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sábado, 30 de junio de 2018

Un solo mundo. Empatía



Hace unos días, expuse la opinión de Peter Singer acerca de la necesidad de una  ética que tenga en cuenta que constituimos un solo mundo. Hoy pretendo confirmar esa idea,  tomando como referencia  el hecho de que el ser humano es empático por naturaleza. El actual sistema económico-social oculta de forma deliberada que  la especie humana, es esencialmente empática, lo mismo que sostiene que economía y ética son incompatibles.
Jeremy Rifkin, uno de los pensadores sociales más célebres de nuestra época, es autor de un libro  titulado La civilización empática.  La carrera hacia una conciencia global en un mundo en crisis (2010). En este libro, Rifkin analiza la evolución, a lo largo de la historia humana, de la empatía, una capacidad que ha ejercido una poderosa influencia en nuestro desarrollo.
Explica, este pensador, que hace mucho tiempo que los especialistas en desarrollo infantil saben que hasta los bebés de pocos días de edad pueden reconocer el llanto de otros bebés y ponerse a llorar. Con mi nieta me sucedió lo mismo: con apenas un mes,  cerca de ella, otra niña empezó a llorar, miró y como la otra niña seguía llorando, ella empezó a llorar también. El sufijo –patía- de la palabra empatía indica que entramos en el estado emocional de otra persona que sufre y que sentimos su dolor como si fuera nuestro. Corroborando esas experiencias, experimentos realizados en 1996 han puesto de manifiesto la existencia de nuestro cerebro y otros animales de las que se han dado en llamar “neuronas espejo”.  La empatía forma parte de nuestra biología.
Sin embargo –indica este pensador-- “gran parte de la historia escrita gira en torno a la patología del poder” y, quizá por esta razón hacemos un análisis tan sombrío al reflexionar sobre la naturaleza del ser humano. Nuestra memoria colectiva está llena de crisis y calamidades, injusticias  sangrantes y episodios de crueldad con otros seres humanos, con los restantes seres vivos y con la Tierra que habitamos. Según Rifkin, “si fueran éstos los elementos que definen la experiencia humana, ya haría mucho tiempo que nuestra especie habría desaparecido”.
En estos momentos, según esta pensador (2010:14), “quizá la cuestión más importante en la que se encuentra la humanidad es si podemos lograr la empatía global a tiempo para salvar la Tierra y evitar el derrumbe de la civilización”.
 Peter Singer indicaba la importancia de “ayudarnos unos a otros”. Empatía y ética van al unísono, son inseparables. Solo con la conciencia de que constituimos un solo mundo y haciendo uso de ética y empatía -características que solo poseen los seres humanos- podremos hacer frente a los problemas que actualmente tiene la humanidad y, así “salvar la Tierra y evitar el derrumbe de la civilización”.
La mayor dificultad es que el actual sistema económico-social no quiere que, quienes en el futuro serán consumidores, tengan conciencia de especie, es decir, conciencia de  pertenecer a la especie humana. Tener conciencia de pertenencia a la especie humana -conocer lo que es la ética y la empatía- supone una amenaza directa a los intereses de las élites. Para adquirir conciencia de especie es necesario pensar y  es notorio todo lo que hace el sistema para que las personas no tengan tiempo para pensar.
En un principio, tal como están las cosas,  hablar de ética y empatía puede parecer una utopía, pero frente a los retos que amenazan a la Humanidad en conjunto no podemos aplazar nuestra reacción … o será tarde.

