La Economía del Bien Común es, por ahora, la mejor
vacuna contra lo que el abogado José
María Soroa denominaba "cáncer de la democracia", porque además de ser un
sistema económico que gira alrededor de la cooperación y no de la competencia,
pone un límite a la propiedad privada,
es decir a la máxima cantidad de posesiones que puede tener un ciudadano.
La Economía
del Bien Común quiere convertirse en una palanca de cambio a nivel económico,
político y social, un puente entre lo viejo y lo nuevo. Para ello apuesta por
la creación de redes locales de empresas, organizaciones, municipios y
ciudadanos, que fomenten y lleven a la práctica los valores de una economía más
solidaria, digna, sostenible, justa y democrática.
Su promotor, Christian Felberg nació en Salzburgo (Austria),
empezó estudiando en Viena y Madrid Filología Hispánica, pronto se interesó por
otras materias y desde el otoño de 2008 es profesor de Economía en la
Universidad de Viena. Entre otros postulados, esta austriaco defiende sustituir
el Producto Interior Bruto (PIB) como parámetro de medida de la riqueza por el
Balance del Bien Común que prima valores como la solidaridad, la sostenibilidad
ecológica, la justicia social, la participativa democrática y la transparencia.
Felberg recuerda que Aristóteles diferenciaba dos
formas de entender y practicar la economía. En la oikonomia, el fin es el bien común, la buena vida para para todos,
para lo cual el dinero es un medio. Si el dinero se convierte en el fin, por
definición no es economía, si no el arte de enriquecerse. En este caso, “el éxito se mide de acuerdo con
parámetro financieros y monetarios, como los beneficios y el PJB”.
La Economía del Bien Común se apoya en una serie de
indicadores que se utilizan para conocer en qué medida la empresa colabora al
bien común. Cuanto más ecológica,
democrática y solidaria sea la actividad de la empresa, mejor será el resultado
del Balance del Bien Común. Si los indicadores son positivos, estas empresas
tendrán ventajas, por ejemplo, en forma de créditos más baratos o privilegios
en compras públicas y concursos públicos.
La implementación del modelo teórico tuvo lugar en
octubre de 2010 con un grupo de empresas que voluntariamente cumplían una serie
de requisitos.
La filósofa
barcelonesa Victoria Camps, en una
entrevista publicada en El País (10
de agosto de 2014), a la pregunta ¿considera que está en cuestión el sistema
capitalista?, contestó: “Hay alternativas que habría que considerar. A mí
la que más me convence hasta ahora es la llamada economía del bien común que
promueve Christian Felber. Es una forma moderada de corregir los despropósitos
del capitalismo e ir hacia un capitalismo de más cooperación que ponga por
delante el bien común. No todos los beneficios de las empresas tienen que
revertir en el interés corporativo, sino que hay que pensar en el bien de todos
y establecerlo por ley”.
Además, Felber y su equipo han difundido el concepto
de “municipio del bien común”, al cual, según datos de 2014, se han suscrito 20
municipios de Austria, Alemania e Italia; en España se empezó poniendo en
marcha un municipio de la Comunidad Valenciana.
Para el diseño de un municipio del bien común, a
través de participación ciudadana, se eligen de 10 a 20 factores que los ciudadanos
de ese municipio consideren que determinan su calidad de vida. Sobre estos
factores se realizan encuestas cada año; su evolución condiciona las políticas
públicas a llevar a cabo. Una de las
principales funciones de un “municipio del bien común” es dar a conocer y
promover los principios en los que se basa este movimiento, dando ejemplo con
sus prácticas y favoreciendo a las empresas que más contribuyan al bien común.
La Economía del Bien Común pretende convertirse en un movimiento político que presiona al
gobierno para que sus principios teóricos se plasmen definitivamente en leyes.
En una entrevista, publicada en periódico El País (17 de enero de 2018),
Felberg indica, entre otras cosas, 1) Hay
500 empresas que ya aplican el balance del Bien Común. Pertenecen a todas las
ramas y tienen todo tipo de formas legales: entidades privadas, sin ánimo de
lucro y públicas, de distintos tamaños.
2) 50 municipios en Europa y algunos en Chile funcionan como municipios
del Bien Común. 3) Unas 200 universidades están elaborando proyectos de
investigación y enseñanza. Ya se ha creado la primera cátedra en la Universidad
de Valencia y hay tres escuelas técnicas superiores en Austria y Alemania que
han realizado el balance del Bien Común al igual que la Universidad de
Barcelona. 4) En la Comunidad Valenciana se preparan dos leyes que buscan crear
un registro con las empresas que sigan
los requisitos de la Economía del Bien Común.
Para saber más se pueden consultar https://www.economiasolidaria.org/noticias/la-economia-del-bien-comun-resumen-de-sus-20-puntos-centrales
y sobre todo, como es natural, https://economiadelbiencomun.org.
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