España está desaprovechando una de las mejores palancas de que puede disponer para garantizar su progreso económico y un Estado de bienestar de los ciudadanos: aprovechar el talento de los inmigrantes. Uno de cada dos extranjeros universitario que trabajan en el país (el 54%) está sobrecualificados, su nivel de estudios es superior al que requiere su empleo.
Casi nadie concibe hoy que una economía moderna pueda desarrollarse con la aportación exclusiva de sus nacionales. No es simplemente una cuestión de rechazar la xenofobia o solidarizarse con quienes dejan sus países en busca de un futuro mejor, sino de pura necesidad en unas sociedades occidentales con baja natalidad, intenso envejecimiento y creciente esperanza de vida-que supone un mayor gasto social- y un costoso Estado de bienestar. Sin la mano de obra importada, sus sistemas productivos se bloquearían.
La directora Gerente del FMI, Kristalina Georgieva, recalcó el 18 de abril de 2024 el valor de la inmigración para el crecimiento económico, citando el caso de EE UU. En España, sin los trabajadores extranjeros en conjunto (el 18,8% del total, que contando a quienes tienen doble nacionalidad suponen unos cuatro millones), hubiese sido imposible alcanzar el récord de un mercado laboral con 21 millones de empleados.
Uno de los principales obstáculos reside en la homologación de los títulos universitarios no nacionales. El nuevo sistema puesto en marcha por el Gobierno hace algo más de un año ha agilizado el proceso, pero necesita un rediseño. como reconoció recientemente la ministra de Universidades, Diana Morant.... (Fuente: El País. 19 de abril de 2024)
Desde mi punto de vista, es necesario obrar con empatía y sabiduría, características del verdadero ser humano.
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