En mi última “entrada” me referí a un artículo del
economista Santiago Carbó ”Y ahora los mercados” (El País, 29 de abril), en el que citaba varias veces a “los
mercados”, una de ellas refiriéndose al posible coalición del PSOE con Podemos
y los independentistas. Por otra parte, un día antes, también, en El País,
se publicó un artículo, “Sin colchones para la ralentización” que
considero oportuno comentar, porque después de indicar que “ningún partido propone
medidas para bajar el déficit y la deuda, tal como instan los organismos internaciones”
y, después de pasar revista a las promesas que cada partido ha realizado
durante la campaña, que en su último párrafo vuelve a citar a los mercados. “Pero
para las reformas se precisa tiempo e importa mucho la letra pequeña, Y, sobre
todo se necesitan consensos. De lo contrario, se tendrían que hacer a prisa y
obligados porque, bajo la presión de los mercados, no se pueda financiar el
Estado de Bienestar”.
Con estos antecedentes, busqué algún libro que hablase
de los mercados.
Me pareció interesante lo que dice Joaquín Estefanía,
licenciado en Ciencias Económicas y ciencias de la Información, durante unos
años director de El País, en su libro
La mano invisible. El gobierno del mundo (2006:96,
Santillana Ediciones Generales). “Para qué votar, para que participar si
lo mas importante -la política- esta
predeterminado por uno poderes aleatorios -los mercados- que pueden llegar a
eliminar la capacidad de soberanía de un país entero”. “El mercado global va
suplantado al poder tradicional de los Estados”. Estefanía señala que el tantos
años gobernador del Banco de España, el economista Luis Ángel Rojo “uno de los
protagonistas de las políticas económicas aplicadas en España en el último
siglo, lo ha explicado de modo nítido en una conferencia”. “Ha
habido un desplazamiento del poder desde los gobiernos a los mercados, cuya consecuencia
es una pérdida de autonomía de las autoridades nacionales en la elaboración de
la política económica”.
A continuación, Joaquín Estefanía señala: “A la
globalización le corresponde un desplazamiento del poder. Ha habido otros
momentos de la historia en los que han avanzado las tendencias mundializadoras;
lo que diferencia otros procesos mundializadores del que estamos viviendo es la
libertad absoluta de los movimientos de capitales, y lo amplios que son éstos.”
Son movimientos de dinero que “no equivalen a intercambios de mercancías,
servicios ni inversiones productivas. Son mera especulación cambiaría. Van buscando
hasta las mínimas oscilaciones de las monedas para enriquecerse”. La
globalización de hoy es, ante todo, financiera.
Dos de los ejemplos
descritos por Estefanía, los dos tuvieron lugar en Brasil, el país con más desigualdad
del mundo.
1.
El 1 de enero de 1999 tomó posesión por segunda
vez de su cargo como presidente de Brasil Fernando Henrique Cardoso, el
antecesor de Lula, en su discurso de investidura afirmó desafiante: “No seré el
gestor de la crisis. El pueblo me ha
elegido para vencer”. Apenas 15 días después, los mercados derrumbaban su proyecto
mediante un formidable ataque especulativo que conseguía una muy fuerte devaluación
del real, la moneda brasileña.
2.
Lula da Silva gano las elecciones y en su primer
discurso estableció la prioridad de prioridades: “Si al final de mi mandato
todos los brasileños tuvieran la posibilidad de desayunar, almorzar y cenar
habré cumplido la misión de mi vida”. En
España, el humorista Forges publicó un dibujo en el que uno de los personajes
decía tal frase y otro, siniestro y en la sombra, sentenciaba “A por él”.
El euro es una moneda fuerte, no creo que eso pueda
suceder en España. No entiendo por qué se mencionan “los mercados” en esas
noticias: publicadas una, un día antes y otr, un día después de las elecciones.
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