¿Qué
actos deben ser calificados como crímenes medioambientales? Denominados también
“ecocidios”, se califican de crímenes medioambientales a aquellas actividades
que alteran las características del medio ambiente hasta hacer que en él no sea
posible la vida de los seres humanos y no humanos. Luis Manuel Ruiz, escritor,
en una columna periodística, “Ecocidio” (El
País del 2 de enero de 2011) citaba lo ocurrido en la isla de Pascua, y
señalaba, junto a otros escritores y sociólogos, que vamos camino de que se repita lo que
sucedió a los polinesios, pero a nivel
mucho mayor porque el tamaño del planeta Tierra es varias veces el de la isla
de Pascua.
Como indica este escritor en el artículo anterior, esos
crímenes son realizados por las grandes empresas: empresas en busca de las
máximas ganancias económicas posibles, sin tener en cuenta que ponen en peligro la supervivencia de la Humanidad.
José Vidal-Beneyton, catedrático de Sociología en la
Universidad Complutense de Madrid y Director del Colegio de Altos Estudios
Europeos Miguel de Servet de París, en una columna periodística publicada en El País del 15 de diciembre de 2007
hablaba de “grandes expoliadores de nuestro planeta que se han negado a limitar
en lo más mínimo su negocio, es decir, renunciar, ni siquiera reducir, a favor de la supervivencia de todos, el
provecho de su tan productiva explotación. De nuevo, el poder y el beneficio como argumentos supremos, como razones
últimas.
El problema reside en las características del vigente sistema
económico. Según Paul Mason (Postcapitalismo.
Hacia un nuevo futuro, 2016:14, Paidós), “El neoliberalismo es la doctrina
que aboga por la ausencia de controles en los mercados: nos dice que la ruta
óptima para la prosperidad pasa porque los individuos persigan su propio
interés particular y que el mercado es la única vía de expresión de ese interés
propio.
En otras palabras, conviene recordar que los fundamentalistas
del libre mercado no solo suponen que
para que los mercados funcionen perfectamente la demanda debe igualar a la
oferta, sino que, además, interpretando un tanto sui generis la doctrina de Adam Smith, suponen que el comportamiento humano responde a un previo cálculo
de costes/beneficios: teoría de la elección racional.
El
medioambiente es un bien común de la humanidad:
sin pertenecer a nadie, todos pueden disfrutar de él. Sin embargo, el vigente sistema económico ha
convertido en mercancías, objetos de
compra-venta, tanto los derechos humanos como los bienes comunes de la Humanidad.
En palabras de Barry Schwartz, psicólogo estadounidense, “¿Cómo
escapar del dilema en el que muchos individuos actuando racionalmente en su propio interés, pueden en última instancia
destruir un recurso compartido y limitado, incluso cuando es evidente que esto
no beneficia a nadie a largo plazo? Hay una Tierra, una atmósfera, una fuente
se agua y seis mil millones de personas compartiéndolos. Es necesario lograr acuerdos racionales sobre
los bienes comunes”.
El problema ha alcanzado tales dimensiones que, después de
muchos estudios y Congresos Internacionales se ha llegado a la conclusión de que los ecocidios son, realmente, crímenes
contra la Humanidad.
Desde la promulgación del Estatuto de Roma, en 1998, el Tribunal
Penal Internacional es competente para juzgar los delitos de genocidio, los
crímenes de lesa humanidad, los crímenes de guerra y los crímenes de agresión.
Sin embargo, aunque el borrador del Estatuto contempló desde un primer momento
la incorporación de los delitos medioambientales con carácter transnacional como
el quinto crimen, la moción resultó desestimada sin argumentos convincentes que
sustentaran su retirada.
Se da la circunstancia de que salvo que el ecocidio adopte un
modelo independiente y desvinculado del resto de los delitos contra la
Humanidad, los supuestos de ecocidio, provocado por grandes empresas seguirán
gozando de impunidad en el marco del Derecho Penal Internacional. No es de
extrañar que haya abogados que están estudiando la forma de introducir los
ecocidios en el Derecho Penal Internacional. Una de esas personas es Baltarsar
Garzón, a través de su Fundación. (http://www.fibgar.org)
No hay comentarios:
Publicar un comentario