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jueves, 21 de diciembre de 2017

La agonía democrática



“La agonía democrática” es el título de un artículo de Antonio Navalón publicado en El País, del 11 de diciembre último. En el primer párrafo, Antonio Navalón escribe: “La voluntad popular está por encima de cualquier otra consideración. Elegimos a uno, aunque normalmente no permitimos que nos dirija, pero lo elegimos. Ninguno es superior a nosotros y juntos siempre somos superiores a cualquiera de ellos”. Y, más tarde, añade: “Tal vez ahora, en uno de esos retrocesos que tiene la historia, es necesaria otra manera de estructurar el poder. […]  Ante la pérdida de los valores morales y la crisis permanente por no actuar conforme a los principios fundamentales de la organización de los pueblos, las democracias van empequeñeciéndose y engendrando legiones de frustrados que juegan a disparar sobre las urnas”. […] Hoy la democracia agoniza en gran parte del mundo. Y mientras tanto una pregunta sigue en el aire: ¿Qué o quiénes la salvarán de su sufrimiento?”.
Desde mi punto de vista, agoniza secuestrada por los que llamamos “mercados”: lobbies y sector financiero.
Puesto que nadie duda de la existencia de una conexión entre la idea de justicia y la democracia,  no es de extrañar que, en su libro  La idea de la justicia  Amartya Sen dedique los capítulos finales al tema de la democracia. Ya en el prefacio Amartya señala: “La democracia debe juzgarse no solo por las instituciones formalmente existentes sino también por el punto hasta el cual pueden ser realmente escuchadas voces diferentes de sectores distintos del pueblo”.
En uno de los citados capítulos (2010:353) indica: “Al ponderar los pros y los contras de la democracia, tenemos que otorgar un adecuado reconocimiento a la atracción del gobierno participativo que ha aparecido y reaparecido con cierta consistencia en diferentes partes del mundo”. […], “en la filosofía política contemporánea ha ganado amplia aceptación la idea de que la democracia se entiende mejor como el gobierno por discusión. Esta frase fue probablemente acuñada por Walter Bagehot, pero es la obra de John Stuart Mill la que ha tenido un papel clave en la comprensión y en la defensa de esta perspectiva”.  […]  En efecto, ha habido un gran desplazamiento en la concepción de la democracia a resulta de la obra de Rawls y Habermas, y de una vasta bibliografía reciente sobre esta temática, que incluye aportes de Bruce Ackerman, Seyla Benhabib, Joshua Cohen y Ronald Dworkin, entre otros. Una interpretación similar de la democracia también puede hallarse en los escritos de James Buchanan, el teórico pionero de la elección pública”. (Recuérdese las investigaciones de la Premio Nobel de Economía Elinor Ostrom acerca de la gestión de los bienes comunes)
Dos hechos facilitan el ejercicio, en la actualidad, de una democracia participativa o por consenso: las técnicas de la información y la comunicación y el descubrimiento de la sabiduría de las multitudes.
¿Qué o quiénes salvarán a la democracia de su sufrimiento? A pesar de las “legiones de frustrados que juegan a disparar sobre las urnas”, que indica Navalón, solo los ciudadanos pueden (y deben) salvar  a la democracia de su sufrimiento.

lunes, 18 de diciembre de 2017

Cambio climático. Hambre y sed



En el Foro Internacional de Derechos Humanos, citado en las últimas dos entradas, se debatió, también. sobre los efectos del cambio climático sobre la realización de los derechos humanos.
Según la FAO (Agencia de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), el 80% de los pobres del mundo viven en áreas rurales que dependen de la agricultura para su subsistencia, actividad muy afectada por el cambio climático: hay regiones que llevan tres o más temporadas sufriendo sequías, inundaciones y otros impactos climáticos. La FAO indica, además, que la nueva realidad climática afecta también a la disponibilidad de agua potable “Hay 815 millones de personas  que no comen lo suficiente y, aún más, sin acceso a agua potable. Son cuestiones básicas para los derechos humanos, pero los avances se frenan mientras se expanden los efectos de la nueva realidad del clima”.
Según un informe presentado por la FAO y otras cuatro agencias de la ONU, “si hace un año el 10,6% de la Humanidad pasaba hambre, hoy es el 11% “. A ese aumento ha contribuido no solo el cambio climático, sino también a que en “los últimos años han estallado guerras y conflictos que se alargan y agravan (de hecho, seis de cada 10 hambrientos viven en países en conflicto)”
La falta de alimentos y agua, acompañada o no de situación de violencia, es la causa por las que, a pesar de los peligros que ello conlleva, muchos habitantes de esos países se dirigen a Europa. Pero los europeos, tratan de ignorar que el cambio de clima afecta a todos los países de la Tierra, aunque se deba al modo de vida adoptado por los países desarrollados,  y, con una total falta de empatía, no aceptan la llegada de esas peronas.. Olvidan que nadie puede elegir el lugar de nacimiento y que, por ello, el acceso a alimentos y agua potable son derechos humanos. En la nota del periódico donde se informa del Foro Internacional de Derechos Humanos se decía: “Hay 815 millones de personas que no comen lo suficiente y aún más sin acceso a agua potable. Son cuestiones básicas para los derechos humanos"; cuestiones básicas que no parecen preocupar demasiado a los países desarrollados.
Para hacer realidad los derechos humanos es necesario atender con rapidez las situaciones de emergencia alimentaria provocadas por el clima y fomentar y proteger la paz para evitar la explosiva combinación de violencia y clima.

