El número de niños y niñas en
situación de pobreza debería ser el mejor parámetro para medir la calidad de
los políticos de un país. Como dice Gonzalo Fanjul, activista contra la
pobreza, premio de la FAO en 2012, “si tuviéramos que atender a las declaraciones de nuestros representantes políticos, la
pobreza infantil será en España una historia del pasado”. Sin embargo, tras unos años de legislaturas,
quienes se comprometieron con la infancia en sus programas electorales, no han
sido capaces de encontrar un acuerdo para cumplir sus promesas.
En el proyecto de Presupuestos
Generales, quizá porque hay partidos que son muy reticentes a conceder una baza
electoral importante y no les ha gustado la creación por el partido en el Gobierno del
Alto Comisionado contra la Pobreza Infantil fue derrotada en el Parlamento la
propuesta del Gobierno que doblaba la dotación destinada a las situaciones de pobreza severa, lo que
podría haber sacado del pozo a más de 80.000 niños.
En El País del 19 de febrero de 2019, Gonzalo Fanjul, escribió: “La
pobreza infantil y sus implicaciones constituyen lo más parecido a una
emergencia nacional. Una emergencia arrastrada durante demasiado tiempo y cuyas
magnitudes son generacionales. De acuerdo con los datos oficiales, casi 2,4
millones de niños en nuestro país –el 28% de los menores- viven en la pobreza,
con recursos por debajo del 60% de la media nacional de ingresos. De estos,
630.00 se encuentran en situación de pobreza extrema. […] todas las tablas de la OCDE y la UE sitúan a
España en el vagón de cola”.
La infancia de nuestro país es el
colectivo que más está sufriendo las consecuencias de la crisis económica y de
los recortes en las ayudas sociales. La pobreza infantil tiene muchas caras: la
de la infravivienda (la vergüenza de los niños que no traen amigos a casa), la de la mala alimentación (más
oportunidades de ser obesos, los alimentos procesados, suelen ser más baratos),
insuficiente y mala alimentación que provoca déficit de atención escolar, así
como problemas en el desarrollo cognitivo.
“Erradicar la pobreza
infantil implica actuar en todo los
frentes con políticas específicas. Cambiar esta situación está en manos de
nuestros políticos”. ¿Han pensado nuestros políticos en la cantidad de talento
que se pierde? ¿Se han preguntado dónde
estarían de haber nacido en el seno de una familia con pocos recursos
económicos? ¿Dónde la sabiduría y la falta de empatía?
Es cuestión de justicia social.
La justicia social está basada en la equidad y es imprescindible para que los
individuos puedan desarrollar su máximo potencial.
Pensando en el Alto Comisionado creado por
Pedro Sánchez para implicarse en la Agenda 2030 de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible de Naciones Unidas he buscado qué objetivos están relacionados con
la pobreza infantil. He aquí los Objetivos que he encontrado en la web de
UNICEF, “Infancia y ODS”:
Objetivo 1. Poner fin a la
pobreza en todas sus formas en todo el mundo.
Objetivo 3. Garantizar una vida
sana y promover el bienestar en todas las edades.
Objetivo 4. Garantizar una
educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de
aprendizaje durante toda la vida para todos.
Es una lástima que nuestros
políticos, preocupados por otras cuestiones no relacionadas con los problemas
que afectan a los ciudadanos a los que dicen representar, no hayan empezado a
recorrer la senda que lleva a un “desarrollo sostenible”.
UNICEF Comité Español y la Organización No Gubernamental (ONG) Oxfam Intermon destacan en la página web de esta última lo mucho que queda por hacer en España en la aplicación de la Agenda 2030.
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