Ahora bien, si somos seres empáticos cómo se explica que, ante el conocimiento y la visión de hombres, mujeres y niños viviendo en campos de refugiados, helados de frío, haciendo cola a veinte grados bajo cero, no se haga nada. ¿Por qué no se movilizan las "neuronas espejo", las nuestras y las de nuestros gobernantes?
Según los expertos, todo se debe a que a lo largo del tiempo, la cultura filtra e influye en el modo en que la empatía se expresa: cuando existe una manipulación, consciente y masiva de las élites, se vuelve cada vez más difícil que se exprese nuestra naturaleza empática. Y, desde hace unos años, tiene lugar esa manipulación consciente y masiva.
La globalización ha impuesto en el mundo un determinado modelo económico:
la cultura de mercado se ha convertido en la única cultura. Nuestro
sistema económico-social pretende ignorar nuestra empatía desde el
momento en que se nos asimila al modelo sociológico de la elección
racional, que nos hace creer que el comportamiento humano responde a un previo cálculo de costes/beneficios.
Amartya Sen, Premio Nobel de Economía, en el libro titulado Los tontos racionales. Una crítica sobre los fundamentos conductivistas de la teoría económica, sostiene que los principios del ser humano, que responde a un previo cálculo de costes/beneficios, son los de ·un imbécil social, un tonto sin sentimientos, un ente ficticio sin moral, dignidad, inquietudes, ni compromisos".
El modelo sociológico de elección racional pasa por alto los componentes de altruismo, empatía y solidaridad. Desde pequeño se nos educa y entretiene para evitar que nos enteremos o que sintamos el dolor de los demás. La aceptación de nuestra naturaleza empática supone una amenaza directa a los intereses de las élites. Sin embargo, en el siglo XXI, es difícil "hipnotizar" a los ciudadanos. La Humanidad ha alcanzado su estado de madurez. Se dice que el siglo XXI será el siglo de los ciudadanos o no será.
Estudiosos de distintas ramas del saber indican que la actual crisis no ha sido una sencilla crisis financiera, sino una crisis sistémica, formada por tres crisis que se refuerzan mutuamente: crisis financiera, crisis ecológica y crisis de valores; esta última relacionada con la necesidad de recuperar nuestra empatía. Para empezar, tenemos que, como indica Jorge M. Reverté en "Humillados" (El País. 3 de enero de 2017), dedicar "alguna energía cada día exigir que el partido al que vota ponga en marcha medidas que sirvan para mejorar la situación de esa gente, o que fuerce a los Gobiernos a que lo hagan."
Es unánime la opinión de que solo podremos sobrevivir si ampliamos nuestra empatía hasta incluir todos los seres humanos.
Estudiosos de distintas ramas del saber indican que la actual crisis no ha sido una sencilla crisis financiera, sino una crisis sistémica, formada por tres crisis que se refuerzan mutuamente: crisis financiera, crisis ecológica y crisis de valores; esta última relacionada con la necesidad de recuperar nuestra empatía. Para empezar, tenemos que, como indica Jorge M. Reverté en "Humillados" (El País. 3 de enero de 2017), dedicar "alguna energía cada día exigir que el partido al que vota ponga en marcha medidas que sirvan para mejorar la situación de esa gente, o que fuerce a los Gobiernos a que lo hagan."
Es unánime la opinión de que solo podremos sobrevivir si ampliamos nuestra empatía hasta incluir todos los seres humanos.
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