Peter Singer, en la actualidad, catedrático de Bioética en la
Universidad de Princeton, es autor, entre otros, de un libro titulado Un solo mundo. La ética de la globalización
(2003) Dada la situación en que, en estos momentos, se encuentra el mundo me
parece interesante y oportuno comentar su contenido.
La globalización, por una parte, debido a las tecnologías de la información y
comunicación y, por otra a al libre movimiento de empresas transnacionales y
capitales, han convertido al planeta Tierra en una aldea y a la humanidad en
una sola familia. En ese contexto, Peter Singer se pregunta en “qué medida
deben los líderes políticos ver su tarea de forma estrecha, es decir, en
términos de promover el interés de sus ciudadanos y en qué medida debería
preocuparse por el bienestar de la gente de cualquier parte del mundo”. Como
contestación, señala algo que perfectamente podría atribuirse a Donald Trump.
“Romano Prodi, a la sazón Presidente de la Comisión Europea y antiguo primer
ministro de Italia, respondió a la estrategia de presidente George W. Bush de que si se quiere ser un líder mundial hay que saber cómo cuidar todo el
planeta y no solo de la industria norteamericana. Peter Singer va más allá
e indica que los líderes de las naciones más pequeñas también tienen que tener
en cuenta todo el planeta; en contextos como el calentamiento global, los
acuerdos comerciales, el tratamiento de los refugiados y la ayuda exterior, todos
los líderes deben estar preparados para tener en cuenta a los de fuera. Por ejemplo, en el caso del cambio climático, el
líder de una nación no puede decir que no hará nada porque lo primero que hay
que pensar es en sus ciudadanos, porque, en el actual contexto, puede
perjudicar seriamente a ciudadanos de naciones que no contribuyen en nada al
cambio climático.
Hasta aquí solo se refiere a los líderes políticos, pero en
el caso de gobiernos democráticos ello significa que todos los ciudadanos deben
tener en cuenta de qué forma cualquier decisión repercute en los ciudadanos de
otros países. “El valor de la vida de un
ser humano inocente no varía según su nacionalidad”.
“Necesitamos –dice Peter Singer- la sensación de que
realmente somos una única comunidad, que
somos personas que no solo reconocen la fuerza legal de las prohibiciones de
matarnos unos a otros, sino también la importancia de ayudarnos unos a otros”.
Según este profesor, “hemos vivido durante tanto tiempo con
la idea de los Estados-nación soberanos que
estos han pasado a formar parte del acervo no solo de la diplomacia y la
política pública, sino también de la
ética. En el término globalización,
más allá que en el antiguo de internacionalización,
está implícita la idea de que nos estamos moviendo más allá de una era de lazos
crecientes entre naciones y estamos comenzando a contemplar algo que supera la
concepción existente de Estado-nación. Pero este cambio necesita reflejarse en
todos los niveles de nuestro pensamiento, y especialmente en nuestras reflexiones
éticas”. No hay que olvidar que un orden
global no es lo mismo que un orden internacional.
Según
Gareth Evans, presidente del Grupo para las Crisis internacionales, ex ministro
australiano de Asuntos Exteriores, “Peter Singer escriba, como siempre, con
lucidez y con una lógica sin concesiones. Hacer que los Estados se comporten de
forma ética es una aspiración heroica, pero este libro obligará a reflexionar
incluso al realista más obstinado”.
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