El hombre también ha intentado imitar a la naturaleza en su manera de aprovechas la energía solar. Mediante la función clorofílica, las plantas almacenan la energía solar que incide sobre ellas. De aquí, la energía que contienen la madera, el carbón y el petróleo.
Se han hechos serios intentos para producir materia orgánica, en gran escala, bajo determinadas condiciones.
La mayor parte de los trabajos se han hecho con plantas unicelulares de orden conocido como algas. Para que crezcan las algas, igual que cualquier otro tipo de vegetales, es necesario suministrar abonos. En algunos de los experimentos, a gran escala, ha sido resuelta esta dificultad utilizando las aguas negras. (En nuestros pueblos, los campos se abonaban con los desechos acumulados en el corral)
El empleo de las aguas negras presenta la ventaja adicional de que éstas contienen bacterias, y una coexistencia de bacterias y algas resulta beneficiosa para ambas. Desde el punto de vista ecológico. la principal función de las bacterias es suministrar material nitrogenado en formas utilizable por las plantas y animales, capturando o fijando el nitrógeno atmosférico y rompiendo en compuestos más sencillos las complejas moléculas orgánicas presentes en residuos de plantas y heces de animales. En otras palabras, las bacterias pueden trasformar la materia orgánica que existe en las aguas negras en sustancias que las algas necesitan para su alimento. A cambio, las algas ceden el oxígeno que necesitan las bacterias.
Las algas pueden descomponerse en cámaras cerradas por la acción de otro tipo de bacterias, que no necesitan el oxígeno para vivir. La mezcla pastosa de las aguas residuales, parcialmente descompuesta, y las algas procedentes de los tanques donde han crecido, pasan a un digeridor cerrado, en el cual la materia orgánica se rompe completamente, dando agua rica en nitratos y fosfatos usada como fertilizante, y un gas combustible, que contiene hasta un 60% de metano. Este metano puede ser licuado, almacenado y trasportado al lugar donde se vaya a usar como combustible. (Fuente: Juliana Luisa González Hurtado, Palencia y sus fuentes de energía. Separata del número 37 de publicaciones de la Institución Tello Téllez de Meneses, de Palencia)
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