El contenido de este blog se ha cedido al dominio público: puede ser copiado, parcial o totalmente, sin previo permiso de la autora.


viernes, 2 de agosto de 2019

Homo sapiens frente a Homo economicus


¿Quiénes, para qué y por qué se ha empezado a fabricar unas máquinas que dicen esta dotadas de lo que se ha dado en llamar “inteligencia artificial”?  ¿Qué diferencia existe entre esa inteligencia y la inteligencia humana?  ¿Cuál de las dos nos puede llevar a un mundo sostenible?
El ser humano, Homo sapiens, a través del proceso de humanización, ha ido desarrollando, a diferencia del resto de seres vivos,  sentimientos  conscientes y manejables entre los que destacan la solidaridad, el amor al prójimo, la empatía, el compromiso con determinadas causas, etc. Se ha hecho cada vez más “humano”; ha ido construyendo lo que denominamos “conciencia humana”, que nos va separando, cada vez más, del resto de las especies animales y vegetales con las que compartimos el mundo. Si bien el ser humano tiene también elementos negativos en su esencia; a diferencia del resto de los seres vivos en que solo él puede manejarlos consciente y racionalmente y ser cada vez más humano.  
Numerosas personas, preocupadas por este tema, señalan que en estos últimos años está teniendo lugar una importante pérdida de humanidad.  Los estudiosos preocupados por este tema no se cansan de señalar que  es necesaria la activación del proceso de humanización para evitar un suicidio colectivo. Es necesario distinguir entre inteligencia y sabiduría, y empezar a actuar sabiamente. 
¿Qué ha sucedido para que haya tenido lugar ese inesperado retroceso en el proceso de humanización?
La razón por la cual, en la actualidad, en gran número de personas, se ha detenido o retrocedido en el proceso de humanización  tiene su origen en la sustitución del Homo sapiens por el Homo economicus.  Homo economicus es una expresión latina que se refiere a un modelo de comportamiento utilizado en economía: el hombre económico es una persona racional que trata obtener los mayores beneficios con un mínimo esfuerzo (Teoría de la elección racional).  Se adoptó este modelo económico porque se “creyó” que la suma de intereses individuales coincidiría con el interés social. 
Para el Homo economicus no existe la ética, ni la empatía, ni límites medioambientales, ni derechos humanos, ni justicia social. Ni bienes comunes de la Humanidad, …
Todo lo anterior viene a cuento del tema de la inteligencia artificial que están desarrollando grandes empresas tecnológicas dirigidas por Homo economicus,  no por Homo sapiens.   La mayoría de los científicos llaman la atención acerca de las consecuencias  sobre los seres humanos. Todos coinciden en que es urgente regularla antes de que quede bajo el control irreversible de compañías  gigantes o gobiernos autoritarios.  Es necesario poner coto a las grandes corporaciones antes de que sea tarde.  Distintos expertos señalan la amenaza que supone la concentración de poder en un pequeño número de gigantes tecnológicos,  gigantes que desconocen en qué consiste el proceso de humanización y el papel que puede jugar en el desarrollo de un mundo sostenible.
Las máquinas carecen de sabiduría, facultad de las personas para actuar con sensatez, prudencia y acierto: se limitan a hacer aquello para lo que se han programado.
La solución se encuentra en el aumento del número de personas que se están comportando como seres vivos Homo sapiens y que con su comportamiento están eclipsando el capitalismo (expresión de Jeremy Rifkin, La sociedad de coste marginal cero, 2014, Paidós) o caminando hacia un nuevo futuro (en palabras de Paul Mason. Postcapitalismo. 2016. Paidós)

No hay comentarios: