La presencia de deportistas refugiados en los Juegos Olímpicos de París envía un poderoso mensaje frente a la “retórica política de estigmatizar a los migrantes”, sostiene Filippo Gransi (Milán, Italia, 67 años), máximo responsable de la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur). Ha recibido esta semana el Premio Laurel Olímpico por “su apoyo sin ninguna reserva” y su implicación personal en la creación del equipo olímpico de refugiados, que reúne este año en París a 37 deportistas que se vieron obligados a abandonar su hogar. Será la tercera vez que un grupo de refugiados participe en unos Juegos. Grandi, que ayer corrió con la antorcha olímpica, asegura en una entrevista telefónica desde la capital francesa que espera que la imagen de estos atletas no solo inspire a otras personas en su situación, sino que ayude a recordar al mundo los millones de personas que no podrán estar en los Juegos Olímpicos por las guerras de Gaza, de Sudán, de República del Congo y de “todas las otras que casi no aparecen en las noticias”.
Pregunta. ¿Qué mensaje envía el Equipo Olímpico de Refugiados al mundo en un momento en el que se siguen batiendo récords en el número de personas obligadas a abandonar su hogar?
Respuesta. Creo que cuando a los refugiados se les da una oportunidad. pueden brillar y contribuir a la sociedad. Este es el concepto original detrás de la creación del equipo olímpico de refugiados. Son los terceros juegos en los que participan. Comenzaron en los de Río de Janeiro, en 2016, con un equipo más pequeño, de 10 personas. Luego en Tokio y ahora en París, con 37 deportistas. Es un mensaje muy positivo frente a la retórica política de estigmatizar a los migrantes y a los refugiados en todo el mundo.
P. Hay deportistas que no puede participar en los Juegos Olímpicos por conflictos, como el de Gaza.
R. La guerra trastorna completamente la vida de la gente. Gaza es un ejemplo, pero hay muchas otras guerras que casi no aparecen en las noticias y que atrapan también a los jóvenes. No es que no puedan participar en los Juegos Olímpicos, es que ni siquiera pueden practicar deporte, divertirse o tener una vida normal. En Sudán, los niños llevan más de un año sin ir a la escuela, porque en las guerras se cierran los colegios y se utilizan para los desplazados. En la República del Congo, solo cuesta un dólar tener relaciones sexuales con un niño. Es un horror que ocurre desde hace años. ¿Y qué dice el mundo? Muy poco. Así que espero que los refugiados que participan en los Juegos Olímpicos recuerden al mundo que hay millones como ellos que no pueden venir aquí.
P. Han estallado recientemente nuevos conflictos que han obligado a desplazarse a millones de personas en Sudán, Gaza o Myanmar. ¿Cree que se les protege adecuadamente?
R. Proteger a todos estos refugiados que huyen de una guerra o persecución u otras formas de violencia es posible porque las normas y los medios existen. Pero la cuestión no es si pueden ser protegidos, sino si existe voluntad para protegerlos y dar recursos a los países que los acogen. No son solo los refugiados que cruzan las fronteras. ¿Qué pasa con las personas desplazadas en su propio país? Son decenas de millones. También necesitan protección. Como ocurre en Sudán [el país que sufre la mayor crisis de desplazados internos del mudo]. Pero las partes en conflicto, los militares y los paramilitares, deben facilitar el acceso. Ha sido muy difícil para nosotros llevar ayuda a las personas desplazadas en Sudán. En Gaza, la gente sufre terriblemente, pero también ha sido difícil llevar ayuda al interior de la Franja debido a todas las restricciones impuestas por las autoridades israelíes.
P. ¿Cómo han afectado al funcionamiento de la UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, la campaña de ataques que recibe de Israel?
R. La UNRWA es otra organización distinta a Acnur. Sí comentaré que estábamos muy preocupados cuando la mayoría de los donantes dejaron de financiar a la principal organización humanitaria en todos los Territorios Palestinos Ocupados, Gaza y Cisjordania, y, por cierto, también en Líbano, Jordania y Siria, donde también se ocupa de los refugiados palestinos. Así que me alegro de que ahora, no todos los donantes pero sí muchos, hayan regresado tras la investigación que realizo la ex ministra de Asuntos Exteriores, Datherine Colonna [que concluyó que Israel no ha aportado pruebas sobre los vínculos de la UNRWA con Hamás].
P. ¿Qué opina de la retórica de Occidente, con políticas antirrefugiados, cuando son los países del Sur Global los que asumen el mayor peso de la acogida?