jueves, 28 de junio de 2018

Mortalidad evitable



"Mortalidad evitable" es el título de un trabajo periodístico, publicado en El País del 25 de junio de 2018, que gira alrededor de número de personas que fallece por la polución en las ciudades.  Entre 2000 y 2009, “la contaminación (atmosférica) ha provocado 93.000 muertes prematuras, el 3% de todos los fallecimientos  y ocho veces más que los accidentes  de tráfico.
¿Por qué un genocidio de tal magnitud permanece impune? ¿Por qué no ha disminuido nada la propaganda  en alguno de los medios de comunicación de masas?
La propaganda es una forma de comunicación que tiene por objetivo influir en la actitud de una comunidad respecto alguna causa y posición, presentando solamente un lado  o aspecto de un argumento. Medios de información de masas contaminados por la propaganda. De modo opuesto al suministro de información libre e imparcial, la propaganda, en su sentido más  básico, presenta información parcial y sesgada, con el deseo  de cambiar la actitud de una audiencia determinada acerca de asuntos políticos, religiosos o comerciales.
De eso saben mucho los medios de comunicación de masas que pertenecen a alguna de las grandes corporaciones, grandes empresas.  
En el prólogo al  libro de David Edwards y David Cromwell, Los guardianes del poder. El mito de la prensa progresista (2011, Navarra, ed, Txalaparta), Pascual Serrano escribe: “Una premisa que no debemos olvidar nunca: las empresas privadas están obligadas por ley a maximizar los beneficios de sus accionistas.  La ley prohíbe a los directivos y administradores del dinero ajeno llevar a cabo, en el marco de su empresa, cualquier actividad (como apoyar a los trabajadores, cuidar del medio ambiente, trabajar en pos de la resolución de un conflicto bélico o  defender  los Derechos Humanos de una minoría) si pudiera afectar negativamente a la cuenta de resultados de la corporación empresarial. Por lo tanto, los principios éticos y morales son incompatibles con el espirito del mercado. Es a partir de esta regla cuando podemos empezar a comprender donde nos están llevando  los medios de comunicación, propiedad de grandes empresas privadas. […] ¿Y por dónde empezamos? Yo diría que recordando las primeras líneas donde explicábamos que el capitalismo es una empresa incompatible con la compasión. Ya tenemos el primer objetivo al que combatir para recuperar el buen periodismo”.   
Como dicen  Noam Chomsky, lingüista, profesor emérito en el MIT y activista, y   Edward S. Herman, economista y analista de medios de comunicación estadounidense, en el libro  Manufacturing Consent. The Political Economy of the Mass Media (1988, traducida al español en 1990, 6 ediciones, con el título Los guardianes de la libertad), indican que “el marketing  sus técnicas no autorizan el asesinato no pueden justificar las matanzas”.(Extraído de la columna periodística de José Vidal-Beneyto, “Cuénteme un cuento / y 3” publicada en  El País del  16 de febrero de 2008).                                                       
En cuanto a lo que indica Pascual Serrano, debo señalar que estoy de acuerdo con él  en que en el sistema económico-social en el que nos movemos, el objetivo final de la empresa privada (gran empresa o corporación) es maximizar los beneficios de sus accionistas y también es cierto que ignora la ética, pero no me parece adecuado decir “por ley”, porque eso significa ignorar la existencia de empresas sociales y prensa independiente.  

