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jueves, 29 de junio de 2017

Parlamento mundial

     De una forma u otra, cada vez con más frecuencia, se menciona la necesidad de un gobierno. A pesar de lo indicado en textos anteriores, el origen de esa necesidad no reside en la existencia de una gran diversidad de culturas, identidades y  nacionalismos. El problema real reside en la necesidad de construir un orden político global más justo, democrático y humano, es decir, en la necesidad de cambiar el rumbo de la actual globalización. 
     Fernando A, Iglesias, periodista y autor especializado en los aspectos políticos de la globalización, es autor de un libro titulado Globalizar la democracia. Por un Parlamento Mundial (2006). Como de deduce del libro, Iglesias concede una gran importancia al ejercicio de la democracia: considera la democracia un fin en sí misma, porque otorga a los ciudadanos la capacidad de decidir, para bien o para mal, sobre los procesos políticos, económicos y sociales que afectan a sus vidas, es decir,  activar las capacidades de autonomía y libertad que son el patrimonio más alto que distingue a los seres humanos. La globalización, además de llevar a un mundo injusto e inhumano, es un proceso no elegido democráticamente. Hoy la mayoría de los seres humanos asistimos, como testigos impotentes, a las operaciones de actores globales tan ajenos como poderosos.
     Imprescindible para globalizar la democracia es la instauración de un Parlamento Mundial, que represente, en primer lugar, a los ciudadanos del mundo y solo en segundo lugar, a los gobiernos y los estados, con la condición de que estos hayan sido, a su vez, democráticamente.
     Un Parlamento Mundial es la mejor sede imaginable en la cual discutir la reforma de los organismos internacionales, comenzando por la democratización de Naciones Unidas y siguiendo con la restructuración del FMI, la OMC y el Banco Mundial, y hacer frente a los mercados financieros y a las grandes empresas transnacionales.
     Un Parlamento Mundial permanente es el único ámbito legítimo de discusión de políticas mundiales y de recaudación de tasas globales, necesarias para combatir la pobreza extrema, la degradación ecológica, el agotamiento de los recursos naturales y la volatilidad financiera.
     En palabras de Iglesias, "el avance tecnológico acelerado y la globalización de los procesos económicos y sociales no solo posibilitan sino que tornan necesario un orden democrático que ayer nomás era completamente innecesario y utópico".
     La existencia de un Parlamento Mundial, no supone la desaparición de las naciones, únicamente una limitación de su soberanía; solo tendrán potestad (pero no soberanía) en las cuestiones que atañen al ámbito nacional, siempre que no violen los derechos universales de sus ciudadanos.    
     En ese libro, Iglesias describe, con detalle, cómo funcionará ese Parlamento Mundial e indica cómo, lentamente, las actuales naciones aceptarán, voluntariamente, su autoridad (Pone como ejemplo la evolución experimentada por la Unión Europea desde su creación). En un principio, y con el propósito de facilitar una evolución gradual, podría pensarse en la ONU.
     José Sebreli, sociólogo, historiador y crítico literario, escribió: "La constitución de instituciones democráticas supranacionales será la única tarea política significativa durante los próximos años". (Citado por Iglesias, 2006: 29).    


