El contenido de este blog se ha cedido al dominio público: puede ser copiado, parcial o totalmente, sin previo permiso de la autora.


sábado, 14 de marzo de 2020

Ecocidios y homicidios. Externalidades


Según el diccionario de la Lengua Española (RAE), una “externalidad” es el “perjuicio o beneficio experimentado por un individuo o una empresa a causa de acciones ejecutadas por otras personas o entidades”. Si ese “perjuicio” supone  la “destrucción del medio ambiente, hablamos de “ecocidio”, mientras que hablamos de  “homicidio” si causa la  “muerte de una persona”.
Estos conceptos están relacionados con el libro que acaba de publicar Stephan Lessenich,  La sociedad de la externacionalización  (Herder), “un libro incómodo, que tira del velo que nos ponemos para no querer ver aquello que intuimos, pero que preferimos ignorar”. (El País, Entrevista a Stephan Lessenich. 20 de junio de 2019).
Stephan Lessenich, sociólogo alemán, estudia “las desigualdades y los equilibrios de poder pero lo hace desde lo global y desde una conciencia universal. Defiende que de poco sirve luchar por el bienestar de los ciudadanos en Alemania, si se hace a costa del trabajo esclavizado y del expolio de recursos naturales en países lejanos, ya sea la producción de soja en Argentina  o la confección de textiles en Asia”.  De la confección de textiles en Asia ya he hablado en otra  "pildoras-para-pensar", apoyando la protesta de la ONG WeMove EU contra la forma cómo y dónde se fabricaba la viscosa. Ahora puedo añadir que, aunque la investigación ha puesto  de manifiesto que existen procesos sostenibles que podrían aplicarse en la producción de vistosa, esta fibra vegetal sigue fabricándose fuera de Occidente a costa de una gran contaminación e impacto sobre la salud de las poblaciones cercanas a las fábricas.   (https://fashionunited.es/noticias/moda/la-viscosa-una-fibra-sostenible/2017070724133).
Amancio Ortega está llevando a cabo una externalización, es decir, según la RAE, destruyendo el medio ambiente y atentando contra la salud de personas en Asia, y no en España. Y lo hace por dinero: fabricar viscosa en España sería mucho más caro, sino imposible. Es solo un ejemplo, de los múltiples ecocidios y homicidios que diariamente comete Occidente.  Lo más frecuente es que un crimen ambiental (ecocidio) vaya acompañado de un homicidio.
 “El sistema [capitalismo globalizado] te fuerza a hacer daño a otros aunque no quieras”, dice Stephan Lessenich.
 “Expresidente de la Sociedad Alemana de Sociología (2013-2017) y profesor en la Universidad de Munich,  Lessenich traza una imagen demoledora  de la cara oscura de la modernidad occidental y defiende que solo cambiando la manera en que consumismos y producimos dejaremos de “vivir por encima de las posibilidades de los demás”.
En la entrevista indicada, Lessenich dice:  “Sí, llevamos décadas así. Lo nuevo  es que tenemos una intensificación de la externalización y esto a pesar de que hay una creciente retórica de sostenibilidad, de ayuda al desarrollo y de atacar los efectos perversos de la globalización. Los indicadores de consumo, de energía, de extracción de recursos naturales indican que vamos a peor. Además creo que ahora asistimos a un efecto bumerán. La externalización está volviendo a Occidente en forma de migraciones y de cambio climático. La gente viene por las enormes diferencias de ingresos o porque ya no puede vivir de la tierra que trabajaba”.
“El auge de Los Verdes aquí en Alemania es  un indicador importante que nos dice que mucha gente piensa que no podemos seguir así. Pero a la vez, significa que la gente piensa que se puede dar la vuelta a la situación sin cambiar nuestro modo de vida ni el modo de producción y consumo de la sociedad. Los Verdes hacen se alguna manera  populismo ecológico, porque dicen ‘sí, vamos a atajar el cambio climático, pero usted no tiene que cambiar su estilo de vida. Igual volará un poco menos, pero no dejará de viajar en avión”.
Dice Lessenich: “Tenemos que cambiar la manera de consumir y de producir. Tenemos que consumir menos, producir menos, es una cuestión de tener menos”.
Sobre el mismo tema, unos días más tarde, 25 de agosto de 2019, El País publicó un trabajo de este mismo sociólogo, “Fin a la hipocresía colectiva”. En ese artículo empieza diciendo que en toda Europa, la gente se está dando cuenta que el capitalismo, que ha conducido a “niveles inéditos de prosperidad económica y estabilidad  política, está llegando a sus límites y no se prolongará indefinidamente. Ahora que la creciente migración global está llegando a las puertas de Europa, ahora que millares de personas mueren ahogadas en el Mare Nostrum, ahora que el cambio climático se está notando no solo en algún atolón lejano del Pacifico, sino también en nuestras latitudes, ahora es el momento en el que finalmente nos damos cuenta de que estamos viviendo como en otro mundo, en un lugar que hasta ahora estaba protegido  de la miseria del resto del globo”.
Y termina diciendo: “Lo que se necesitaría para salir del dilema de la externalización es renunciar a la vida a la que estamos acostumbrados […]. Hemos incorporado colectivamente las normas  del individualismo liberal […]. En consecuencia, lo que se necesitaría para salir del dilema de la externalización sería algo equivalente  a una revolución cultural. […] Las cosas solo cambiarán si colectivamente decidimos dejar de producir millares de cosas que restringen o anulan las libertades de otros. Lo que hará falta es un nuevo contrato social: justos convenimos que no queremos seguir viviendo a costa de otros.

No hay comentarios: