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jueves, 12 de julio de 2018

La viscosa. Fibra textil



El actual sistema económico-social  predica la falta de regulación y libertad de movimiento de las empresas por todo el mundo. Estas características permiten que tenga lugar lo que se llama “deslocalización de la actividad productiva” o traslado de la actividad productiva a países donde los controles medioambientales son  escasos y nulos, los salarios son muy bajos y los adultos y niños trabajan en régimen de esclavitud.
Uno de los sectores industriales que más recurre a la proceso de deslocalización de su actividad productiva es el sector textil.  En estos momentos, la ropa de conocidas marcas, como Zara (Inditex) y H&M tienen claros vínculos con fábricas de producción de viscosa en Asia que provocan una contaminación devastadora del agua y del aire.
¿Qué es la viscosa? ¿Qué relación existe entre el sector textil y la viscosa? La viscosa es una fibra de origen vegetal muy utilizada como sustituta del algodón o de productos sintético. Se obtuvo a principios del siglo XX a partir de la  corteza de los árboles, mediante un tratamiento, primero con hidróxido de sodio, después son disulfuro de carbono y,  continuación, con más hidróxido de sodio. 
A menudo, la viscosa se presenta al consumidor como una opción sostenible. Y de hecho podría ser así. Sin embargo, la viscosa que los grandes gigantes de la moda utilizan es de todo menos sostenible, pues sin adecuados controles, el proceso de obtención crea graves problemas debidos a los efectos contaminantes del disulfuro de carbono  y de otros subproductos del proceso.
Debido a la deslocalización de esta actividad productiva, algunas fábricas de la moda están perjudicando gravemente la salud de las comunidades y del medio ambiente donde están instaladas. Sus trabajadores y la población del lugar, contaron a los investigadores historias de amigos y familiares enfermos, agua no potable y recursos pesqueros devastados.
Ecologistas en Acción, en colaboración con Changing Markts Foundation, Ethical Consumer y Walhi Jawa Barat ha preparado un informe titulado Moda Sucia. En este informe se denuncian todas las prácticas empleadas por las fábricas de la moda y se las insta a modificar su forma de abastecerse de viscosa.
Con el apoyo de las indicadas organizaciones europeas, Ecologistas en Acción organizó, en Madrid en septiembre de 20017, un desfile de moda alternativa para llamar la atención sobre esta problemática social y medioambiental.
 ¿Quién dijo que “rebelarse es el oficio más viejo del mundo y lo determinante en cada momento es saber por qué nos rebelamos”?  En esta ocasión, sabemos por qué nos rebelamos y la rebelión es fácil y muy efectiva, porque supondría una disminución de las ganancias económicas: no comprar ropa  en las tiendas de las empresas que compren viscosa obtenidas en esas fábricas existentes en países pobres. De momento se sabe que la sueca H&M y la española Inditex, se abastecen de viscosa procedente de fábricas asiáticas que están causando graves estragos sociales y medioambientales. Y organizaciones, como WeMove.EU, han empezado a coger firmas para pedirles que abandonen esta forma de actuar.  Gracias a estas acciones y otras análogas llevadas a cabo por numerosas organizaciones europeas, recientemente, Inditex se ha mostrado abierta a revisar su fabricación de viscosa. La marca de Amancio Ortega no ha sido la única en responder a la indignación social. Otra de las empresas vinculadas a la contaminación en la fabricación de la viscosa es la, ya citada, H&M, que ha respondido de forma análoga. Para que estas promesas se hagan realidad es necesario seguir con las protestas.
Se puede pensar que la deslocalización de cualquier actividad puede beneficiar a las comunidades pobres, pero nada más lejos de la realidad. La deslocalización de cualquier actividad productiva, tal como la conciben las grandes empresas, contrariamente a lo que podría desearse, no supone una ayuda a los países pobres, sino una explotación, al mismo tiempo que una pérdida de puestos de trabajo en los países industrializados. Es una falta de consideración hacia los trabajadores como seres humanos.

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