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lunes, 14 de octubre de 2019

Crisis. Siglo XXI


En un artículo periodístico (El País, 6 de enero de 2010) titulado “Las tres crisis”, el sociólogo francés, Alain Touraine indicó que, según estudiosos de distintas ramas del saber, la crisis financiera que tuvo lugar en 2008 no era la única crisis que debía preocupar; señalaban  una crisis ecológica y una crisis de derechos humanos, íntimamente relacionadas entre sí y todas mundiales, no locales.
Según Touraine, la crisis ecológica además de ser cada vez más apremiante, está en contradicción con el actual modelo económico  que gira en torno al crecimiento económico. A ello hay que añadir, como se ha indicado, una crisis de derechos humanos, derechos universales que son pisoteados, tanto en los países del Norte como en los países de. Sur.
Sin duda, para hacer frente a estas tres -que se refuerzan mutuamente- es necesario un cambio de mentalidad,
Alaine afirma en el artículo citado: ”En vez de soñar de manera irresponsable con una salida a la crisis , que suele definirse, demasiado alegremente, en función de la reanudación de los beneficios de los bancos, debemos tomar conciencia de la necesidad de renovar y transformar la vida política para que sea capaz de movilizar todas las energías posibles contra unas  amenazas que son mortales […] Se trata de defender al conjunto de la humanidad”.
A juicio de ese autor, no es el actual sistema económico-social el que puede abordar el problema, pues sus instituciones “están apoyadas por legiones de intereses que se oponen a un cambio fundamental”,  sino la acción de mujeres y hombres que están vislumbrando las enormes posibilidades que tienen  por el simple hecho de ser seres humanos y que por ello se sienten en la obligación de transformar el sistema económica transformando su modo de vivir. Es decir, solo los ciudadanos – esos “mujeres y hombres que están vislumbrando las posibilidades que tienen por el simple hecho de ser seres humanos- pueden hacer algo, en favor de las generaciones futuras.
Exactamente veinte días Touraine escribió en el mismo periódico otra artículo titulado “La crisis dentro de la crisis”, y del que hablaré en otra ocasión para no alargar demasiado este texto.  
En la actualidad, esas crisis se han reforzado y solo la Organización de Naciones Unidas intenta hacer frente a ellas, por una parte,  mediante reuniones que, como la que tuvo lugar recientemente, en la que buscaba que los gobiernos se comprometieran a actuar frente a la continua y cada vez más peligrosa elevación de la temperatura del planeta Tierra y, por otra, el diseño de la Agenda 2030 relacionada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible,
Más tarde, leí un artículo (“Performances”, El País, 8 de agosto de 2012) de Enrique Gil Calvo, sociólogo y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, en el que, prácticamente, repetía lo indicado por Touraine  al indicar que estábamos en una crisis provocada por los mercados financieros, pero que, según muchos estudiosos, ha sacado a la luz dos importantes crisis, más o menos en hibernación:  una crisis ecológica y una crisis moral. Tres crisis –financiera, ecológica y moral- consecuencia de un sistema obsesionado, entre otras cosas, por la no regulación y la competencia, pilares sobre los que se asienta el actual sistema económico-social.
Según Enrique Gil Calvo, se acepta que la mejor solución, es “la de convertir la actual crisis de los mercados en una verdadera crisis del  sistema, eventualmente capaz de dar a luz un nuevo modelo de sociedad. Una sociedad sostenible y no basada en el depredador capitalismo  neoliberal que, de ciclo en ciclo y de burbuja en burbuja, está conduciendo al planeta a un inminente colapso, como el de la isla de Pascua, ahora masivamente amplificado a escala global”.  La solución, algo utópica, según él,  solo es posible mediante una fuerte movilización que conduzca a un cambio de mentalidad.
Claudio Magris, uno de los grandes intelectuales de nuestro tiempo, escritor italiano, traductor y profesor en la Universidad de Trieste,  en un ensayo  que tituló  Utopía y desencanto. Historias, esperanzas e ilusiones (Barcelona, Anagrama, 2004), escribió: “El mal radical, la radical insensatez con que se presenta el mundo, exige que lo escrutemos hasta el fondo, para poderlo afrontar con la esperanza de superarlo”.

Nota. “Las ayudas por la caída de Thomas Cook se elevan a 800 millones” El País, 12 de octubre de 2019. ¡Que necesario era ese dinero para paliar la pobreza infantil!

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