Al reciente congreso de la Sociedad Americana de Oncología Médica (ASCO) que tuvo lugar en Chicago asistió, como presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEAM) y del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam), el jefe de oncología del hospital Gregorio Marañón de Madrid, Miguel Martín.
En la información periodística relacionada con ese acontecimiento, se indica que este especialista ha indicado que, dados los avances que se están produciendo en oncología -la oncología pasa de estudiar la célula a concentrarse en los genes. Las mutaciones y los procesos bioquímicos son las claves para decidir los nuevos tratamientos- "en poco tiempo no vamos a poder pagar los tratamientos."
¿Por qué "no vamos a poder pagar los tratamientos"? Se da la circunstancia de que el hospital Gregorio Marañón de Madrid es un hospital público y las sociedades españolas citadas son entidades sin ánimo de lucro, que se sustentan mediante donaciones. Tengo entendido que, en la actualidad, las empresas compran las patentes obtenidas por estos grupos de investigación y fijan los precios de los correspondientes medicamentos. En resumen, los ciudadanos pagan los investigaciones y las empresas venden a los ciudadanos los resultados de esas investigaciones en forma de medicamentos a precios que ellas fijan. Incomprensible, de locura.
En Reino Unido, la institución dedicada a evaluar los tratamientos ((NICE, todo un referente mundial) rechaza la financiación pública de muchas novedades). Discrepo de la actuación de NICE. A mi juicio, la financiación debe ser pública, sobre todo cuando esas novedades son debidas a investigaciones realizadas en centros públicos y, en segundo lugar, porque la salud es un derecho humano que todo gobierno está obligado a proporcionar a todos sus ciudadanos, en igualdad de condiciones. En caso contrario, como hace NICE, es considerar los medicamentos como una mercancía, a la ue solo pueden acceder las personas que gozan de suficiente poder adquisitivo.
En su libro La sociedad de coste marginal cero (2014:174), Jeremy Rifkin dice: "Muchos economistas partidarios del mercado que se oponen a las subvenciones estatales, hacen la vista gorda ante el hecho de que las empresas privadas consideradas de servicio público y que gozan de una posición casi de monopolio, sean precisamente las más subvencionadas con dinero de los contribuyentes."
El oncólogo Miguel Martín, ya citado, opina que, ante el precio de los nuevos fármacos, solo se ve una solución: cambiar la forma de actuar conjuntamente de "los cuatro actores: laboratorios, Administración, pacientes y médicos", teniendo en cuenta, añado yo, que la salud es un derecho humano que no se puede negar a nadie.
2 comentarios:
Una y otra vez aparece el mismo proceso de privatización que en la prática no es mas que el saqueo de lo que a todos pertenece.
Un saludo
Es urgente que los ciudadanos abandonen su pasividad y empiecen a ser sujetos activos, defendiendo lo que pertenece va todos.
Un saludo
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