La actual organización nació en 1945, después de la I y II Guerra Mundiales. Fue la primera organización que considera que todos los seres humanos, profundamente diversos, son ciudadanos de un único mundo: el planeta Tierra.
En la Carta, firmada en San Francisco, se dice: "Nosotros los pueblos de las Naciones Unidas, resueltos 1) a preservar a las generaciones futuras del flagelo de la guerra, que dos veces durante nuestra vida ha infligido a la Humanidad sufrimientos indecibles; 2) a reafirmar la fe en los derechos fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona, en la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de la naciones grandes y pequeñas; a crear condiciones bajo las cuales puedan mantenerse la justicia y el respeto a las obligaciones emanadas de los tratados y de otras fuentes de derecho internacional; 4) a promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más amplio de libertad y con tales finalidades, 1) a practicar la tolerancia y a convivir en paz como buenos vecinos; 2) a unir nuestras fuerzas para el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales; 3) a asegurar, mediante la aceptación de principios y la adopción de métodos, que no se usará la fuerza armada sino un servicio del interés común; y 4) a emplear un mecanismo internacional para promover el progreso económico y social de todos los pueblos, hemos decidido aunar nuestros esfuerzos para realizar estos designios..."
A pesar de los cambios acaecidos a lo largo de su existencia, hay que reconocer que siempre ha intentado mantener una presencia activa, aunque en los últimos años ha sido prácticamente ignorada por los grandes países industrializados y el proceso de globalización. Por todo ello, se indica la necesidad de su refundación. Refundación que no significa una modificación de los objetivos, sino cambios en su diseño y funcionamiento.
Una de las primeras cosas a cambiar es el derecho a veto, tantas veces criticado por oponerse al principio constitucional de la igualdad de los Estados: " fe en (...) la igualdad de derechos de hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas..."
Federico Mayor Zaragoza, buen conocedor de la actual Organización de Naciones Unidas, debido a haber desempeñado el cargo de director general de la Unesco durante doce años consecutivos, propone una Asamblea General con la mitad de representantes de Estados y la otra mitad de representantes de la sociedad civil (instituciones, ONG y/o miembros expresamente elegidos a este fin). Por otra parte, al Consejo de Seguridad actual, sin derecho a veto pero con voto ponderado, se añadiría un Consejo de Seguridad para conflictos y catástrofes y un Consejo socioeconómico y un Consejo de Seguridad medioambiental.
Según Mayor Zaragoza, la actual ONU fue marginada por los "globalizadores" en la década de los ochenta, cuando fue sustituida por los grupos plutocráticos, G-7, G-8, G-20, .... Y se pregunta: "¿Cómo pretenden mandar ocho o veinte países al conjunto de los países de la Tierra, cuando están preocupados por cuestiones económicas, déficits, pagos dela deuda, primas de riesgo...? "Nadie tiene derecho a arrogarse el destino común, todo está por hacer y todo es posible ... pero quién sino todos" "El tiempo del dominio de los pocos sobre los muchos ha concluido". "Todos los seres humanos somos iguales en dignidad. Todas las víctimas valen lo mismo. "Levanten, por favor, la vista de los índices de competitividad ... y sean competentes en lo que realmente importa" "Solo juntos, aunque muy diversos, podremos cambiar el curso de los acontecimientos".
2 comentarios:
Nadie puede poner en duda que de no haber existido la ONU y muchos de sus organismos, el saldo de víctimas de las guerras, catástrofes y demás desaguisados consecuencia de la barbarie humana sería infinitamente superior al actual. Pero no es menos cierto que, como bien expones en tu artículo el que una institución que engloba a prácticamente la totalidad de naciones del mundo, este supeditada a los caprichos e intereses de 5 de las mismas a través de su derecho al veto, es un procedimiento que dista mucho de los verdaderos valores de la democracia. Si a esto añadimos la, por el momento victoria, de las teorías neoliberales en el mundo desarrollado que entre sus características manifiestan un claro desprecio a las instituciones públicas, se hace irremediablemente necesaria una refundación, como también planteas, de la propia Organización.
¿Cómo hacerlo? Es obvio que con la decidida voluntad de los países integrantes de la mismas. ¿Es posible esto? Éste es el quid de la cuestión.
Un saludo Juliana.
Estoy de acuerdo contigo en que, en estos momentos, no parece fácil la refundación de la ONU, pero también es cierto que cada vez es más necesaria esa refundación.
Un abrazo
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