Diego López Garrido, vicepresidente ejecutivo de la
Fundación Alternativas, Francisco Ros, ingeniero de telecomunicaciones, Vicente
Salas, profesor en la Universidad de Zaragoza, e Ignacio Santillana, economista,
son autores de un artículo (El País,
26 de noviembre de 2019), Las empresas se colocan al lado de la
sociedad, que empieza señalando que “se ha llegado al convencimiento de que
el modelo de empresa precisa un reforma”. Parece que esa reforma está
relacionada con la declaración que, como indiqué en la “entrada” de fecha 12 de diciembre de 2019, había hecho Business
Roundtable: sustituía “el criterio de
maximización del beneficio para la toma de decisiones empresariales”, por otro
que tuviera en cuenta el bienestar de todos los grupos de interés. Los autores del artículo Las empresas se colocan al lado de la sociedad señalan que esa
declaración se produjo poco después de que la British Academy hiciera público
el documento Reforming Business for the
21st Century. A Framework for the future of the Corporation, fruto de una
iniciativa colectiva de 31 académicos de las ciencias sociales y humanas, bajo
la dirección del profesor de Oxford, Colin Mayer, con el propósito de “redefinir
las empresas del siglo XXI y construir confianza entre las empresas y la
sociedad”.
Por otra parte, la Directiva
2014/95/UE del Parlamento Europeo y del
Consejo, transpuesta en España por la Ley 11/2018 de 28 de diciembre (Ley de
Información no Financiera y de Diversidad), “revela lo que, a juicio de las
autoridades y representantes políticos comunitarios, debe ser la buena praxis
de transparencia y rendición de cuentas en la relación empresa-sociedad”, es decir, pone de manifiesto la necesidad de
“resucitar” el Pacto Global de Naciones
Unidas, que mencioné en la “entrada” de fecha 21 de enero de 2020. Solo así es posible, con una adecuada responsabilidad social corporativa (RSC), es posible
una “gestión de la transición hacia una
economía mundial sostenible que combine la rentabilidad a largo plazo con la
justicia social y la protección del medio ambiente”.
En el artículo, se indica que los autores junto con la Fundación
Alternativas se proponen contribuir a ese análisis y a la generación de
propuestas de reforma de la empresa, desde las siguientes premisas:
1.- Deslindar
los conceptos de mercado y capitalismo. Según ellos, existen
razones dar más importancia a las empresas no capitalistas. Entiendo por
empresas no capitalistas a las cooperativas y empresas sociales.
2.- Recuperar
el papel del Estado en la corrección de los fallos del mercado. Los Estados
nacionales deben recuperar su función perdida
como consecuencia de los lobbies empresariales y por la ausencia de una autoridad supranacional con fuerza para defender intereses
globales, por ejemplo, la imposibilidad de castigar los ecocidios.
3.- Recuperar
la disciplina de la competencia. “Para
que la autorregulación, que rige tanto en la Directiva 2014/95/UE, como en la
Ley 11/2018, sea sensible a las demandas del entorno es imprescindible que la información no financiera se publique
de forma fácil de conocer y procesar”.
4.- Redefinir
la responsabilidad social de las empresas. Las empresas deben colaborar en
la construcción de un mundo mejor.
5.- Responsabilidad
ante un cambio tecnológico acelerado y
disruptivo. La capacidad de comunicación
y de procesamiento, el funcionamiento en red, la disponibilidad de
datos, la inteligencia artificial y el blockchain,
entre otros, abren muchas incógnitas
alrededor de los beneficios y costes sociales derivados de los usos de
la innovación tecnológica en las decisiones empresariales, principalmente, principalmente,
donde las economías en red, presionan hacia la concentración.
Desde mi punto de vista es responsabilidad de los
ciudadanos obligar a que los Estados y las empresas contribuyan al cumplimento
de los Objetivos de Desarrollo Sostenible,
algo imprescindible para dejar a las generaciones futuras un
planeta habitable.
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