Surgieron entonces los "préstamos entre iguales": plataformas que a través de Internet ponían en contacto a quienes necesitaban un préstamo con quienes podían colaborar en su concesión. Pronto estos mecanismos en red se convirtieron en una muy popular alternativa a los bancos tradicionales. Es el fenómeno llamado micromecenazgo o microfinanciación (crowdfunding en inglés).
Cuando una persona o un colectivo tienen un proyecto, lo exponen en red a través de una "plataforma". Esta plataforma se encarga de recaudar el dinero necesario para hacer realidad ese proyecto. Se fija una fecha límite para la recaudación, si no se logra la cantidad necesaria antes de que finalice el plazo, el o los solicitantes no reciben nada. En cierto sentido, el sistema sirve para calificar la bondad del proyecto.
Las diversas plataformas de micromecenazgo ofrecen distintas formas de compensación. Los microinversores pueden aportar a fondo perdido o bien recibir de la persona que ha recibido el préstamo productos o servicios por un valor comparable a la cantidad aportada cuando el proyecto esté en marcha, también se puede prestar el dinero con bajos intereses o invertir en el proyecto a cambio de acciones.
Miles de proyectos que se quedaban en un cajón, anidando en la cabeza en la cabeza de un soñador, a la puerta de un banco que no otorgaba la financiación necesaria, encuentran ahora un camino.
En la prensa (El País Semanal, 30 de noviembre de 2016), he leído que un ingeniero de profesión, diseñó a los 22 años un tipo de baldosa que recoge la energía cinética para transformarla en vatios; su idea se hizo realidad cuando en una ronda de crowdfunding recaudó 2.700 millones de euros. Ahora hay 200 instalaciones en marcha por todo el mundo. En 2009, contaba con 4 empleados; ahora son 40. Es solo un ejemplo.
El micromecenazgo desempeña una importante función de apoyo a pequeñas empresas y proyectos que nunca conseguirían ser financiadas por las tradicionales entidades bancarias. Es la historia de innovadores que a través de este medio convierten en realidad ideas asombrosas. Se considera que el micromecenazgo online es uno de los movimientos más transformadores del último decenio.
Los entusiastas del micromecenazgo destacan que lo importante no es el dinero. Disfrutan ayudando a lograr sueños y están convencidos de que sus pequeñas aportaciones son importantes y que realmente cuentan para construir un mundo mejor.
España es uno de los países de Europa donde menos uso se hace del "préstamo entre iguales, pero es un fenómeno que se encuentra en auge. Hay en nuestro país instalaciones para la generación de energías renovables que son propiedad de pequeñas empresas que funcionan gracias a este tipo de financiación. (Esta práctica está muy extendida en Alemania). En una campaña de micromecenazgo por un nuevo diario, El Español, promovida por Pedro J. Ramírez, ex director de El Mundo, se han recaudado 3.600.000 euros. (www.universocrowdfunding.com)
Hablé del crowdfunding en abril de 2012. Entonces mencioné un plataforma, Verkami, creada en el año 2000; el mismo año nació Lanzanos que acepta donaciones a partir de 1 euro, Goteo empezó a funcionar en 2011. Ahora son muchas más.
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