Este articulo está escrito en El País después de otros artículos anteriores, también escritos en el mismo periódico. En el primero se indicaba el viaje que Pedro Sánchez a países de donde venían la mayoría de los niños inmigrantes que llegaban a Canarias. Posteriormente se publicó la protesta del PP y Vox.
He aquí el resumen del artículo publicado el 30 de agosto
El Gobierno y el PP se han enzarzado en una agría bronca política a cuenta de la inmigración cuando más necesario resulta abordar con sentido de Estado y sin demagogias uno de los retos de futuro que tiene España de más compleja respuesta. Un reto que necesita políticas realistas y con proyección a largo plazo mucho antes que que una sucesión de titulares o acusaciones cruzadas de "irresponsabilidad".
El marco inmediato de un enfrentamiento que ha vivido varios capítulos estériles en los últimos meses es la gira que Pedro Sánchez concluyó en Senegal tras visitas Mauritania y Gambia. En ella ha buscado mejorar las vías para una inmigración legal y segura, especialmente con los acuerdos para cerrar contratos en origen, que permita reducir la irregular.
Sánchez ha contribuido a la confusión al enlazar en una declaración sin preguntas en Senegal la prioridad de la seguridad y la necesidad "imprescindible" del retorno de los inmigrantes irregulares. Son dos cosas que no suponen un cambio de política, pero juntas contribuyen a dar la sensación de que una cosa depende de la otra. El PP se agarra a esta frase para sentirse justificado.Introducir en el debate público la idea de que hay una relación directa entre inmigración irregular e inseguridad es jugar con fuego.
Ese marco caricaturiza la inmigración como problema abstracto, mientras elude afrontar problemas concretos derivados de ella. Los servicios de acogida en Canarias y Ceuta siguen desbordados después de que O, Vox y Junts rechazarán en julio una reforma de la ley de extranjería para aliviar la situación.
Canarias había recibido hasta el pasado 15 de agosto 22.304 inmigrantes irregulares (un 126% más que en igual período de 2023). Irá a más por el agravamiento de la situación en el Sahel. especialmente en Malí. España ya es a todos los efectos un país de inmigrantes: 8,7 millones de ciudadanos (un 17,8 % de la población) han nacido en otro país.
La llegada regulas de extranjeros ha sido imprescindible para llegar a este nivel de prosperidad y lo seguirá siendo para mantenerlo. Por ejemplo, para garantizar en 2053 la actual relación entre trabajadores y pensionistas harán falta 24 millones de inmigrantes, según el Banco de España. Dar la espalda a esa realidad es absurdo.
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