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lunes, 20 de febrero de 2017

Hacia una sociedad sostenible

     En el Manifiesto para la supervivencia (1972), indicado en la última entrada, se indica que las condiciones principales de una sociedad estable, entendiendo por tal una sociedad que a todos los efectos puede sostenerse indefinidamente dando óptima satisfacción o todos sus miembros- son: 1) perturbación mínima de los procesos naturales; 2) conservación máxima de materias primas; 3) una población en la que el nuevo aporte sea igual a la pérdida; y 4) un sistema social dentro del cual las personas puedan disfrutar de sus características como seres pertenecientes a la especie humana.
     La primera condición  supone conocer las características del planeta Tierra que habitamos. Por ejemplo, conocer que la Tierra, por su pertenencia al sistema solar, nos ofrece un recurso energético continuo e inagotable. Es estúpido e irracional no aplicar nuestra inteligencia para aprovecharle al máximo. es inconcebible que pueda darse lo que se llama "pobreza energética", cuando la energía que recibimos del Sol es continua y se manifiesta de muy diversas formas.
   La segunda condición está relacionada con la existencia en la Tierra de recursos renovables y no renovables. Lo razonable es utilizar los recursos no renovables solo para lo que, ahora, son imprescindibles, intentando encontrar la forma como podrían ser sustituidos por otros. No es inteligente utilizar recursos no renovables, como el petróleo, de forma abusiva y sin control, como combustible en fábricas, vehículos, estufas, etc. En el caso concreto de estos recursos se da además la circunstancia de que, en su combustión, se forman compuestos nocivos para la salud, que causan daños a la vegetación y a los animales, al tiempo que va desgastando los monumentos construidos por generaciones anteriores y que tenemos motivos para conservar.
     Los recursos renovables exigen otro tipo de tratamiento. Son renovables porque, en el planeta Tierra, funcionan de forma circular: el ciclo del agua, el oxígeno, el carbono, el nitrógeno, etc. En este caso, lo inteligente, y así se ha hecho y sigue haciéndose por algunos colectivos, es intentar ampliar -no romper- los ciclos naturales. Es cuestión, no solo de inteligencia, sino, sobre todo, de sabiduría. Sin embargo, el ansia de poder y de dinero es incompatible con la sabiduría, de aquí el comportamiento de las grandes empresas. Los ciudadanos debemos demostrar, mediante todo tipo de acciones, que nos sentimos responsables y que deseamos dejar a nuestros descendientes un mundo habitable,
     El planeta Tierra se comporta como una nave espacial, y, como tal, con un espacio limitado. Ello hace que el número de personas que viven en ella no pueda aumentar continuamente. Como se indica en la condición tercera del citado Manifiesto, hemos llegado a un momento en que el número de nacimientos no puede ser mucho mayor que el de muertos. Por esta parte, no deberíamos tener problemas, porque existen medios apropiados para limitar el número de nacimientos. Lo que no es admisible es la solución que pretende utilizar el actual sistema económico-social: sobran pobres. Esa afirmación, en realidad, se debe al deseo de una determinada élite de gobernar el mundo.
     Condición indispensable para alcanzar una sociedad estable es el cumplimiento de la Declaración Universal de Derechos Humanos, que, en su artículo 1 de la versión adoptada y proclamada por la Resolución de la Asamblea General de 10 de diciembre de 1948, se dice: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros."

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