sábado, 24 de junio de 2017

Poder creador

     Otro mundo es posible si lo crean los ciudadanos. Los mercados y los gobiernos o no quieren o no saben. Es algo que he repetido muchas veces; es imposible recoger el innumerable número y la diversidad de empresas sociales y organizaciones no  gubernamentales, continuamente en aumento. Son una muestra del poder creador del ser humano. Haciendo una excepción voy a hablar de una de ellas, mencionada, cosa extraña, en el suplemento Negocios de El País (21 de junio de 2017). Se trata de una iniciativa relacionada con la cantidad de alimentos, verduras y frutas, que no se ponen a la venta porque son feos.
     ¿Se han dado cuenta de lo perfectas, que lucen las frutas y verduras en cualquier tienda? Todo ello forma parte de una estrategia diseñada para gustar, para que todo parezca atractivo, como de anuncio. ¿Qué sucede con las verduras y frutas que no nacen tan bellas?
     Para hacer frente a esa situación ha nacido, en Cataluña, un proyecto, denominado Espigoladors, en recuerdo de los que recogían espigas sobrantes de las cosechas. Los protagonistas de la iniciativa se ponen en contacto con agricultores, ofreciéndoles enviar voluntarios, parados en riesgo de exclusión, para recoger los productos que habían quedado en el campo, casi siempre, por razones estéticas. Las verduras y frutas recogidas se distribuyen entre los voluntarios y el sobrante se utiliza para elaborar mermeladas, sopas y jugos, que se venden bajo la marca Im-perfec.
     No se trata solo de aprovechar todos esos alimentos marginados, sino también en educar sobre el despilfarro alimentario, dar empleo a personas sin trabajo, educar sobre el despilfarro alimentario y favorecer el consumo de productos locales. Es un proyecto pionero en España, pero ya es una realidad en culturas como la alemana o países del norte de Europa. 
     Todo empezó con un equipo de tres personas. Una de ellas dejó su trabajo para dedicarse por completo al desarrollo del proyecto. "Algunos emprendedores empiezan en un garaje, nosotros empezamos con una furgoneta de segunda mano", relata una de ellas. Hoy son seis trabajadores en plantilla; tres de ellos, los socios. También cuentan con un comité estratégico de ocho. Entre todos trabajan la gestión del producto, su preparación y distribución. Al mismo tiempo, buscan colaborar con otras comunidades que se quieran asociar.
     Por ahora no tienen forma jurídica de empresa social; son una asociación sin ánimo de lucro. Según uno de los fundadores del proyecto, el beneficio siempre tenderá a ser cero, porque se vuelve a invertir. En este año, 2017, donde esperan 280.000 euros de facturación, pondrán en marcha un obrador propio para elaborar sus productos.

lunes, 12 de junio de 2017

Democratizar la globalización

     La necesidad de un gobierno global es consecuencia  de la globalización. Cuando las empresas transnacionales, como su nombre indica, no tienen patria y en busca de los mayores beneficios económicos no encuentran ningún obstáculo en desarrollar su actividad en cualquier lugar de la Tierra y cuando el dinero se puede mover sin ningún tipo de restricciones por todo el globo terráqueo, a cualquier hora del día o de la noche, buscando las mejores condiciones de rentabilidad, no es admisible la existencia de naciones, con una muy limitada capacidad de actuación y que, a pesar de calificarse de democráticas, sus ciudadanos tienen una minúscula capacidad de influir sobre decisiones  que afecta a sus vidas y que para para salir de su territorio tienen que estar protegidos por una capa de dinero, de muy distinto espesor según la nación a que pertenezcan. Se ha desvanecido el prestigio de la democracia y la legitimidad de las instituciones representativas.
     Al mismo tiempo, la economía y la tecnología han alcanzado un grado de desarrollo tal que, en teoría, podría permitir que todos los seres humanos pudieran acceder a una vida digna. Sin embargo, la realidad es que en un porcentaje muy elevado, sobreviven en condiciones de pobreza, en situaciones en las que su vida y su felicidad están fuertemente limitadas por la imposibilidad de acceder a los recursos económicos y culturales y en las que sus potenciales creativas son dramáticamente desperdiciadas por la comunidad humana. Nunca hemos sido tan poderosos como hoy. Nunca hemos podido ser tan potencialmente ricos y libres, pero, en realidad, todo se ha quedado en un sueño.
     Crisis económica, ecológica y de valores o de derechos humanos. Queda demostrado que no podemos resolver satisfactoriamente estos crisis con el esquema actual de la globalización. No podemos resolver los problemas planteados por la globalización utilizando el esquema de un mundo dividido en naciones. Acontecimientos recientes están poniendo de manifiesto que las intervenciones de los estados nacionales tienden a empeorar las cosas más que a solucionarlas;  impotentes para salvar el mundo, todavía son capaces de destruirlo. Es urgente construir instituciones políticas capaces de hacer frente a los problemas globales que nos atenazan. 
     Es necesario lo que podríamos calificar de revolución copernicana. En un momento determinado, se pensababque la Tierra era el centro del universo: estrellas y planetas giraban alrededor de ella. Para avanzar en el estudio del universo, fue necesario aceptar que la Tierra giraba alrededor del Sol. .Ahora, se creía que todo debía girar alrededor de las naciones; sin embargo, acontecimientos recientes están poniendo de manifiesto que el centro del sistema, si se quiere que sobreviva la especie humana, deben ser los ciudadanos.

