No se pueden alcanzar el recorte de
emisiones exigido para hacer frente al cambio climático –Acuerdo de París- , si no
se cuenta con el apoyo de las empresas, sobre todo, de las grandes empresas multinacionales.
Se entiende por Responsabilidad Social de
la Empresa (RSE) al conjunto de comportamientos éticos de una empresa
relacionados con sus impactos sociales, medioambientales, laborales y de
derechos humanos. Una empresa socialmente responsable debe contar con gestores
que, sin descuidar la búsqueda de beneficios económicos, tengan en cuenta el
futuro a medio o largo plazo, es decir, se preocupen por el planeta que van a
dejar en herencia a sus hijos y nietos.
La prensa (El País, 24 de septiembre de 2019) cita a Lise Kingo, consejera
delegada de. Pacto Mundial de la ONU (Global Compact) que, en un evento
paralelo a la cumbre del clima, “pidió ayer a los emprendedores que se
conviertan en activistas”. El periodista, autor del texto, dice: “El 90% de las
grandes compañías que integra esta iniciativa entiende que el desarrollo
sostenible es clave para su futuro. Pero solo el 20% cree que hace un buen
trabajo”.
¿Qué es el Global Compact? Como tantas
otras cosas, la RSE no surgió de forma espontánea. Sus antecedentes se pueden
situar en el Pacto Mundial, presentado a las empresas en 1999 por el entonces
secretario general de la ONU, Kofi Annan. Este pacto pretendía que las empresas
se sintieran obligadas, entre otras cosas, a favorecer el medio ambiente.
El sociólogo, Jean Ziegler, ex Relator
Especial de las Naciones Unidas para la Alimentación, en su libro El imperio de la vergüenza (Santillana Ediciones
Generales, 2006:264) explica que los dirigentes de las empresas firmaron ese pacto,
pero nada más; y lo hicieron porque las empresas que firmasen tendrían derecho
a hacer constar su adhesión a él en todos sus folletos y documentos
publicitarios, en definitiva, apropiarse
del logotipo de las Naciones Unidas. Ziegler comenta que, en vista de que
después del pacto, todo seguía igual, Kofi Annan, una vez más bajo la presión
de las ONG, presentó una propuesta
de creación de un mecanismo de control que, en ese momento, fue rechazado; las
empresas piden que la RSE sea algo voluntario.
Según las autoras del libro La dimensión ética de la responsabilidad social, Begoña
Arrieta Heras y Cristina de la Cruz Ayuso (Publicaciones de la Universidad de
Deusto, 2005:70), “Los directivos de empresa tienen el deber de aumentar su cuenta
de resultados, pero no deberían olvidar que es también un deber contribuir al
progreso y a la mejora de las condiciones sociales. No en vano su empresa y
ellos mismos forman parte de la sociedad y se sirven de ella”.
Sin embargo, en estos momentos ¿cuántas
empresas han cometidos crímenes medioambientales? ¿cuántas iniciaron el
deterioro de la Amazonia? ¿cuántas son
responsables de las muertes de activistas que denuncian sus malas prácticas? ¿cuántas
no han encontrado obstáculos a la hora de infectar todo tipo de suelos y aguas?
No obstante, la situación es tan grave que es de esperar el renacer del Pacto
Mundial de la ONU (Global Compact) para que las grandes empresas
multinacionales cooperen en la transformación hacia una economía sin carbono.
Según el periódico, hay grandes
corporaciones que empiezan a tomar posiciones para limitar el calentamiento
global a 1,5 grados por encima del nivel preindustrial. Es el pilar clave del
Acuerdo de París. Asimismo apuestan por ser libres de emisiones para 2050. Es
un primer movimiento que anima”, afirma Guterres, “pero es necesario que muchas
más compañías se sumen”. Es Responsabilidad
Social de la Empresa, lo mismo que son responsables los ciudadanos, los
gobiernos y las instituciones élites del sistema económico.
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