En realidad, lo que nos está sucediendo es una consecuencia normal de la ausencia de control de los flujos de capitales y la especulación salvaje. No es la primera vez que esto sucede en el actual sistema económico y social, aunque, quizás sea la primera vez en la que han resultado implicados los países ricos.
Sucede que si una persona normal monta un negocio, tiene buen cuidado con lo que hace, pues sabe que si, debido a una mala gestión, se arruina, el Estado no le pagará las deudas contraídas. Sin embargo, las instituciones financieras -de las cuales los bancos son sólo una parte- pueden realizar toda una serie de complicadas y atrevidas operaciones en la seguridad de que, al final, el Estado enjugará las pérdidas, con la única condición de que sean suficientemente grandes -también aquí hay una injusticia-.
Pero ¿de dónde saca el Estado el dinero que necesita para ayudar a esas grandes instituciones financieras? A pesar de que existen otras soluciones, según el actual sistema económico, el dinero tiene que salir del bolsillo de los ciudadanos.
Otra cosa, ¿Por qué se dice que la culpa es de los ciudadanos por haber vivido por encima de sus posibilidades? Porque el negocio, para las financieras y sus financieros, es tanto más rentable cuanto más dinero prestan, aunque sea sin garantías. Y aquí entra en juego otro factor clave: el modelo consumista, eje alrededor del que gira el actual sistema económico: al ciudadano le prestaron dinero para comprar,... por ejemplo, casas.
En una determinada época, los bancos occidentales, ante la dificultad de operar en los países del Primer Mundo, pensaron extender su negocio a los países del Tercer Mundo: ofrecieron préstamos a bajo interés -para incitar a su solicitud-a los gobiernos (no a los ciudadanos) de los países subdesarrollados. También el Banco Mundial prestó dinero para que se hicieran proyectos que diseñaba el propio Banco. (Paso por alto los escondidos objetivos de esos préstamos).
Consecuencia. Los intereses aumentaron, se fueron añadiendo al capital, y llegó un momento en que los países no podían pagar sus deudas. Entró en juego el dúo Fondo Monetario Internacional/Banco Mundial: reducción del gasto público (austeridad fiscal); privatizaciones (monopolios sin regulación); mercados financieros y de capitales independientes; etc. Todas ellas, políticas que no solucionaron nada, sino todo lo contrario. Lo mismo que ahora nos está sucediendo a nosotros, en ningún momento, no sólo no se tuvo en cuenta el sufrimiento que se estaba infligiendo a las personas, sino que, además, nunca se solicitó su opinión (Un sangrante ejemplo: la modificación de la Constitución). Los gobiernos de los países subdesarrollados tampoco pudieron manifestar su opinión, se les obligó a practicar el voto de obediencia.
Es sólo un ejemplo de las razones por las cuales es necesario modificar el actual sistema económico y social. Algunos dicen, "otro mundo es posible"; dados los últimos acontecimientos, José Luis Sampedro dijo hace unos días en televisión, "no es que otro mundo es posible, es que es seguro".
NOTA. En honor a la brevedad, imprescindible cuando se trata de "píldoras para pensar" he simplificado en exceso el origen desarrollo de la deuda de los países subdesarrollados.
6 comentarios:
Espero de todo corazón que Sampedro tenga razón. No solo es posible y seguro, es que es necesario.
Estos bancos, esas grandes empresas del dinero que deciden el rumbo del mundo... tendrían que estar prohibidos -al menos tal y como funcionan-. No se puede permitir que los especuladores, con el pretexto de hacer dinero, causen sufrimientos y penurias indecibles.
¿Cómo hemos llegado al punto de depender tanto de papeles y monedas?
Gran artículo y estupendo comentario de Elemento Cero. Esa gente es criminal y debe ir a la cárcel.
Muchas gracias por vuestros comentarios. Coincido con los dos. Es muy importante saber que la actividad de los especuladores se puede disminuir en gran medida, aunque nuestros actuales gobernantes no se decidan a tomar las decisiones adecuadas.
Un saludo
Creo que el mecanismo que explicas lleva a un circulo vicioso que simplemente concentra de forma inevitable el dinero y la titularidad de los medios de producción en muy pocas manos.
Un saludo
Muy bien explicado
Asusta un poco ver la espiral en la que nos estan metiendo.
Y la pregunta es ¿que podemos hacer para cambiar esta dinamica de la que nos guste o no todos formamos parte?
Creo que si estamos en una sociedad democrática el ciudadano debe hacer mucho más de lo que está haciendo.
Un abrazo
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