Objetivo de
Desarrollo Sostenible (ODS) 2. “Poner fin al hambre, lograr la seguridad
alimentaria y la mejora de la nutrición, y promover la agricultura sostenible”.
Agenda 2030
En el mundo existen millones de personas con hambre
crónica, y la mal nutrición afecta a una de cada tres personas. Para alcanzar un
mundo sostenible es necesario, entre otras cosas, reformar el sistema
alimentario mundial para poner fin al hambre.
Lograr un mundo sin hambre significa garantizar
alimentos sanos para los diez mil millones de personas que seremos en el
planeta en 2050 y, sobre todo, hacerlo de manera sostenible, sin dañar las tierras,
el agua, los bosques, etc. Hay medios suficientes para que todos los habitantes
del planeta puedan alimentarse de forma aceptable.
Si hay alimentos suficientes, ¿por qué entonces
siguen millones de personas muriendo de hambre? Por la pobreza o, dicho de otra
manera, por la riqueza: unos tienen mucho y otros muy poco. El ya tristemente
famoso 1% de la población posee el 46% de toda la riqueza generada en el
planeta.
Además, hay que tener en cuenta que los desastres naturales,
los conflictos y las plagas suponen un importante reto para la producción agrícola,
la erradicación de la pobreza y el desarrollo sostenible.
El tema es demasiado amplio como para ser abordado en
una sola “entrada”, principalmente cuando éstas se han “bautizado” como
“píldoras” para pensar. En realidad, se trata de comportarnos como verdaderos
seres humanos, empáticos y solidarios.
Como ya se ha dicho multitud de veces, los recursos
del planeta a nuestra disposición no son infinitos y empiezan a dar muestras de
agotamiento. Por otra parte, el cambio
climático, provocado por la acción del homo
sapiens sobre nuestro entorno –en especial a partir de la revolución
industrial- está acentuando los peligros. Según la FAO, el calentamiento global
afecta de forma directa a la producción alimentaria: los rendimientos de los
productos básicos están ya reduciéndose y para 2050 es probable que la norma
sea un descenso de dichos rendimientos entre un 10 y un 25%. Los estudios más
recientes demuestran que no hace falta talar más árboles para producir más
alimentos; casi la mitad de los árboles que en tiempos pasados cubrieron la
Tierra desaparecieron.
No hace mucho, alrededor de los últimos 50 años, los
mares eran sostenibles y estaban repletos de peces que conseguían reproducirse
sin problemas, nivelando la cantidad de pesca realizada por el hombre. Además,
alrededor de un 78% de todos los océanos estaban sin explotar. Pero en pocos
años esta tendencia ha cambiado dramáticamente. La producción pesquera mundial
se ha disparado y ha crecido de manera constante en las últimas cinco décadas,
incluso por encima del incremento demográfico.
Además, como los océanos son de todos y de nadie
(bienes comunes de la humanidad), para
su protección hay que tener en cuenta los resultados obtenidos por la Premio Nobel
de Economía Elinor Ostrom en sus investigaciones acerca de la forma de tratar
esos bienes para que no se agoten.
Por otro lado, para llevar a cabo cualquier actividad
agrícola se necesita agua, otro bien común de la humanidad, en este caso,
crecientemente escaso, a medida que se intensifique el cambio climático.
Para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible
en el que se incluye la erradicación del hambre como una meta prioritaria (ODS
2), todo el mundo tiene que hacer su parte: los Gobiernos, el sector privado,
la sociedad civil y cada uno de nosotros.
( Fuente: Colección “El Estado del Planeta”, libro número 9, “Hambre
cero”)
No hay comentarios:
Publicar un comentario