En este blog, las entradas correspondientes a los días 8, 10 y 15 de abril del año 2013 las dediqué a hablar de los siguientes temas: Sabiduría de las multitudes; ¿Cuándo una decisión colectiva es más sabía que una individual?; y Democracia y sabiduría de las multitudes. Lo recuerdo ahora porque bajo el nombre de “asambleas ciudadanas” algunos gobiernos, por distintos motivos, han empezado a recurrir a la sabiduría de las multitudes en busca de las mejores estrategias contra el cambio climático.
El 28 de junio de 2020, el periódico El País publicó una noticia titulada “Ciudadanos elegidos por sorteo para buscar soluciones al cambio climático”. “Una asamblea ciudadana elegida al azar en Francia acaba de presentar sus propuestas contra el calentamiento del planeta, una iniciativa también puesta en marcha en Suecia o el Reino Unido que el Gobierno de Pedro Sánchez se comprometió llevar a cabo en España”.
En 2014 en Suecia surgió lo que se llamó Parlamento Popular por el Clima que desde entonces hace llegar propuestas contra el cambio climático al Gobierno del país; propuestas procedentes desde un movimiento desde abajo liderado por organizaciones ambientalistas y personas preocupadas por estas cuestiones. En cambio, en el Reino Unido y en Francia se ha organizado desde los poderes públicos, y con una especie de lotería ciudadana para seleccionar a un grupo de personas representativo de la sociedad. Solo en este último caso se está utilizando la “sabiduría de las multitudes” para buscar soluciones al cambio climático. El azar juntó a muy diversos perfiles de toda Francia, con realidades muy distintas, a los que no se les pidió tener ningún conocimiento de climatología, economía o cualquier otro ámbito fueron los elegidos para hablar sobre cómo lograr los drásticos recortes de emisiones que se requieren para evitar que el planeta siga calentándose y que tanto pueden influir en las vidas de todos. “Ha sido una gran idea hacer esta asamblea, se puede poner en tela de juicio que hayamos sido escogidos por sorteo, pues no somos especialistas, pero después de haber escuchado y debatido con profesionales, expertos y científicos nos damos cuenta de que sí podemos sacar algo positivo para reducir las emisiones”, destaca uno de los participantes, en principio muy reacio a participar y ahora un convencido de la responsabilidad humana en el cambio climático después de escuchar a varios climatólogos en la primera sesión de la convención. La primera reunión de un proceso que con la pandemia se ha alargado nueve meses y que acaba de terminar justo ahora.
En una entrevista a la politóloga Arentxa Mendiharat (Bayona, Francia, 1972), con ocasión de la publicación de su libro La democracia es posible. Sorteo cívico y deliberación para rescatar el poder de la ciudadanía (Consonni), publicada en el periódico El País del 12 de octubre de 2020, se le pregunta qué es el sorteo cívico. “El sorteo cívico –contesta- consiste en reunir a un grupo de personas al azar, sin tener en cuenta sus conocimientos, para que lleguen a decisiones comunes en asuntos de gran relevancia para todos. Se trata de un modelo de la Grecia antigua que se está recuperando cada vez más”.
En la entrevista, esa politóloga afirma estar de acuerdo con la importancia de los expertos y del conocimiento científico, pero indica que aunque ”los expertos son fundamentales, la cuestión es quien tiene acceso a ellos”. Sin embargo, en un sorteo puede ser elegida cualquier persona que “tenga luego acceso directo a estos expertos”. Y añade: “Cuando hablamos de expertos no nos referimos solo a los académicos como se entiende desde la élites, sino también a expertos de la sociedad civil, pues hay mucho conocimiento en la calle”. Además, “grupos de personas diversas en su manera de ver el mundo, toman mejores decisiones que grupos homogéneos de expertos y expertas. Personas elegidas por sorteo que tienen acceso a conocimiento por un tiempo determinado y a técnicas de deliberación”.
“Todas las personas somos capaces de tomar decisiones de políticas públicas mientras estemos informadas y tengamos tiempo y recursos para deliberar”. “Estamos programados para ser colectivamente inteligentes”, afirma, junto con Arentxa Mendiharat, el periodista americano James Surowiecki, en su libro Cien mejor que uno. La sabiduría de la multitud o por qué la mayoría es más inteligente que la minoría.
No cabe duda de que una buena gestión de la sabiduría de las multitudes puede permitir la creación de una democracia participativa que sustituya a la actual democracia representativa, que tantos problemas está creando.
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