jueves, 8 de junio de 2017

Pobreza y vivienda

     En el suplemento Negocios de El País del domingo 21 de mayo último, he leído un artículo escrito por Antón Costas y titulado "La tijera de la pobreza". Es probable que más de uno de ustedes le haya leído también. Si lo comento ahora es porque considero obligatorio insistir en la necesidad de tomar conciencia del problema de la pobreza en el siglo XXI, tomar conciencia y empezar a actuar. ¿Por qué? ¿Cómo estaría yo ahora si hubiera nacido en el seno de una familia de pocos recursos? Con razón el derecho a una vida digna se ha incluido en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
     En ese artículo, Antón Costas empieza diciendo que es posible que "estemos ante una nueva explosión de la pobreza y de la desigualdad en España por culpa de dos circunstancias relacionadas con la vivienda". Una de las circunstancias está relacionada con el paro y la caída de los salarios, que dan lugar a una "caída de la renta disponible que les queda a las familias". "La caída de la renta disponible después del gasto en vivienda  para el 20% de los hogares más pobres ha sido del 44% en el período 2008 a 2015". Costas indica que en "un informe de Save the Children sobre la pobreza infantil en España es una llamada de atención al sentido de la decencia de una sociedad que permite este desastre social".  (Desheredados. Desigualdad infantil, igualdad de oportunidades y políticas públicas en España, 2017),
     Los gastos en vivienda, junto con el paro y la precarización del empleo, son también la causa de otra anomalía. Se trata de la "bajísima tasa de emancipación de los jóvenes [...] No sucede en ningún otro país. Sus consecuencias son importantes. En primer lugar para los propios jóvenes [...]. En segundo lugar, para el dinamismo de la economía y de la sociedad. Cuanto antes un país logre la emancipación de los jóvenes, mejor situación estará en el ranking de la innovación". En la situación en que estamos, desde mi punto de vista, por encima del dinamismo de la economía y el ranking de la innovación están las personas, los jóvenes. Menos mal que, en este caso, coinciden las tres cosas.   Costas señala la necesidad de no estropear más las cosas con políticas erróneas y considera equivocada la medida prevista en el borrador del Plan de Vivienda 2018-2021, consistente en fomentar la compra de vivienda por parte de los jóvenes mediante una subvención pública a fondo perdido. He buscado información acerca de este tema y considero unánime la afirmación de que, bajo la amenaza constante del empleo precario, eso sería una condena y no una ayuda, condenará a los jóvenes a toda una vida de endeudamiento.
     Según Costas, a largo plazo la solución al problema de la vivienda para los hogares pobres y los jóvenes solo puede venir de la reserva de viviendas de alquiler asequible. Menciona la existencia en Reino Unido de instituciones privadas sin ánimo de lucro con un importante parque de viviendas de alquiler. Recuerdo las viviendas sociales que han sido vendidas a un fondo de inversión que, en busca de dinero fácil, han subido el alquiler a cotas inasumibles por los antiguos inquilinos. Si eso se puede evitar haciendo que las viviendas en lugar de públicas fueran privadas, ¿por qué no emprende esa tarea alguno de los supermillonarios que, en la actualidad, se dedican acomprar edifi cios enteros
     Hay que hacer lo posible y, lo ahora, imposible, para corregir la situación de pobreza en que se encuentran tantos españoles, sobre todo, niños inocentes.