Según sus autores, en esa búsqueda de alternativas recorrieron una decena de países, desde Europa hasta India pasando por Estados Unidos. Entre otras cosas, encontraron que, en Detroit (Estados Unidos), en las zonas abandonadas por la crisis industrial y financiera que golpeó muy severamente esta ciudad, se desarrollan cultivos ecológicos (en Estados Unidos, los denominan "cultivos orgánicos"); que, en Francia, un horticultor que prescinde de máquinas para no gastar gasolina, logra resdimientos muy buenos; que en San Francisco, los desechos orgánicos se transforman en compost para los viticultores de California; etcétera.
También entraron en contacto con personas como Jeremy Rifkin (uno de los pensadores sociales más célebres de nuestra época, citado muchas veces en este blog) y un ex Relator Especial de Naciones Unidas sobre el Derecho a la Alimentación, Olivier de Schutter. Ambos coincidieron en afirmar que nuestro modelo de producción de bienes y servicios es insostenible, causa contaminación, desigualdad y termina con los recursos naturales.
La solución que se presenta en este documental, cuyo contenido abarca temas de agricultura, democracia, economía, energía y educación, reside en pasar a una economía local, más humana y autosuficiente en energía. Actualmente, para producir una caloría que comemos, son necesarias diez calorías de energía fósil. ¿Qué necesidad tenemos de traer, por ejemplo, kiwis de Nueva Zelanda? Para nuestro sistema económico, consumiendo kiwis de Nueva Zelanda, contribuimos al crecimiento económico de ese país,... no a su desarrollo humano.
Me parece muy importante señalar que este documental ha sido financiado a través de una plataforma de crowdfunding (micromecenazgo). El objetivo era conseguir 200.000 euros en dos meses y los consiguieron en tres días. En dos meses tenían 450.000 euros.
Para compensar las emisiones debidas a sus viajes, calcularon que debían plantar 547 árboles, pero, al final, plantaron 5.000.
Otra cosa, a mi juicio, también muy importante. El uso de monedas locales o alternativas. Sobre todo, permiten evitar la marcha del dinero a los paraísos fiscales. He leído que el alcalde de Bristol recibe el cien por cien de su salario en moneda local; con esa moneda se pagan, por ejemplo, los tickets del transporte público, la factura de la luz o parte de los impuestos.
NOTAS. 1. En Internet se pueden encontrar muchas referencias a este documental que en 2015 recibió, en Francia, el premio César.
2. En un periódico (El País, del 11 de marzo) ha aparecido una noticia titulada "10.000 millones al año para cumplir [España] el acuerdo del clima".
2 comentarios:
En cuanto se despierten las conciencias hay que obrar, es decir, dar la espalda a este sistema asesino, no se le puede llamar de otra manera.
Estoy de acuerdo contigo en que hay que despertar conciencias y empezar a trabajar.
Gracias por tu aportación. Un saludo
Publicar un comentario