Cuenta Juan Manuel Santos, premio Nobel de la Paz, que cuando era presidente de Colombia, se propuso abordar un conflicto armado interno que a muchos les parecía irresoluble, después de medio siglo de combates entre distintas fuerzas guerrilleras, sobre todo las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (las llanadas FARC) y el Estado colombiano.
Pero ningún conflicto, por enquistado y lleno de resentimientos que esté, es irresoluble. Eso no lo he aprendido en los manuales de historia ni estudiando teorías de la paz, sino hablando cada semana con los víctimas del conflicto que en su mayoría querían pensar en el futuro y no en el pasado. Me asombraba constantemente hasta que punto respaldaban nuestro proceso de paz y con qué frecuencia expresaban cuál era su motivación principal: que nadie pasara por lo que ellas habían experimentad. A lo largo de los años, también observé, cada ves que me reunía con personas que lo habían perdido todo, que la idea de aniquilar al enemigo era un principio utilizado en política, y en la mayoría de lo casos, exclusivamente por quienes nunca habían sufrido de verdad.
Colombia fue el primar país que empezó a reconocer y reparar a las víctimas de un conflicto armado antes de que terminara nuestro enfrentamiento civil. Iniciamos el proceso de restituir las tierras a los que se habían visto despojados por lo menos cuatro años antes de que se firmase el acuerdo de paz. ¿Por qué lo hicimos? Por muchos motivos, pero, además de las razones éticas, por un motivo económico que estaba muy claro: para que hubiera inversiones era necesaria la paz. Me acordaba de algo que me había dicho Nelson Mandela cuando la traspasé la presidencia de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), en abril de 1996, Mandela me dijo: "La paz es una condición esencial para el Desarrollo. Si no hay paz, Colombia no despegará".(....)
El informe sobre el Índice 2024 de Pobreza Multidimensional (IPM) del mundo, elaborado por el PNUD y la iniciativa sobre Pobreza y Desarrollo Humano (OPHI) de la Universidad de Oxford, analiza los vínculos entre la pobreza multidimensional y los conflictos. Mide la pobreza multidimensional en 112 países situados en regiones en desarrollo, 6.300 millones de personas en total y analiza qué nos dicen esos datos sobre los países que padecían conflictos en el momento en que se recopilaron. (....)
La conclusión del informe de 2024 es que, en los países afectados por guerras, más de una de cada tres personas sufre pobreza multidimensional (34,8%), mientras que, en los países no afectados por guerras o pequeños conflictos, es una de cada nueve (10,9%) (...)
Eso no quiere decir que haya que simplificas y afirma que "la pobreza siempre provoca conflictos". o viceversa. Tampoco quiere decir que la única razón para lchar contra la pobreza sea ganar la paz. Como dijo Amartya Sen, nuestro mentor y maestro: "La disparidad y las privaciones exigen una atención urgente y concentrada, porque son en sí una maldición terrible ... y no hay por que justificar esta urgencia diciendo, además, que da pie de forma ineludible y directa a la criminalidad y violencia". Por eso, el primer Objetivo de Desarrollo Sostenible es acabar con la pobreza en todas sus formas, en todas partes, en situación de paz o de guerra (...)
Este trabajo, publicado en El País el día 17 de octubre de 2024, está firmado, ademas de por Juan Manuel Santos, por Sabina Akkire que dirige la Iniciativa sobre Pobreza y Desarrollo Humano de la Universidad de Oxford.
Juan Manuel Santos, menciona en un determinado momento "razones éticas". Debo recordar que la ética es el parámetro con que se mide el grado de humanización.
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