El actual
sistema económico-social predica la
falta de regulación y libertad de movimiento de las empresas por todo el mundo.
Estas características permiten que tenga lugar lo que se llama “deslocalización
de la actividad productiva” o traslado de la actividad productiva a países donde
los controles medioambientales son
escasos y nulos, los salarios son muy bajos y los adultos y niños
trabajan en régimen de esclavitud.
Uno de los sectores
industriales que más recurre a la proceso de deslocalización de su
actividad productiva es el sector textil. En estos momentos, la ropa de conocidas
marcas, como Zara (Inditex) y H&M tienen claros vínculos con fábricas de
producción de viscosa en Asia que provocan una contaminación devastadora del
agua y del aire.
¿Qué es la
viscosa? ¿Qué relación existe entre el sector textil y la viscosa? La viscosa es
una fibra de origen vegetal muy utilizada como sustituta del algodón o de
productos sintético. Se obtuvo a principios del siglo XX a partir de la corteza de los árboles, mediante un
tratamiento, primero con hidróxido de sodio, después son disulfuro de carbono
y, continuación, con más hidróxido de
sodio.
A menudo, la
viscosa se presenta al consumidor como una opción sostenible. Y de hecho podría
ser así. Sin embargo, la viscosa que los grandes gigantes de la moda utilizan es
de todo menos sostenible, pues sin adecuados controles, el proceso de obtención
crea graves problemas debidos a los efectos contaminantes del disulfuro de carbono y de otros subproductos del proceso.
Debido a la deslocalización de esta actividad
productiva, algunas fábricas de la moda están perjudicando gravemente la salud
de las comunidades y del medio ambiente donde están instaladas. Sus
trabajadores y la población del lugar, contaron a los investigadores historias
de amigos y familiares enfermos, agua no potable y recursos pesqueros
devastados.
Ecologistas en Acción, en colaboración con Changing
Markts Foundation, Ethical Consumer y Walhi Jawa Barat ha preparado un informe
titulado Moda Sucia. En este informe se denuncian todas las prácticas empleadas
por las fábricas de la moda y se las insta a modificar su forma de abastecerse
de viscosa.
Con el apoyo de las indicadas organizaciones europeas,
Ecologistas en Acción organizó, en Madrid en septiembre de 20017, un desfile de
moda alternativa para llamar la atención sobre esta problemática social y
medioambiental.
¿Quién dijo que “rebelarse es el oficio más viejo del mundo y lo determinante en cada
momento es saber por qué nos rebelamos”? En esta ocasión, sabemos por qué nos
rebelamos y la rebelión es fácil y muy efectiva, porque supondría una
disminución de las ganancias económicas: no comprar ropa en las tiendas de las empresas que compren
viscosa obtenidas en esas fábricas existentes en países pobres. De momento se
sabe que la sueca H&M y la española Inditex, se abastecen de viscosa
procedente de fábricas asiáticas que están causando graves estragos sociales y
medioambientales. Y organizaciones, como WeMove.EU, han empezado a coger firmas
para pedirles que abandonen esta forma de actuar. Gracias a estas acciones y otras análogas llevadas
a cabo por numerosas organizaciones europeas, recientemente, Inditex se ha
mostrado abierta a revisar su fabricación de viscosa. La marca de Amancio
Ortega no ha sido la única en responder a la indignación social. Otra de las
empresas vinculadas a la contaminación en la fabricación de la viscosa
es la, ya citada, H&M, que ha respondido de forma análoga. Para que estas promesas se hagan
realidad es necesario seguir con las protestas.
Se puede pensar que la deslocalización de cualquier actividad puede beneficiar a las
comunidades pobres, pero nada más lejos de la
realidad. La deslocalización de cualquier actividad productiva, tal como la
conciben las grandes empresas, contrariamente a lo que podría desearse, no
supone una ayuda a los países pobres, sino una explotación, al mismo tiempo que
una pérdida de puestos de trabajo en los países industrializados. Es una falta
de consideración hacia los trabajadores como seres humanos.
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