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jueves, 2 de mayo de 2019

Necesidad de criticar


Perdonad, pero hoy me he levantado “criticona”.
En primer lugar, me entero, a través de El País, 30 de abril de 2019, que “El BBVA pide reformas para frenar la desigualdad” (título de la notica). El nuevo consejero delegado se estrenó ayer en la presentación de los resultados hasta marzo con una petición de reformas “para establecer un crecimiento inclusivo, frenar la desigualdad, un mercado laboral más justo con menos contratos de corto plazo” “Pidió al nuevo Gobierno que no ponga un impuesto a la banca, que consideró injusto porque no lo tienen otras entidades europeas”.
Sí que sé que el aumento del crecimiento económico no supone una mejora en la calidad de vida de las clases más bajas de la sociedad, pero no sé qué cómo se puede establecer un “crecimiento inclusivo”. Tampoco sé cómo el Gobierno puede hacer frente a la desigualdad, si el BBVA, ante el anuncio de una subida del salario mínimo, protestó diciendo que eso podía “condicionar la evolución de la economía y del empleo” (El País. 7 de febrero de 2019). Por último, si no es subiendo el salario y tampoco los impuestos a los más ricos ¿cómo se puede hacer frente, por ejemplo, a la pobreza infantil.
En el mismo periódico y misma página, se publica un artículo de opinión “Y ahora, los mercados”, escrito por el economista Santiago Carbó Valverde, que empieza con la siguiente frase: “Los españoles votaron y ahora los mercados permanecen en cierta calma, al menos una no muy distinta de la de las últimas semanas. […] Probablemente, una posible coalición del PSOE con Podemos y nacionalistas despierta alguna suspicacia a priori en los mercados”. Me pregunto, ¿estamos en un gobierno democrático? ¿quienes son los "mercados"? En el mismo artículo se menciona “el control del déficit y la reducción de la deuda”.
Otro acontecimiento a criticar. “El gasto militar mundial alcanza su máximo por el impulso de EE.UU.” (El País, 29 de abril de 2019) Debo confesar que desde mi punto de vista, lo impulse quien lo impulse, no me parece una buena noticia. Construir un ejército más grande no supone mantener un país libre de la guerra. Además, el dinero gastado en armas se podría emplear en mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos más castigados por los últimos acontecimientos. En palabras de Dwigt D. Eisenhower, militar y político, “Cada arma que se fabrica, cada barco de guerra que es comisionado, cada cohete que se dispara significa, al fin y al cabo, un robo a los que tienen hambre y no son alimentados”. Un último detalle, ¿quién va a la guerra? Ninguno de quienes han declarado la guerra, la guerra la sufren los ciudadanos normales y corrientes, sobre todo, los niños que no tienen la culpa de nada.
Según Martin Luther King, “hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces, pero no hemos aprendido a vivir como hermanos”.  Jeremy Rifkin ha escrito: “Quizá la cuestión más importante a la que se enfrenta la humanidad es si podemos lograr la empatía global a tiempo para salvar la Tierra y evitar el derrumbe de la civilización”. (Nota. “Los mercados”, tal como funcionan ahora, no saben nada de empatía)
Gracias por permitirme este desahogo.

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