domingo, 17 de diciembre de 2017

Empresas y derechos humanos



Como indiqué en la entrada anterior, en el Foro internacional de Derechos Humanos, celebrado en Madrid, no solo se señaló la necesidad de que las grandes empresas multinacionales “contribuyan a la efectiva realización de los derechos humanos”, sino que, según apuntó el director de sostenibilidad de una empresa petrolera, “las empresas deben ser proactivas y no limitarse a cumplir las leyes si se producen problemas”.
Todo lo anterior recuerda el “Pacto Mundial. La responsabilidad cívica de las empresas en la economía mundial”, que propuso el 31 de enero de 1999 Kofi Annan,  entonces Secretario General de Naciones Unidas, y que pretendía, principalmente, que las empresas se sintieran obligadas, como se ha señalado en este Foro, a “proteger y no vulnerar los derechos humanos”. Entonces las empresas argumentaron que no se puede obligar a nadie a un comportamiento ético. En el vigente sistema económico se ha llevado a cabo una curiosa separación entre ética y economía, nunca antes  existente.
Sin embargo, las empresas utiliza la ética para aumentar sus ganancias económicas: “la ética vende”.
En el prólogo de la obra, ya citada, El libro negro de las marcas. El lado oscuro de las empresas globales, se indica: “Cuando en septiembre de 2001 apareció la primera edición alemana, no imaginábamos que fuera a producir tanto revuelo. ‘Es difícil que este libro no consiga los efectos propuestos –escribía el  Spiegel-, ya que ataca a las multinacionales en su punto más sensible: su prestigio’. El Frankfurter Rundschau opinaba ‘La función que cumple este libro debería convertirse en el futuro en una rutina, al menos en la sociedades democráticas”.
Menciono, a continuación, algunas actividades contra los derechos humanos llevadas a cabo por empresas multinacionales cuyos nombres indican los autores de ese libro: financiación de guerras civiles y tráfico de armas, destrucción de medios de vida en regiones petrolíferas, contaminación de grandes superficies agrícolas y exagerado consumo de agua con consecuencias catastróficas para la agricultura, trabajo infantil y en condiciones de esclavitud, …
Sin duda, tanto Spiegel como Frankfurter Rundschau se confundieron en sus predicciones. Basta enterarse, por cualquier medio de comunicación, de los peligros con los que, en la actualidad, se enfrentan los activistas pro derechos humanos, es decir, personas que intervienen activamente en la realización de estos derechos.  En los dos últimos años Amnistía Internacional ha contabilizado la muerte violenta de 437 activistas. Según las estimaciones de esta ONG, el 95% de los crímenes contra ambientalistas y activistas proDerechos Humanos en el mundo quedan impunes. A pesar de que hay un grupo de juristas que señalan la necesidad de una justicia universal más amplia, una justicia que incluya los delitos económicos, financieros y contra el medio ambiente, que también cuestan vidas humanas. 
Todo lo anterior no significa que no considere conveniente la organización de Foros Internacionales de Derechos Humanos como el recientemente celebrado en Madrid, sino todo lo contrario. Es necesario que los ciudadanos conozcan el problema y adopten una postura activa.

