Proteger nuestros bosques para protegernos a nosotros
mismos. Los bosques son complejos
ecosistemas gracias a los cuales se regula el clima, disminuye la contaminación y se filtra el agua.
Además, albergan el 75% de la biodiversidad del planeta y proporcionan sustento y
cobijo a millones de personas. En definitiva, los bosques son imprescindibles para la vida en el planeta Tierra. La mala noticia es que los bosques están
desapareciendo a gran velocidad. En los últimos 25 años ha desaparecido una
superficie forestal equivalente al territorio de Sudáfrica.
En la Agenda 2030 de la Organización de Naciones
Unidas (ONU) el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 15 es “promover el uso
sostenible de los ecosistemas terrestres,
gestionar los bosques de forma sostenible, luchar contra la desertificación,
detener e invertir la degradación de las tierras y frenar la pérdida de la
diversidad biológica”.
Siendo imprescindibles para un desarrollo sostenible ¿por qué, en los últimos
años, ha desaparecido tantos bosques? Los
bosques están desapareciendo debido a la acción de algunos seres humanos, autores de fenómenos de deforestación, explotación desmesurada e incendios. La deforestación es consecuencia de una explotación desmesurada de uso de las tierras que
inicialmente ocupaban los bosques, principalmente su conversión en terrenos
agrícolas. En cuanto a los incendios, en general, estos se deben a una
inadecuada o, en muchas ocasiones, ausente, gestión forestal.
Para lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible número
15 es necesario promover la gestión sostenible de todos los tipos de bosques,
poner fin a la deforestación, recuperar los bosques degradados e incrementar la
forestación y la reforestación a nivel mundial.
Sin embargo, alcanzar este objetivo no es cosa fácil
dentro del vigente sistema económico-social, para el cual el crecimiento
económico (el PIB) es lo más importante y trata como mercancías tanto los derechos
humanos como los bienes comunes de la humanidad (los bosques son bienes comunes
de la humanidad).
En distintas
“entradas” a este blog he ido indicando
cómo el capitalismo conduce a la desaparición de los bienes comunes de la
humanidad y he descrito el comportamiento de las grandes empresas
multinacionales en busca de las máximas ganancias económicas posibles.
En este, como en casi todos los temas, tiene un importante
papel los ciudadanos; al fin y al cabo son ellos los principales perjudicados en caso de
no alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible que conforman la Agenda
2030. Reforestar las zonas desbastadas
por la deforestación y poblar nuestras ciudades con árboles son iniciativas de
los ciudadanos, que nos aportan muchos beneficios. También son responsabilidad de los ciudadanos elegir
bien la madera de con que se han construido sus muebles (en España, el sistema
de certificación de madera más común es Madera Justa); reciclar el papel y el cartón; reducir el
consumo de productos que contengan aceite de palma, cuya producción está
asociada, en la actualidad, a la deforestación de algunos bosques; aprender a
cocinar sin carne, porque una gran parte de la deforestación es causada, por
las grandes empresas, al convertir los bosques en tierras para el ganado. Una
cosa diferente, que no forma parte de la actividad de las grandes empresas, es la
utilización de los rebaños de ovejas o cabras para prevenir incendios
forestales. Según la Interprofesional Agroalimentaria del Ovino y Caprino
(Interovoc), cuando pastan las cabras y ovejas adultas ingieren entre 1,5 y 3
kilos de materia seca al día, “un manto de combustible listo para arder cuando llegan las altas temperaturas y falta
de precipitaciones propias del estío”. Indica Ana G. Moreno (El País Semanal) “Alemania, Francia o
EE. UU. (California) han montado rebaños de ovejas con la idea explícita de que
actúen como cuerpos de bomberos”.
En relación con la necesidad de reforestar, hasta
donde sea posible, se debe mencionar que en el último informe del IPCC –el
grupo de expertos designado por la ONU
para la elaboración de los estudios de referencia en materia de cambio climático-
se apuntaba a que los bosques son una herramienta clave contra el
calentamiento. “La reforestación puede convertirse en una de las estrategias más efectivas para combatir el cambio climático y mitigar
el aumento de las temperaturas”. Según la revista Science, se han identificado hasta 900 millones de hectáreas de
tierras que pueden convertirse en cubierta vegetal. “Esta masa forestal
recuperada serviría para almacenar hasta 205 gigatoneladas de dióxido de
carbono, el principal gas de efecto invernadero. La actividad del ser humano causa emisiones
anuales de alrededor de 40 gigatoneladas; la mitad se concentra en la atmósfera
y contribuye al calentamiento global; el otro 50% es absorbido y almacenado por
océanos y bosques. Lo que persigue este estudio es intentar aumentar la
cantidad de dióxido de carbono que capturan los bosques e identificar, a través
de imagines por satélite, las áreas susceptibles de ser reforestadas en el planeta”.
“El estudio subraya que estos millones de hectáreas
de potencial recuperación no son tierras de cultivo o urbanas, aunque sí
reconocen que, al no poder saber cuánta de esa tierra es pública o privada, no
es posible conocer la cantidad realmente
disponible”. El estudio demuestra que “es posible cumplir
el objetivo del IPCC y que tendría un impacto local muy importante para el uso
del agua, combatir la erosión, mejorar el clima ocal, y para la biodiversidad y
la creación de empleos rurales”. Además, sostiene que esa reforestación
ofrecería un colchón temporal al ser humano –de unos 20 años- para que maduren
las tecnologías que pretendan
desprenderse de los combustibles fósiles. (El
País, “Reforestar 900 millones de hectáreas se abre paso como arma efectiva
ante el calentamiento”, 6 de julio de 2019).
2 comentarios:
Las soluciones siempre han estado ahí y de hecho son conocidas desde hace muchos años. Frente a esto dos problemas: falta de voluntad política y la incapacidad del modelo capitalista para asumirlas.
Totalmente de acuerdo.
Un saludo
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