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miércoles, 24 de febrero de 2021

Vacuna. Imprescindible colaboración

En la  Introducción de su libro La civilización empática. La carrera hacia una conciencia global en un mundo en crisis (Paidòs, 2010), Jeremy Rifkin,  escribe : “Descubrimientos recientes en el estudio del cerebro y del desarrollo infantil nos obliga a replantear la antigua creencia de que el ser humano es agresivo, materialista, utilitarista e interesado por naturaleza. [Teoría de la elección racional]. La conciencia creciente de que somos una especie  esencialmente empática tiene consecuencias trascendentales para la sociedad”.  Una de las consecuencias está relacionada con la forma como, en la actualidad,  se está abordando el tema de las vacunas contra el covid-19. Tema ya empezado a tratar en alguna de las recientes “entradas” a este blog.

Según Rifkin,  esa, nuestra naturaleza empática, hace que  cuando  se nos da la oportunidad tendemos a “colaborar con los demás (con frecuencia, libremente) por el puro

placer de contribuir al bien común”.  “La colaboración se impone a la competición”. “Quizás la cuestión más importante a la que se enfrenta la humanidad es si podemos lograr la empatía global a tiempo para salvar la Tierra y evitar el derrumbe de la civilización”. 

En la década de 1959, en el curso de una investigación realizada por […] Abercrombie en el University Hospital de Londres, se observó  que cuando los estudiantes de medicina trabajaban de forma participativa en grupos pequeños para diagnosticar a sus pacientes, eran capaces de evaluar más rápidamente  y con mayor grado de certeza que cuando realizaban los diagnósticos en solitario. El contexto de colaboración daba a los estudiantes la oportunidad de retar las asunciones de los demás, tomar las ideas y reflexiones ajenas como punto de partida y llegar a un consenso negociado relativo a la situación del paciente.

En estos momentos, nos encontramos con un problema mundial: necesitamos una vacuna contra el covid-19 que está azotando a toda la humanidad.  Sin embargo el capitalismo,  al incluir el concepto de “patente” en la Organización Mundial  de Comercio (OMC), ha convertido en mercancía el conocimiento, bien común de la humanidad. Puesto que no ha tenido éxito la propuesta de la India y Sudáfrica de “eximir  las inmunizaciones contra el covid-19 de los derechos de propiedad intelectual mientras dure la pandemia” toda la investigación y desarrollo de vacunas está a cargo de grandes farmacéuticas privadas y, por tanto, objeto de patente, nada de colaboración, nada de trabajo colectivo y participativo, solo competición.  El contexto de colaboración es incompatible  con el concepto de patentes en el que prima el dinero sobre el bien común.

Rebeca Grynspain, Secretaria General Iberoamericana (SIGIB), junto con Mariana Mazzucato, una de "las tres oensadores más importantes sobre innovación", ha oubkicado un artículo en Newsweek en el que afirma que "tenemos que impulsar una acción global para que la necesidad y la urgencia tengan prioridad  por encima de los intereses comerciales y nacionales".

Rebeca Grynspain, en un artículo, “Vacunas, un bien público global”, publicado en El País (21 de febrero de 2021, sección Negocios) índica:  “Si no actuamos con premura, superando los nacionalismos y el afán de lucro per se, no solo se amplificará el problema sanitario que enfrentamos hoy, sino también su impacto socioeconómico.  La vacuna de acceso universal es apenas el comienzo de un trabajo de recuperación que será largo y complejo. Sin ella nos enfrenamos a graves consecuencias y a un gran sufrimiento humano”.

Por otra parte, Richard Smith, médico británico que desde 1991 hasta 2004 dirigió  British Medical Journal (BMJ), una de las mejores revista médicas del mundo y ahora, según una notica (El País) escrita el 17 de mayo de 2005, primer ejecutivo de United  Health  Europe, una empresa consultora que trabaja para la sanidad pública británica y ofrece sus servicios a otros sistemas de salud europeos, señala que lo que se publica en las revistas médicas es “una extensión del departamento de marketing de las compañías farmacéuticas. Los ensayos clínicos no mienten, según él, pero muchas veces tampoco dicen toda la verdad”. Confiesa que le “costó un cuarto de siglo editando artículos para el BMJ  hasta que se dio cuenta de lo que estaba ocurriendo”.

Smith cree necesarios más ensayos financiados por el sector público, trabajando juntos, intercambiando resultados y puntos de vista, como hacen los investigadores de las universidades en un mundo globalizado. Sera caro “pero los ahorros, debidos a la mejor prescripción de los fármacos, serían aún mayores”.

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