países en desarrollo puedan acceder más fácilmente al capital en condiciones asequibles y con plazos más largos. 

      Este plan debe abarcar tres elementos esenciales: En primer lugar, la Conferencia de Sevilla tiene que contribuir a que los recursos fluyan más deprisa hacia los países que más los necesitan. Con rapidez.

      Los países deben tomar las riendas y movilizar recursos nacionales, mejorando la recaudación de ingresos y combatiendo la evasión de impuestos, el blanqueo de dinero y los flujos financieros ilícitos mediante la cooperación internacional. De esta forma, se obtendrían unos recursos muy necesarios para priorizar el gasto en aquellos ámbitos que más repercusión tienen, como la educación, la atención de la salud, el empleo, la protección social, la seguridad alimentaria y la energía renovable. 

     Al mismo tiempo, los bancos nacionales, regionales y multilaterales de desarrollo tienen que unir fuerzas para financiar inversiones de gran calado.

     A fin de respaldar ese esfuerzo, la capacidad de préstamo de estos bancos debe triplicarse, para que los países en desarrollo puedan acceder más fácilmente al capital en condiciones asequibles y con plazos más largos. 

     Este mayor acceso debe abarcar la recanalización de activos de reserva incondicionales —o derechos especiales de giro— hacia los países en desarrollo, preferiblemente a través de bancos multilaterales de desarrollo para multiplicar su efecto.

     La inversión privada también es fundamental. Es posible desbloquear recursos facilitando el apoyo del de la financiación privada a proyectos de desarrollo financiables y promoviendo soluciones que mitiguen el riesgo cambiario y combinen la financiación pública y privada de forma más eficaz. A lo largo de todo el proceso, los donantes deben cumplir sus promesas en materia de desarrollo. 

      En segundo lugar, debemos reparar el sistema mundial de deuda. Es injusto y está roto. El actual sistema de préstamo es insostenible y los países en desarrollo confían poco en él, lo cual resulta fácil de entender. El servicio de la deuda es una apisonadora que destruye los logros del desarrollo, a un ritmo de más de 1,4 billones de dólares al año. Muchos gobiernos se ven obligados a gastar más en el pago de deuda que en servicios esenciales como la salud y la educación combinadas.

      De la Conferencia de Sevilla deben salir medidas concretas para reducir los costos de endeudamiento, facilitar la reestructuración oportuna de la deuda de los países que arrastran cargas insostenibles y, ante todo, prevenir las crisis de la deuda. 

     La  reunión de Sevilla no tiene que ver con la caridad. Tiene que ver con la justicia y con la construcción de un futuro en el que los países puedan salir adelante

     Antes de la Conferencia, distintos países han presentado propuestas para aliviar la carga de la deuda de los países en desarrollo, por ejemplo: hacer que sea más fácil pausar el servicio de la deuda en situaciones de emergencia; crear un único registro de la deuda para fomentar la transparencia; y mejorar el modo en que el FMI, el Banco Mundial y las agencias de calificación crediticia evalúan el riesgo en los países en desarrollo. 

      Gracias a nuevos compromisos y medidas mundiales, la Conferencia de Sevilla puede servir de impulso para recobrar la esperanza en la cooperación internacional y hacer realidad el desarrollo sostenible para las personas y el planeta.

     En Sevilla, los dirigentes deben unir fuerzas para lograr que esta misión de rescate sea un éxito. (Fuente: El País. Planeta Futuro. 25 de junio de 2025. Autor: António Guterres, secretario general de Naciones Unidas.