En palabras de Elena Novillo Martin de Economistas
sin Fronteras, el concepto de economía
social y solidaria surge a mediados del siglo pasado como una solución contra
la desigualdad que el sistema genera y propone unas alternativas al sistema económico actual mediante la
aplicación de valores universales, como la equidad, la justicia, la fraternidad
económica, la solidaridad social, el compromiso con el entorno y la democracia
directa.
Para la Economía Social y Solidaria estos son los
valores que deben regir la sociedad y la
relación entre las personas. En la actualidad, se enfrenta a nuevos retos para
seguir creciendo y fortaleciéndose como agente político, social y económico.
Tomando la definición que se obtiene de cualquier
manual de economía básica, que explica ésta (la economía) es “la ciencia social
que estudia los recursos, la creación de riqueza y la producción, distribución
y consumo de bienes y servicios, para satisfacer las necesidades humanas”, la
Economía Social y Solidaria pone en el centro de la economía el bienestar de
las personas, utilizando los recursos, la riqueza, la producción y el consumo
como meros medios para alcanzar tal fin.
Si bien han existido prácticas de economía social a
lo largo de toda la historia de la humanidad, las raíces y los orígenes del
concepto de Economía Social, tal y como lo conocemos en la actualidad, se encuentran
en las grandes corrientes ideológicas del siglo XIX.
Las organizaciones que conforman la Economía Social y
Solidaria surgieron con el objetivo de dar respuesta a las carencias y
necesidades de una parte de la población que no eran satisfechas por el mercado ni por
el Estado.
Es en los años setenta del pasado siglo cuando
empieza a emerger la economía Solidaria como un modelo económico que pretende
combatir la pobreza, la desigualdad y la ausencia de respeto por el
medioambiente.
Se puede considerar la Economía Social y Solidaria
como un concepto integrador que aúna perspectivas de diferentes corrientes de la economía
alternativa: “otra economía más justa”.
A veces, la Economía Social y Solidaria es confundida
con una economía para los colectivos más vulnerables, pero en realidad la
Economía Social y Solidaria es una opción para todas las personas y los
proyectos deben ser viables y sostenibles desde el punto de vista técnico y
económico. Conviene destacar que esta Economía lleva consigo la puesta en
práctica de unos determinados valores y principios éticos, que aspiran a ser
normativos: equidad, justicia, fraternidad económica, solidaridad social,
compromiso con el entorno y democracia directa. (Carta de Principios de la Economía Social y
Solidaría).
En el Boletín Oficial del Estado (BOE) del 30 de marzo de 2011 se publicó la Ley 5/2011, de 29 de marzo de Economía
Social.
Es recomendable potenciar la difusión de las ventajas
que proporciona el fomento de la Economía Social y Solidaria. Construir y
multiplicar prácticas de esta Economía en el ámbito de la actividad económica
nos lleva hacía un sistema económico más
solidario, equitativo y sostenible: una economía para las personas, alternativa al sistema capitalista.
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