jueves, 14 de diciembre de 2017

Derechos humanos



          El 10 se diciembre, hace 69 años, se aprobaba la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El día 11 de diciembre último se celebró en Madrid el Foro Internacional de Derechos Humanos, organizado por El País, la FAO (Agencia de la ONU para la Alimentación y la Agricultura) y la Red Española del Pacto Mundial de Naciones Unidas. No es la primera vez que se celebra un foro internacional de estas características; su objetivo, en todas las ocasiones han sido crear un espacio de reunión que permita intercambios de ideas, conocimientos y experiencias, para fomentar el respeto a los Derechos Humanos en el mundo, pues como denunciaba Juan Luis Cebrián, presidente de El País, en ese Foro, “Hoy, incluso en los países desarrollados, muchos de los derechos humanos están todavía en la categoría de veremos”. (“Los nuevos derechos humanos del siglo XXI”, El País, 12 de diciembre de 2017).
          Aunque tradicionalmente los derechos humanos se han exigido a los Estados, en este Foro se ha abordado el papel de las empresas. Se ha indicado que, en ocasiones, las grandes corporaciones (empresas) manejan más oresupuesto que muchos países juntos, pero que, salvo en cuestión de magen, no se sienten responsables de cumplir la Declaración Universal de Derechos Humanos. El director de la ONG Amnistía Internacional pidió "establecer obligaciones concretas para las multinacionales que no les permitan obviarlos cuando trabajan en países con legislaciones menos exigentes". ¿Quién no recuerda lo sucedido en las fábricas del sector textil ubicadas en Bangladés, consecuencia del régimen de esclavitud en que se trabaja en ellas? Solo un ejemplo de algo habitual. (KlausWarner y Hans Weiss, El libro negro de las marcas. El lado oscuro de las empresas globales, 2004).
          Según el trabajo periodístico indicado, las empresas existentes coincidieron en que "respetar a las comunidades en las que se opera, velar por la igualdad de género o luchar contra la explotación son algunas de las contribuciones que las compañias privadas pueden (o deben) hacer para la efectiva realización de los derechos humanos". Desde mi punto de vista no hay que olvidar, por una parte, la separación entre economía y ética en el actual sistema y, por otra, el que ha convertido los derechos humanos (como los bienes comunes) en mercancia. Para hacer frente a la última crisis financiera, el FMI "obligó", a través de la austeridad presupuestaria, a hacer reformas estructulares (privatizaciones) en sanidad y educación, dos derechos humanos que solo podría disfrutar quien tuviera suficiente poder adquisitivo (dinero),
          Se trataba de un foro internacional que retaba a empresas y ciudades a garantizar las necesidades básicas de millones de personas. Aquí solo he mencionado las empresas porque los ciudades, como se indica en la noticia, tienen, por ahora, unas competencias muy limitadas y poca capacidad de acción.

lunes, 11 de diciembre de 2017

Empatía



En los centros de enseñanza que conozco se han empezado a dar conferencias y charlas sobre acoso escolar y/o violencia machista, conscientes de la importancia que, en la actualidad, tienen esos temas. Por la misma razón, como indica Ana Merino (El País,   4 de diciembre de 2017), “¿y si hacemos que la empatía sea una asignatura en los institutos de enseñanzas secundarias?” 
Según el Diccionario de la Lengua Española (DEL), “empatía” es sentimiento de identificación con algo o con alguien, o capacidad de identificarse con algo o con alguien.  El objetivo de esa nueva asignatura sería, en palabras de Ana Merino, “ayudar a nuestros adolescentes a desarrollar la emocionabilidad de la empatía”.
Esta asignatura obligatoria tendrá una parte teórica y una práctica. Ana Merino se detiene en la parte práctica. “La primera lección duraría tres semanas y les tocaría vivir en la calle con indigentes. […] Buscar en las miradas de esos  rostros arrugados algún vestigio de la luz de su primera juventud”. A esa primera lección práctica se añadirían otras como visitas a comedores sociales, centros de acogida de mujeres maltratadas, centro de acogida de emigrantes, indagar  la vida que llevan los niños de las familias pobres, etc. Aquí se pueden añadir las conferencias y charlas sobre acoso escolar y violencia machista.
En las lecciones teóricas se les explicará que los descubrimientos recientes en el ámbito de las neurociencias y el desarrollo infantil  nos obligan a cuestionar la creencia, tan arraigada, según   la cual los seres humanos son agresivos, materialistas, utilitaristas y egoístas por naturaleza. Jeremy Rifkin, uno de los pensadores sociales más célebres de nuestra época, en su libro La civilización empática (2010, Paidós Ibérica, Barcelona), indica  que "los descrubrimientos más recientes  en el ámbito de las neurociencias y en el del desarrollo infantil nos  indican que somos una especie fundamentalmente empática y que ello tiene unas implicaciones profundas y de largo alcance para la sociedad".
El problema reside en la capacidad de nuestro sistema económico-social para evitar la expresión de nuestras neuronas espejo.  Nuestro sistema económico social se apoya en la creencia de que el ser humano es como una máquina de calcular los beneficios o perjuicios que le reporta cada acción (teoría de la elección racional). Sin duda, hace falta un replanteamiento radical de nuestro modelo económico y social. “Radical” porque, junto a la necesidad de tener en cuenta la empatía del ser humano, hay que tener en cuenta las características del planeta que habitamos.
Jeremy Rifkin señala (2010:14) que nos hallamos en la cima de una transición importantísima hacia el inicio de una nueva era caracterizada por la empatía y una conciencia de la biosfera.  “La edad de la razón está siendo eclipsada por la edad de la empatía”. Y añade: “Quizá la cuestión más importante a la que se enfrenta la Humanidad es si podremos lograr la empatía global a tiempo para salvar la Tierra y evitar el derrumbe de la civilización”.
 No cabe duda de la necesidad de incluir esta asignatura en los programas de enseñanza obligatorios. 

NOTA. Debo indicar que he publicado la segunda edición de mi libro Imaginar y crear el futuro. Consideraba obligatorio, por una parte, corregir algunos aspectos de la primera edición y, por otra, incluir nuevos acontecimientos que consideraba imprescindibles analizar para imaginar y crear un futuro mejor. Esta segunda edición ha sido editada por Bubok Publishing S.L.