Como ya he indicado, España, en la actualidad, cuenta con una democracia representativa. De este nodo España, en la actualidad, cuenta con una democracia representativa. De este modo, la dirección política que tiene el país la indican los ciudadanos, que periódicamente celebran elecciones para elegir a sus representantes.
Tal como actúan durante las elecciones los que desean ser nuestros representantes, se hace necesario cambiar de sistema.
Jeremy Rifkin, uno de los pensadores sociales más célebres de nuestra época, es autor de un libro, La civilización empática. La carrera hacia una conciencia global en un mundo en crisis que en cuya Introducción indica: “Descubrimientos recientes en el estudio del cerebro y del desarrollo infantil nos obliga a replantear la antigua creencia de que el ser humano es agresivo, materialista, utilitarista e interesado por naturaleza. La conciencia reciente de que somos una especie esencialmente empática tiene consecuencias trascendentales para la sociedad”.
Ello conduce a lo que algunos autores llaman “democracia directa” y otros, entre ellos Rikin, “democracia colaborativa”. Un tipo de democracia en la que los ciudadanos no se apoyan en representantes y se empapan de los asuntos políticos En esta línea, Carlos Sánchez, periodista económico en un artículo de El Confidencial indica que cada vez se ven con mejores ojos ese tipo de democracia. Una democracia que se apoya en el hecho de el ser humano es empático, social y solidario, además de inteligente. No se trata de competir, sino de colaborar. Hacer uso de lo se ha llamado “sabiduría de las multitudes” o “sabiduría colectiva”.
Una pregunta: ¿Estamos a tiempo de alcanzar la empatía
global necesaria para evitar las consecuencias del cambio de clima?
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