Hace unos días, expuse la opinión de Peter Singer acerca de la
necesidad de una ética que tenga en
cuenta que constituimos un solo mundo. Hoy pretendo confirmar esa idea, tomando como referencia el hecho de que el ser humano es empático por
naturaleza. El actual sistema económico-social oculta de forma deliberada que la especie humana, es esencialmente empática,
lo mismo que sostiene que economía y ética son incompatibles.
Jeremy Rifkin, uno de los pensadores sociales más célebres de
nuestra época, es autor de un libro
titulado La civilización
empática. La carrera hacia una
conciencia global en un mundo en crisis (2010). En este libro, Rifkin analiza la evolución, a lo largo de la
historia humana, de la empatía, una capacidad que ha ejercido una poderosa
influencia en nuestro desarrollo.
Explica, este pensador, que hace mucho tiempo que los
especialistas en desarrollo infantil saben que hasta los bebés de pocos días de
edad pueden reconocer el llanto de otros bebés y ponerse a llorar. Con mi nieta
me sucedió lo mismo: con apenas un mes,
cerca de ella, otra niña empezó a llorar, miró y como la otra niña seguía
llorando, ella empezó a llorar también. El sufijo –patía- de la palabra empatía
indica que entramos en el estado emocional de otra persona que sufre y que
sentimos su dolor como si fuera nuestro. Corroborando esas experiencias,
experimentos realizados en 1996 han puesto de manifiesto la existencia de
nuestro cerebro y otros animales de las que se han dado en llamar “neuronas
espejo”. La empatía forma parte de
nuestra biología.
Sin embargo –indica este pensador-- “gran parte de la
historia escrita gira en torno a la patología del poder” y, quizá por esta razón
hacemos un análisis tan sombrío al reflexionar sobre la naturaleza del ser
humano. Nuestra memoria colectiva está llena de crisis y calamidades,
injusticias sangrantes y episodios de
crueldad con otros seres humanos, con los restantes seres vivos y con la Tierra
que habitamos. Según Rifkin, “si fueran éstos los elementos que definen la
experiencia humana, ya haría mucho tiempo que nuestra especie habría
desaparecido”.
En estos momentos, según esta pensador (2010:14), “quizá la
cuestión más importante en la que se encuentra la humanidad es si podemos
lograr la empatía global a tiempo para salvar la Tierra y evitar el derrumbe de
la civilización”.
Peter Singer indicaba la
importancia de “ayudarnos unos a otros”. Empatía y ética van al unísono, son
inseparables. Solo con la conciencia de que constituimos un solo mundo y haciendo
uso de ética y empatía -características que solo poseen los seres humanos- podremos
hacer frente a los problemas que actualmente tiene la humanidad y, así “salvar
la Tierra y evitar el derrumbe de la civilización”.
La mayor dificultad es que el actual sistema económico-social
no quiere que, quienes en el futuro serán consumidores, tengan conciencia de
especie, es decir, conciencia de
pertenecer a la especie humana. Tener conciencia de pertenencia a la
especie humana -conocer lo que es la ética y la empatía- supone una amenaza
directa a los intereses de las élites. Para adquirir conciencia de especie es
necesario pensar y es notorio todo lo
que hace el sistema para que las personas no tengan tiempo para pensar.
En un principio, tal como están las cosas, hablar de ética y empatía puede parecer una
utopía, pero frente a los retos que amenazan a la Humanidad en conjunto no
podemos aplazar nuestra reacción … o será tarde.
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