"Mortalidad evitable" es el título de un trabajo periodístico, publicado en El País del 25 de junio de 2018, que
gira alrededor de número de personas que fallece por la polución en las
ciudades. Entre 2000 y 2009, “la
contaminación (atmosférica) ha provocado 93.000 muertes prematuras, el 3% de
todos los fallecimientos y ocho veces
más que los accidentes de tráfico.
¿Por qué un genocidio de tal magnitud permanece impune? ¿Por
qué no ha disminuido nada la propaganda
en alguno de los medios de comunicación de masas?
La propaganda es una forma de comunicación que tiene por
objetivo influir en la actitud de una comunidad respecto alguna causa y
posición, presentando solamente un lado o aspecto de un argumento. Medios de
información de masas contaminados por la propaganda. De modo opuesto al suministro
de información libre e imparcial, la propaganda, en su sentido más básico, presenta información parcial y
sesgada, con el deseo de cambiar la
actitud de una audiencia determinada acerca de asuntos políticos, religiosos o
comerciales.
De eso saben mucho los medios de comunicación de masas que
pertenecen a alguna de las grandes corporaciones, grandes empresas.
En el prólogo al libro
de David Edwards y David Cromwell, Los
guardianes del poder. El mito de la prensa progresista (2011, Navarra, ed,
Txalaparta), Pascual Serrano escribe: “Una premisa que no debemos olvidar nunca:
las empresas privadas están obligadas por ley a maximizar los beneficios de sus
accionistas. La ley prohíbe a los
directivos y administradores del dinero ajeno llevar a cabo, en el marco de su
empresa, cualquier actividad (como apoyar a los trabajadores, cuidar del medio
ambiente, trabajar en pos de la resolución de un conflicto bélico o defender
los Derechos Humanos de una minoría) si pudiera afectar negativamente a
la cuenta de resultados de la corporación empresarial. Por lo tanto, los
principios éticos y morales son incompatibles con el espirito del mercado. Es a
partir de esta regla cuando podemos empezar a comprender donde nos están
llevando los medios de comunicación,
propiedad de grandes empresas privadas.
[…] ¿Y por dónde empezamos? Yo diría que recordando las primeras líneas donde
explicábamos que el capitalismo es una empresa incompatible con la compasión.
Ya tenemos el primer objetivo al que combatir para recuperar el buen
periodismo”.
Como dicen Noam
Chomsky, lingüista, profesor emérito en el MIT y activista, y Edward S. Herman, economista y analista de
medios de comunicación estadounidense, en el libro Manufacturing
Consent. The Political Economy of the Mass Media (1988, traducida al
español en 1990, 6 ediciones, con el título Los
guardianes de la libertad), indican que “el marketing sus técnicas no
autorizan el asesinato no pueden justificar las matanzas”.(Extraído de la
columna periodística de José Vidal-Beneyto, “Cuénteme un cuento / y 3”
publicada en El País del 16 de febrero de
2008).
En cuanto a lo que indica Pascual Serrano, debo señalar que estoy de acuerdo con él en que en el sistema económico-social en el que nos
movemos, el objetivo final de la empresa privada (gran empresa o corporación)
es maximizar los beneficios de sus accionistas y también es cierto que ignora
la ética, pero no me parece adecuado decir “por ley”, porque eso significa
ignorar la existencia de empresas sociales y prensa independiente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario