Viviendas que apenas consumen energía, que aseguran la habitabilidad durante olas de calor sin necesidad de un aporte masivo de electricidad y que contribuyen al bienestar de los que viven en ellas. La clave de estas casas está en el uso de la arquitectura bioclimática.
Javier Neila, doctor arquitecto y catedrático emérito de la Universidad Politécnica de Madrid explica en qué consiste: "Esta arquitectura tiene en cuenta las características del clima donde se ubica, protegiéndose de los aspectos negativos de ese clima y aprovechando los aspectos positivos". Su objetivo, dice, es reducir el consumo energético y mejorar el confort térmico de las personas que habitan en esos edificios."Hay una relación respetuosa y funcional con el clima y el emplazamiento", prosigue Laureano Matas, secretario general del Consejo Superior de Arquitectos de España (CSCAE)
En esta forma de planificar edificios se tiene en cuenta la trayectoria solar, los vientos, la humedad, lo orientación y los materiales del edificio. "Lo que hacemos es diseñar los edificios en función de estos condicionantes climáticos para que capaces de aprovechar al máximo los recursos naturales del lugar y poder convertirlos en energía gratuita para abastecer al edificio", indica Miguel Díaz, socio de Ruiz Larrea Arquitectura, estudio capitaneado por César Ruíz-Larrea y pionero en sostenibilidad. Se trata, dice Díaz. de "convertir el clima en arquitectura".
¿Cómo? "Se puede captar radiación solar por los huecos acristalados correctamente orientados, emplear la ventilación nocturna, y almacenar esas energías en la masa constructiva y estructural del edificio", cuenta Neila. Y si estas estrategias pasivas no fueran suficientes se completarían con sistemas activos de alta eficiencia (aerotermia, fotovoltaica).
Los cimientos de esta forma de hacer viviendas están en la arquitectura tradicional, junto con las técnicas y materiales de vanguardia. Hablamos de muros de adobe, patios andaluces, galerías gallegas ... "Han sido históricamente la respuesta al clima local con los recursos disponibles", explica Matas. Además, añade, "su principio fundamental es la especificidad y la adecuación al contexto, diferenciándose radicalmente de los modelos de edificación estandarizados y replicables". Una lacra en estos tiempos en los que todos los edificios se construyen más o menos igual, aunque el clima sea distinto. Y si la orientación no ayuda o se trata de una rehabilitacìón, hay pocas opciones. "Podemos mejorar el microclima y el comportamiento térmico actuando por capas", cuenta Matas.
De paso, esta arquitectura bioclimática es el único camino para cumplir con las exigencias europeas en materia energética. "La ayuda en la lucha contra el cambio el cambio climático y la descarbonización es clarísima, porque si se puede llevar a cero las demandas se eliminarían las emisiones de dióxido de carbono de este consumo", sostiene Neila. No hay que olvidar que uno de los grandes pilares para descarbonizar es la construcción. Al tiempo, la mínima demanda energética "reduce la vulnerabilidad de las las personas que lo habitan ante la volatilidad de los precios y combate activamente la pobreza energética", dice Matas.
Las vivienda en cuyo ADN está el diseño bioclimático avanzan, entre otras cosas, porque la actualización del Código Técnico de la Edificación (CTE) para 2026 se centra en la transición hacia los edificios de consumo de energía casi nulo. Y ese solo es posible con esta arquitectura. "Cada vez hay más sensibilidad por hacerlo bien desde el punto de vista energético y medioambiental", considera Neila.
No obstante,y a pesar de sus evidentes ventajas en términos de comodidad, ahorro y sostenibilidad, la arquitectura bioclimática no ha logrado la adopción masiva esperada, debido a la persistencia de barreras estructurales y culturales en el sector de la construcción. ·"La percepción errónea del coste sigue actuando como un freno inicial. Aunque la evidencia demuestre que el sobrecoste puede ser mínimo o nulo y la amortización rápida, la decisión inicial se basa en el precio de construcción inmediato, no en el del ciclo de vida", cree Matas.
El catedrático Neila insiste en que esta arquitectura no tiene que ser más cara "cuando se usan las orientaciones adecuadas y los materiales convencionales adecuados". Puede encarecerse "si queremos mayor calidad en los huecos, incrementando notablemente los aislamientos o queremos producir energía con sistemas mecánicos, pero siempre es más barata a la larga". Y advierte: "A largo plazo no nos podremos dar el lujo de que no lo sean por el agotamiento de recursos, el cambio climático y la biodiversidad.
El arquitecto Miguel Díaz es optimista. "Se está dando el caldo de cultivo idóneo. Estamos en una generación comprometida con la sostenibilidad, y más en Europa". El estudio del que es socio es uno de los que va un paso por delante impulsando la arquitectura bioclimática 2.0, es decir, la que además integra alta tecnología. "Estamos haciendo edificios de balance positivo, que son aquellos que son capaces incluso de generar para otros. Esto pasa por conseguir que las envolventes sean captadoras de energía y poder derivarlas a la red o a otras zonas de alrededor". explica Díaz. "Los edificios serán grandes generadores de energía si hacemos las cosas bien", continúa.
Es decir, esta arquitectura ya no se basa en herramientas pasivas -- envolvente, masa térmica del edificio --, sino también en estrategias activas --tecnologías y energías renovables --. "estamos viviendo una revolución en cuanto tecnologías que también tenemos que aprender a utiliza", comenta el socio del estudio Ruiz Larrea. Por ejemplo. la inteligencia artificial permite prever cómo va a ser el clima y cómo se van a comportar esos edificios.
Otro paso al frente en esta carrera es concebir los proyectos con una visión holistica: "Estamos diseñando el edificio en todo su ciclo de vida, desde que nace el primer tornillo hasta que muere el último tornillo",según el socio de Ruiz Larrea.
La próximas normativas van a ir en esta línea: ya no solo se trata solo de cuánto consume el edificio mientras se está usando, sino también de la huella de carbono de los materiales que se emplean y de su transporte. Como dice Laureano Matas, "la meta final es diseñar para un bajo impacto ambiental en todo el ciclo de vida del edificio. El diseño bioclimatico prioriza activamente el uso de materiales de proximidad o de muy bajo impacto ambiental lo que no solo minimiza la huella de carbono y reduce los costes logísticos, sino también facilita la reutilización y el reciclaje". (Fuente: El País. Suplemento Negocios, 26 de octubre de 2025)
Un ejemplo de sabiduría del verdadero ser humano. En la Agenda 2030, el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 9 es "construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible (como se dice en la noticia que he copiado) y fomentar la innovación".
No hay comentarios:
Publicar un comentario