Qasem Budair, un joven palestino de 3o años y licenciado en Derecho, se presentó hace un mes ante un tribunal académico de Bilbao para defender su tesis doctoral: un trabajo sobre las disputas comerciales en Oriente Próximo de más de 400 páginas en el que llevaba más de dos años volcado. Dos horas después, el jurado le dio un sobresaliente cum laude. Budair ya era doctor, Tal un abrazo con su director de tesis hubiere sido lo que seguía. Pera la suya no era una defensa como las demás, porque Budair tuvo que hacerla a 3.500 kilómetros de distancia, por videoconferencía, y desde una zona de conflicto, una Cisjordania asediada por las fuerzas israelíes y ataques de colonos.
"En Palestina, hasta estudiar puede ser una forma de resistencia", cuenta Budair desde Ramala, la capital de Cisjordania, a través de correo electrónico, una v-ia que ha oreferido dada la cantidad de apagones que hay en la ciudad, Budair llegó a Bilbao en octubre de 2022 para hacer su doctorado en la Universidad del País Vasco (UPV-EHU). Lo aceptaron y le asignaron un director de tesis, Juan Manuel Vázquez. Poco después, tuvo que viajar a su ciudad natal, Tulkarem, al noroeste de Cisjordania."Vivir en una ciudad asediada hizo bastante complicado trabajar en mi tesis", cuenta. A diario se enfrentaba a falta de recursos básicos, apagones y un limitado acceso a internet. Pero lo más duro no siempre fueron los problemas técnicos. Un día, según cuenta. una bomba aérea fue lanzada sobre una cafetería cercana al campo de refugiados de Tlkarem y provocó la muerte de 18 personas, entre ellas mujeres y niños. "El impacto emocional y psicológico fue inmenso y dificulta la concentración", dice. Aquel ataque fue considerado el peor en los últimos 24 años, según fuentes oficiales palestinas.
A pesar de todo lo que sucedía, Budair, sin embargo, estaba determinado a continuar la tesis, y solo lo pudo hacer de una manera: con una rutina que empezaba a las cuatro de la madrugada. "Esto me permitió ser productivo y terminar mi doctorado más rápido de lo pensado", cuenta. Utilizó todos los momentos en los que había electricidad y se conectaba a cualquier red que funcionase
Durante el conflicto entre Israel e Irán, en junio, la presencia militar en Cisjordania creció. Se abrieron puestos militares avanzados, se limitó el movimiento y aumentaron kis controles de vigilancia, explica Médicos Sin Fronteras. Por esos controles tuvo que mudarse de Tullkarem a Ramala: le era imposible pasarlos todos cada día, entre su casa y el trabajo. Ahora se le dificulta ir a visitar a sus padres, y dolo los ve los fines de semana.
Entre el 7 de octubre de 2023 y el 7 de junio de 2025, cerca de 949 palestinos han muerto, entre ellos 200 niños, en Cisjordania; además, 9,010 heridos, según datos de la Oficina de Coordinación Humanitaria de la ONU. "El estrés emocional y psicológico de vivir en una ciudad asediada está siempre presente", dice cuando se le consulta como logró hacer la tesis.
Vázquez describe a Budair: "Siempre fue la seriedad, el rigor, la puntualidad, el respeto", una persona trabajadora que cree mucho en el esfuerzo. "En sus 35 años en la universidad, nunca había trabajado con en estudiante y viviese en una zona de conflicto.
Budair llegó a Valencia en octubre de 2021 para aprender español al año se mudó a Bilbao. Antes, e, 2017, obtuvo la licenciatura en Derecho en la Universidad Árabe Americana, en Palestina, y tiene dos maestrías en Derecho Privado y Propiedad Intelectual. Su tesis doctoral, por otro lado, estaba enfocada al arbitraje en Emiratos Árabes Unidos, Qatar y Árabia Saudi. Cuando la tesis ya estaba terminada, el consulado español en Jerusalén le retuvo el pasaporte y no le dieron la visa. Fue el momento más duro de todos, señala el director de la tesis; "Los dos nos queramos hechos polvo, después de todo e, trabajo y él es esa situación. Ahora, Qasem Budair trabaja en Oxfam en Palestina. Su día a día, sin embargo, continúa siendo complicado. Ahora está buscando financiación para continuar con su investigación posdoctoral para contribuir al campo legal palestino (Fuente: El País 9 de agosto de 2025)
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