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sábado, 5 de octubre de 2019

Cierre de la empresa Thomas Cook


En el periódico El País del 4 de octubre se publicó una noticia titulada “El Gobierno destina 300 millones a paliar el cierre de Thomas Cook”. Thomas Cook, es una touroperadora, de cuya quiebra se llevaba unos días hablándose.  
Según esa noticia, “El Gobierno aprobara el próximo martes de octubre  un real decreto ley con 13 medidas de choque, por valor de unos 300 millones de euros, para apoyar a los afectados (empresas, autónomos y trabajadores) por la quiebra del touroperador británico Thomas Cook. Entre las medidas figura una rebaja de tasas aeroportuarias para los vuelos a Canarias y Baleares, bonificaciones a las cotizaciones a la Seguridad Social, aplazamientos de impuestos, líneas de crédito por 200 millones y medidas para facilitar la recolocación de los que pierdan el empleo”.
Esa noticia me ha recordado la crisis financiera de 2008. En ese caso, se echó la culpa a los ciudadanos, intentando eludir algunas reflexiones muy necesarias sobre los errores cometidos por las entidades financieras. Pero no fueron estas las que tuvieron que pagar las consecuencias del desastre, sino los ciudadanos. Si no estoy confundida, entonces se dijo, entonces, que lo que había sucedido era una consecuencia normal de la ausencia de control de los flujos de capitales y la consiguiente especulación salvaje.
Ahora el problema es la quiebra de una gran empresa privada.  El Estado ha decidido aplicar unas medidas por valor de 300 millones de euros, procedentes del presupuesto público, dinero muy necesario, por ejemplo, para solucionar el problema de la pobreza infantil, la sanidad, la educación, etc.
El caso es que leyendo noticas anteriores, he encontrado que, en el mismo periódico, se había publicado el 25 de septiembre, una noticia que llevaba por título “Los ejecutivos de Thomas Cook cobraron 40 millones en bonus antes del descalabro del touroperador”.
“El gigante turístico Thomas Cook se ha desmoronada, el Gobierno del Reino Unido intenta a duras penas repatriar a cerca de  150.000 turistas abandonados por todo el mundo  y las arcas públicas deberán hacer frente a una operación de rescate que puede superar los cien millones de euros. Y a nadie ha pasado desapercibido que los ejecutivos de la compañía se embolsaron bonus millonarios gracias a sus agresivas estrategias comerciales y a métodos contables cuya honestidad está puesta en duda. […] Tres de los altos cargos que han estado al frente de la compañía en los últimos 12 años se han embolsado casi 40 millones de euros, según se ha conocido ahora”.
“Durante años, los directivos de la compañía se embolsaron complementos salariales a pesar de los crecientes temores surgidos en los últimos años de que el gigante del turismo se dirigía hacia la quiebra. Manny Fontela-Novoa, quien puso en marcha un proceso de expansión que dejó en la compañía un agujero de deuda de más de 1000 millones, se embolsó en cuatro años más de 17 millones en bonus extra”.
La noticia termina diciendo: “La oposición laborista, a través de su portavoz económico, John McDonnell, ha exigido este martes la devolución de todos esos pagos. El Gobierno del Reino Unido ha puesto en marcha una investigación exprés de las cuentas del gigante del turismo. Y la Autoridad Financiera del país, junto con la Comisión de Economía del Parlamento, anunciaron que están estudiando abrir una investigación completa, en la que situarían el foco no solo en los pagos a sus ejecutivos sino en la labor de las dos auditoras que controlaron la empresa. “Deben responder a cuestiones muy serias, sobre sus prácticas contables, su política de retribuciones y sobre la estrategia financiera de la compañía”, advirtió la diputada Rachel Reeves, miembro de la Comisión de Comercio del Parlamento”.
¿Conseguirá España recuperar los 300 millones de euros que va a destinar a paliar las consecuencias del cierre de Thomas Cook”. En el vigente sistema económico-social, las grandes empresas multinacionales tienen un gran poder.

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