R. La gran mayoría de los refugiados y, por supuesto, también de los desplazados, están en países con pocos recursos. Pero cuando lees los medios de comunicación o escuchas a los políticos, especialmente en Europa, Norteamérica, Australia y otros lugares [de renta alta], tienes la impresión de que todos los refugiados van a los países ricos. Hay muchos, pero son una minoría con respecto al total. Desafortunadamente, también se presenta la llegada de migrantes a países ricos como una invasión, que es una idea incorrecta y sesgada, que genera miedo y aprensión. Los políticos tienen la responsabilidad de tranquilizar a los ciudadanos ante la llegada de los migrantes, tienen que decirles que hay formas de gestionarlo. Quizás ganen las elecciones [con la retórica xenófoba], pero no resolverán ni los problemas de los países ricos, ni los de los países pobres ni los de los migrantes.
P. Y estos países con menos recursos, que acogen al 75% de los refugiados del mundo, apenas reciben ayuda. ¿Qué se debe hacer?
R. Hay que hacer más en países como Chad, que está acogiendo a refugiados sudaneses. También hay afganos en Pakistán y rohingyas en Myanmar. Aquí es donde se tienen que poner los recursos, pero por desgracia es muy difícil movilizarlos, quizás porque hay demasiadas crisis o demasiada atención a unas pocas crisis. Hay que ayudar a estas personas porque necesitan alimentos, medicinas, mantas, agua… Lo básico. Al ayudarlas, también evitas que arriesguen sus vidas y se marchen de Chad a Libia, de Libia a Italia y de Italia al resto de Europa. Una forma de abordar el problema de la migración es hacer más en países como Chad para que la gente no tenga que desplazarse.
P. Europa ha endurecido los requisitos para la acogida en el nuevo pacto migratorio aprobado el pasado abril. ¿Qué se debe hacer para crear una narrativa migratoria de acogida frente al discurso xenófobo?
R. El hecho es que el pacto migratorio europeo es una buena respuesta al discurso xenófobo. Sé que me han criticado por decir esto. Mucha gente ha dicho que el pacto no es bueno porque impone demasiadas restricciones, que no resolverá los problemas… Lo han criticado desde todos los espectros políticos. Pero es pragmático, quizás no es la mejor solución posible, pero es una buena solución, porque establece un compromiso de los 27 Estados miembros de la UE para gestionar el flujo migratorio en las fronteras, y también más allá de las fronteras europeas, en África, Oriente Próximo o Asia. Estoy preocupado porque es un pacto complejo que será difícil de implementar, pero Europa tiene dos años para hacerlo. Nosotros estamos trabajando muy duro con la Comisión Europea y con los Estados miembros para asegurarnos de que se respeten los derechos de las personas. Y estamos encantados de que las instituciones europeas nos consulten sobre este asunto.
P. ¿Se ha desvirtuado el concepto del derecho al asilo cuando gran parte de los países lo incumplen?
R. Sí. Pienso en los anteriores gobiernos británicos que propusieron un plan para enviar a todas las personas que pidieran asilo a otro país. Y nosotros dijimos que no estábamos en contra de buscar formas innovadoras para gestionar las solicitudes de asilo, pero que impedir completamente que se pida asilo en Reino destruiría el derecho de asilo en todo el mundo. Los países con menores ingresos reciben al 75% de los refugiados y se podrían plantear que si los países ricos no los aceptan, por qué deberían aceptarlos ellos. Estoy muy contento de que el nuevo Gobierno británico haya cancelado ese acuerdo.
P. Mañana se celebran elecciones en Venezuela. ¿Como afectarán a los refugiados venezolanos?
R. No es un área de mi dominio. Pero, mi esperanza es que con el tiempo, y pese a la complejidad de los desafíos, haya más estabilidad en el país, lo que ayudará a que la gente regrese. Mucha gente volverá si la situación se estabiliza políticamente, si pueden volver a tener servicios, si el empleo puede mejorar. En el pasado, Venezuela era un país que atraía a los refugiados.
P. ¿Teme que la posible llegada de Donald Trump a la casa Blanca empeore aún más las condiciones de los migrantes que intentan llegar a Estados Unidos?
R. Ya
hemos experimentado que durante la presidencia de Trump se favorecieron
medidas restrictivas [contra la migración]. Pero en Acnur hemos puesto
en marcha proyectos muy importantes para abordar el flujo de migrantes
que parte de América del Sur y cruza América Central hasta llegar a
México y Estados Unidos. Hay que gestionar los problemas de migración a
lo largo de toda la ruta, también para que haya menos presión sobre
estos dos últimos países. Espero que el diálogo continúe con sea cual
sea la Administración [que gane las elecciones estadounidenses]. (Fuente: El País. Planeta Futuro. 27 de julio de 2024)
Me parece muy importante la labor que realizan la organizaciones de las Naciones Unidas como Acnur
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