A menudo los alumnos ven en las aulas lo decisivo que es sumar esfuerzos para que el reciclaje genere una segunda vida a los residuos, y cuando llegan a casa se produce un cortocircuito en sus cabezas: tras estudiar cómo la separación de desechos fomenta la economía circular; disminuye los vertederos y ayuda a cuidar el medio ambiente, ven cómo en su cocina de casa todo acaba en el mismo cubo. Y empieza entonces una guerra dialectica que con frecuencia ganan los niños con su tozudez, frente a la falta de argumentos de sus padres para no clasificar la basura.
Una encuesta realizada el año a 2.146 estudiantes y 81 profesores del programa Recreo y residuos cero, citada en un capítulo del libro Ejemplos de sostenibilidad en la escuela (Springer) revela: "la conexión mejora la relación con los padres y el resultado de nuestra encuesta sugiere que el programa tiene el potencial de promover la sostenibilidad en las casa de los estudiantes".
En paralelo, la plataforma Naturaliza ayuda a 1.700 colegios, del total de 29.000 en todo el país, para integrar contenidos curriculares sobre el medio ambiente en todas las asignaturas: desde el ahorro energético o de agua hasta el cambio climático, la movilidad, o el reciclaje.
Ana Quiròs, cuyos acuden al colegio Padre Galo de Luarca (Asturias) explica que "los niños pidieron que no compraran más embutidos envasados en plástico". "Ya reciclábamos en casa, pero ahora las botellas son todas de metal y ya no hay plástico", celebra. "En casa ahora reciclamos todo, el orgánico, el papel, tapones y plástico", explica Paula Marín, madres de dos hijas de cinco y dos años, alumnas del colegio Pedro I de Carmona (Sevilla)
En Madrid, Olga Martín, cuyo hijo Álvaro de seis años es alumno del colegio Palomeras de Puente Vallecas, ilustra cómo los niños disparan el cambio: "Antes no reciclábamos el cartón y el vidrio por falta de espacio y porque no hacíamos tantas manualidades. Ahora Álvaro insiste en no encender tres luces a la vez, no dejar el grifo abierto mucho rato y cerrarlo al lavarse los dientes. Antes los los folios iban a la basura con un rayajo. Siempre puedes reciclar y por ejemplo los papeles van en hueco bajo la mesa de la cocina", explica. Las niñas se muestran más proambientales que los niños y esta sensibilidad disminuye conforme los niños se acercan a la adolescencia, coinciden varios estudios. (Fuente: El País, 23 de mayo de 2025)
Nuestro planeta es un sistema cerrado: salvo los rayos del Sol. nada puede entrar y salir. De aquí la importancia de la economía circular.
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