Acabo de leer en El País de hoy, (5 de abril de 2024) una Carta a la Directora, escrita `por Dolores Escribano Valero (Valladolid), que me parece obligado copiar.
"Desde hace dos años, en el trayecto hacia el trabajo, paso delante de una iglesia. En su escalinata duerme un hombre sobre cartones. Se arropa con unas mantas ennegrecidas. A veces está levantándose, ordenando sus escasas pertenencias como si estuviera en su propia casa. Se trata de una calle muy concurrida, pero todos pasamos sin mirarle como si fuera parte del mobiliario urbano. No sé si le obviamos porque nos hemos acostumbrado a so presencia o porque como ocurre con otros muchos problemas, preferimos mirar hacia otro lado"
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