Suena la sirena del colegio y el alumnado se encamina hacia las aulas. Antes de entrar en los pasillos, los estudiantes sacan sus móviles de los bolsillos en una escena que ya es parte de la cotidianidad. Nadie consulta los últimos wasaps, ni el último reel viral. Simplemente, los apagan o los ponen en modo silencio y los introducen en una funda especial. En fila. señalan el dispositivo con un mecanismo magnético y continúan su rata hacia los pupitres. A partir de ese momento, el teléfono queda bloqueado hasta el final de la jornada. Se trata de la última medida adoptada por un colegio vizcaíno para frenar distracciones y garantizar la atención plena. Al sonar la campana, el ritual se repite s la inversa, poniendo fin a una particular desconexión digital.
El sistema se llama Yondr y está presente en centros escolares de 35 países. Claret Askatza es el centro centro que lo aplica en España, tras haberlo hecho un colegio británico en Canarias. La medida afecta a los cerca de 1.100 alumnos y alumnas de Secundaria y Bachillerato, de entre 12 y 18 años. "La funda de neopreno queda guardada en la mochila y no se abre hasta la salida en los puntos habilitados para para ello". aclara Nagores Bilbao, la directora del centro concertado. "Llevamos un par de de semanas con ello y la valoración es muy positiva".
El colegio, ubicado en Leioa (Bizkaia, 31.200 habitantes), apoya su decisión en estudios recientes que alertan sobre el uso descontrolado de los móviles entre adolescentes y sus efectos en la socialización y el aprendizaje. A juicio de Bilbao, el teléfono es una distracción "constante" y colegio quiere que el alumnado esté centrado "en lo que toca: aprender, relacionarse y comunicarse cara a cara". (Fuente: El País, 22 de septiembre de 2025)
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