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domingo, 4 de noviembre de 2018

Robots



En el periódico El País del 25 de octubre de 2018, leí un artículo que me parece interesante, sobre todo después de haber hablado de economía colaborativa y haber indicado que Jeremy Rifkin la consideraba como un necesario paradigma económico que puede eclipsar al capitalismo. El artículo se titulaba “¿Cómo debería comportarse un robot en la cola del supermercado?”.
En ese artículo se indicaba que “cada vez más especialistas del sector apuestan por el desarrollo de autómatas que se comporten de forma similar a los humanos para que se integren en la sociedad”.  “Si los robots se mueven en nuestra sociedad, conducen en nuestras carteras  y trabajan in nuestras oficinas, es importante que las personas puedan predecir su comportamiento”, explica un profesor del Instituto de Robótica de la Universidad Carnegie Mellon. Considero que no es importante que las personas puedan predecir su comportamiento, pues su comportamiento está previamente diseñado por el equipo que lo ha fabricado con el objetivo de que realicen  una determinada tarea..
El investigador, antes mencionado, señala la necesidad de construir robots que se comporten como personas. Sinceramente, no entiendo esa necesidad, más teniendo en cuenta la cantidad de personas en paro. El robot es una máquina, si se quiere con forma humana, que hace aquello para lo cual fue diseñado  ¿a qué persona le puede interesar interactuar con un robot si no es para corregir un fallo de funcionamiento?
Tan interesados están esos investigadores con esa interacción robot-personas   que, apoyados en el hecho de que las personas, seres humanos, interactúan con otras personas mediante el lenguaje, pretenden fabricar robots que hablen. Piensan que eso tendría un “gran impacto social”, por ejemplo serían útiles para “ayudar a las personas mayores a mantenerse independientes”. El robot “sería una herramienta útil para reducir la soledad”. ¿A quién se le ocurre pensar que un robot, una máquina, puede  reducir la soledad de un ser humano?
Se ignora que el ser humano no es lo que suponen las élites del vigente sistema económico-social, homo oeconomicus o “máquina de calcular”. Puesto que somos homo sapiens, animales creativos y dotados de empatía (neuronas espejo) lo ideal y humanamente natural es conversar, alternar, amar, practicar la solidaridad, tener el mayor número posible de contactos amistosos y familiares.
Desde mi punto de vista, el robot no reduce la soledad de una persona, sino que le roba su humanidad. Alguien ha hablado de “armas de destrucción masiva”,
Hay muchas asociaciones y muchas clases de voluntarios que se dedican a mitigar la soledad  de los  ancianos o personas que viven solas: algunas de ellas patrocinadas por los Ayuntamientos. En este blog se ha mencionado el caso de la Fundación "Adopta un abuelo".  Una de las asociaciones que, desde hace tiempo, juega un papel muy importante en la economía colaborativa son los Banco de Tiempo.
 Todos estos voluntarios manejan una gran cantidad de capital social, algo difícil de encontrar en el actual sistema económico, pero muy abundante en la economía colaborativa.
Uno de los investigadores, vitados en la noticia de El País dijo que él crea en que “llegará un día, dentro de mucho tiempo, en que los humanos interactuarán con los robots como lo hacen con otras personas”. Pero, subraya, no hay que confundir una máquina con un ser humano. “Los robots son solo herramientas al igual que un coche o un ordenador. Es importante que la gente sepa que una máquina es una máquina y un humano es un humano y son totalmente diferentes”. ¿Qué piensan ustedes? Además de lo indicado, yo pienso en los recursos naturales necesarios para construir unas máquinas no ncesarias.

2 comentarios:

Camino a Gaia dijo...

Las máquinas nunca heredarán la Tierra. Están construidas de materiales escasos y necesitan de la minería, la industria y el reciclado. En realidad el robot humanoide no es mas que la búsqueda del esclavo perfecto e una sociedad que pone velas en el altar de la libertad.

Juliana Luisa dijo...

Alguna vez he indicado que distingo inteligencia y sabiduria. Dedicarse a la fabricación de robot no es nada sabio.

Un saludo