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domingo, 7 de noviembre de 2021

Desigualdad entre países

 En la Agenda 2030, el Objetivo de Desarrollo Sostenible 10 pretende terminad con la desigualdad dentro de un mismo país y entre países. De la desigualdad en un mismo país hable, muy brevemente,  en este blog, en la “entrada” del dia   . Ahora, después de leer un artículo de opinión de Sami Naïr “Jugarse la vida en las fronteras” (5 de noviembre de 2021), me parece oportuno hablar de inmigración, porque es un fenómeno consecuencia de la desigualdad entre países que es necesario corregir.  

A hablar de inmigración  he dedicado en este blog más de una “entrada”. Por otra parte, creó conveniente mencionar ir sobre el origen de esa desigualdad. En 2002, Thomas Homer-Dixon, director del Centre for the Study of Peace and Conflict en la Universidad de Toronto, reconocido internacionalmente por explorar los vínculos entre la posesión y recursos naturales y la violencia, en los países menos desarrollados, es autor de un libro titulado El vacío de ingenio. ¿Podremos resolver los problemas del futuro?

En ese libro, Homer-Dixon señala que mientras los biólogos y científicos que trabajan en áreas afines declaran que el problema más importante al que se enfrenta la humanidad  es el hecho de que los recursos naturales son finitos, se encuentra otras personas –a las que llama optimistas económicos- cuya opinión es que no existe tal limitación, pues el ingenio y la humanas pueden resolver los problemas que surjan.

Explica  que a diferencia de la primera corriente de pensamiento, que prevalece en los medios de comunicación de masa y los movimientos ecologistas, la creencia defendida por los optimistas económicos guía a la Organización Mundial de Comercio (OMC), al Banco Mundial y a otros organismos dirigentes del actual sistema económico-social y aparece en influyentes libros, periódicos y revistas de orientación empresarial. Y señala que, aunque estas personas  -optimistas económicos-  suelen aceptar que la escasez severa paralizó algunas sociedades preindustriales, sostienen que los factores limitadores fueron, en realidad, la falta de conocimiento y la ausencia de instituciones adecuadas.

Señala Homer-Dixon: “Si bien es cierto que el ingenio humano ha encontrado sustitutos para algunos recursos,  también es cierto  que los optimistas económicos hacen un uso selectivo del ingenio humano. En unos casos, ya conocen sustitutos de algunos recursos, pero no los usan; y, en otros, sencillamente, carecen de esos sustitutos; en cualquier caso, prefieren acudir a las reservas existentes en los países pobres”. 

En su opinión: “Si es ilimitada la capacidad de sustitución de los recursos naturales, ¿por qué los países ricos, teóricamente, con más conocimientos que los países pobres, no empiezan ya la sustitución de los recursos que no tienen en su territorio, por otros que cumplan la misma función?  Por ejemplo, ¿por qué, sabiendo los problemas que plantea el comercio de diamantes no se fabrican y ponen de moda otras piedras igualmente bellas?, ¿por qué no fabrican los teléfonos móviles, ordenadores, consolas de videojuegos sin tener que emplear tántalo, algo que se obtiene del coltán, extraído de minas existentes en el Congo, con el agravante de que ello no mejora la vida de las personan que viven en ese país, porque la extracción del coltán está relacionada con guerras, muertes y trabajo infantil o en régimen de esclavitud. ¿Dónde está eso de hacer un buen uso, del ingenio humano?

Paul Collier, Director del Centro de Estudios Africanos en la Universidad de Oxford, en su libro  El club de la miseria. Qué falla en los países más pobres del mundo, señala basta que basta que un país sea rico en recursos naturales para que pertenezca en el “club de la miseria”.   

Por otra parte,  hace unos días, en un artículo, “Pequeña historia de Haiti” publicado en la revista cultural digital Amanece Metrópolis, el día 12 de octubre de 2021,  señale por qué abundan tanto los haitianos que intentan entrar en Estados Unidos. Todo empezó cuando la empresa estadounidense Rice Foods pidió al entonces presidente de Estados Unidos que obligase a Haití a bajar los aranceles comerciales establecidos por la OMC. Expongo en ese artículo cómo esa bajada de los aranceles sumió a Haití en la pobreza, de la que aún no ha podido salir.

 En el artículo “Jugarse la vida en las fronteras”,  Sami Naïr habla de las fronteras que impiden la entrada a los distintos Estados que forman parte de la Unión Europea, Sami Nair escribe: “Tras años de promesas de una política común europea inmigratoria y de fracasos reiterados sin seguir  un proyecto que respete la dignidad humana, se ha ido  apuntalando en el tiempo un estado de suspensión de derechos en las fronteras interiores y exteriores, que se aproxima al estado de naturaleza en el que los seres humanos son cazados,  despreciados,  apresados y expulsados, sin  mas perspectiva que reproducir esta misma situación.  

Sin duda, el capitalismo es un sistema inhumano que nos está llevando al precipicio. Solo nos pueden salvar los Objetivos de Desarrollo Sostenible recogidos en la Agenda 2030.

 

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