¿Cuál es la misión de los bancos? Para quien consiga
ahorrar algo de dinero, lo deposite en el banco
y éste se lo preste a los clientes que necesiten un crédito. Lógico. Así
funcionaba el sistema. Pero parece que eso ha cambiado. Si no estoy confundida,
ahora el ahorrador que deposita su dinero en el banco en lugar de recibir
intereses, debe remunerar al banco, es
decir, paga por prestar dinero, es la era de los tipos de interees netativos. Según explica Joaquín Estefanía (El País, 30 de junio de 2019), que en la era de los tipos de interés
negativos nos encontramos con bancos centrales que aplican una remuneración negativa a los depósitos que en ellos deja la banca
privada: con Gobiernos y empresas que emiten
deuda dinero a quien la adquiere o con entidades financieras que cobran a sus
clientes en lugar de remunerarles por sus depósitos. No es de extrañar que el presidente de la
Asociación Española de Banca, José María Roldán, haya dicho: “Los tipos de interés
negativos son un contradiós. ¿Qué es un tipo de interés? Es una remuneración al
ahorro. ¿Y que es ahorro? Es la renuncia a consumir hoy para consumir mañana. Y
con los tipos negativos penalizamos el ahorro en un momento de envejecimiento
de la población, lo que es muy paradójico”.
Entiendo que de lo que se trata es de alentar el
consumo, activar la economía. Decisión que pone de manifiesto una gran
ignorancia acerca de las características del planeta Tierra, “nave espacial” en
la que vivimos.
El planeta Tierra es un sistema cerrado, puede
intercambiar con el exterior energía (por ejemplo, energía solar) pero ningún
tipo de material (por ejemplo, residuos).
Hace años que distintos grupos de expertos han
señalado la urgente necesidad de cambiar de manera de pensar. Uno de ellos es
el Club de Roma. El
En 1072, se publicó en la revista The Ecologist un “Manifiesto para la supervivencia, un verdadero programa para frenar la carreta
hacia el caos ecológico, al que se adhirieron cerca de cuarenta destacados
científicos británicos de, prácticamente, todas las ramas del saber (biólogos, zoólogos,
geógrafos, genetistas, economistas y bacteriólogos), varios de ellos
galardonados con el Premio Nobel. En España, este trabajo apareció traducido en
forma de libro en el que se indican una serie de medidas a adoptar para impedir
el suicidio de la Humanidad. La comunidad científica internacional lleva años
señalando los riesgos que para la Humanidad tiene nuestro actual modo de vida.
Conferencia de Naciones Unidas sobre el Desarrollo
Sostenible. El desarrollo sostenible es uno capaz de satisfacer las
“necesidades de la generación presente
sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para sus propias
necesidades”.
El 25 de septiembre de 2015, los 193 miembros de
Naciones unidas aprobaron la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que
incluye 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Diseña un plan para el
futuro y establece la necesidad de un cambio de rumbo hacia un mundo sostenible.
Alguien dirá que urge que los dirigentes políticos
tomen conciencia de los graves problemas con que se enfrenta, en estos
momentos, la Humanidad, pero pasa el tiempo y, prácticamente, no hacen nada. Están
preocupados por otras cosas, como construir vallas y muros en las fronteras
entre países y atender a las exigencias de las grandes empresas multinacionales
o transnacionales.
Son los ciudadanos lo que han empezado a llevar a
cambio ese necesario cambio económico y
cultural alternativo, a pesar de los obstáculos que ponen las actuales élites.
No soy economista y puede que no haya sido capaz de
adivinar todas las consecuencias de unos tipos de interés negativos, pero no
acepto que se hable de activar la economía, una economía cuyo principal objetivo
es el crecimiento económico y que lleva a una creciente desigualdad entre unos
y otros ciudadanos, todos seres humanos.
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