viernes, 22 de junio de 2018

La ética de la globalización



Peter Singer, en la actualidad, catedrático de Bioética en la Universidad de Princeton, es autor, entre otros, de un libro titulado Un solo mundo. La ética de la globalización (2003) Dada la situación en que, en estos momentos, se encuentra el mundo me parece interesante y oportuno comentar su contenido.
La globalización, por una parte, debido a  las tecnologías de la información y comunicación y, por otra a al libre movimiento de empresas transnacionales y capitales, han convertido al planeta Tierra en una aldea y a la humanidad en una sola familia. En ese contexto, Peter Singer se pregunta en “qué medida deben los líderes políticos ver su tarea de forma estrecha, es decir, en términos de promover el interés de sus ciudadanos y en qué medida debería preocuparse por el bienestar de la gente de cualquier parte del mundo”. Como contestación, señala algo que perfectamente podría atribuirse a Donald Trump. “Romano Prodi, a la sazón Presidente de la Comisión Europea y antiguo primer ministro de Italia, respondió a la estrategia de presidente George W.  Bush de que si se quiere ser un líder mundial hay que saber cómo cuidar todo el planeta y no solo de la industria norteamericana. Peter Singer va más allá e indica que los líderes de las naciones más pequeñas también tienen que tener en cuenta todo el planeta; en contextos como el calentamiento global, los acuerdos comerciales, el tratamiento de los refugiados y la ayuda exterior, todos los líderes deben estar preparados para tener en cuenta a los de fuera. Por ejemplo, en el caso del cambio climático, el líder de una nación no puede decir que no hará nada porque lo primero que hay que pensar es en sus ciudadanos, porque, en el actual contexto, puede perjudicar seriamente a ciudadanos de naciones que no contribuyen en nada al cambio climático.    
Hasta aquí solo se refiere a los líderes políticos, pero en el caso de gobiernos democráticos ello significa que todos los ciudadanos deben tener en cuenta de qué forma cualquier decisión repercute en los ciudadanos de otros países.  “El valor de la vida de un ser humano inocente no varía según su nacionalidad”.
“Necesitamos –dice Peter Singer- la sensación de que realmente somos una única comunidad,  que somos personas que no solo reconocen la fuerza legal de las prohibiciones de matarnos unos a otros, sino también la importancia de ayudarnos unos a otros”.
Según este profesor, “hemos vivido durante tanto tiempo con la  idea de los Estados-nación soberanos que estos han pasado a formar parte del acervo no solo de la diplomacia y la política pública, sino también de la ética. En el término globalización, más allá que en el antiguo de internacionalización, está implícita la idea de que nos estamos moviendo más allá de una era de lazos crecientes entre naciones y estamos comenzando a contemplar algo que supera la concepción existente de Estado-nación. Pero este cambio necesita reflejarse en todos los niveles de nuestro pensamiento, y especialmente en nuestras reflexiones éticas”.  No hay que olvidar que un orden global no es lo mismo que un orden internacional.
Según Gareth Evans, presidente del Grupo para las Crisis internacionales, ex ministro australiano de Asuntos Exteriores, “Peter Singer escriba, como siempre, con lucidez y con una lógica sin concesiones. Hacer que los Estados se comporten de forma ética es una aspiración heroica, pero este libro obligará a reflexionar incluso al realista más obstinado”.

miércoles, 20 de junio de 2018

Confianza de los mercados



En el periódico El País del día 17 de junio de 2018 se publicó una entrevista a la recién ministra de Economía y Empresa, Nadia Calviño, bajo el título “Es vital la confianza de los mercados, y también de los ciudadanos”. Leyendo la noticia se aprecia que ese título está relacionado con la pregunta del periodista:  “¿Tiene este Gobierno la confianza de los mercados?”. Pregunta a la que la ministra contesta: “No me cabe ninguna duda. […] La reacción de los mercados desde la toma de posesión de este Gobierno ha sido positiva”. El entrevistador insiste y pregunta: “¿Hasta qué punto es importante tener esa confianza para el Gobierno de Pedro Sánchez?”. La ministra contesta con una expresión parecida a la elegida como título de la entrevista: “Es indudable que en el contexto actual es importante tener la confianza de los mercados, pero también de los ciudadanos …”.
No hace falta estar dotado de un gran espíritu crítico para preguntar: ¿Cómo es posible que sea necesaria la confianza –visto bueno- de los mercados para qué funcione bien un Gobierno democrático? ¿Qué puede pasar si los ciudadanos eligen un gobierno que no es de la confianza de los mercados? ¿Dónde la democracia? ¿Por qué no protestan los ciudadanos? ¿quiénes son los mercados? Nadia Calviño indica “en el contexto actual”, ¿qué contexto es ese? 
El contexto actual que menciona la ministra es el de la globalización: globalización neoliberal. El economista y periodista de El País, Joaquín Estefanía, es su libro Hij@, ¿qué es la globalización. La primera revolución del siglo XXI (2002), dice que la globalización es “un proceso que no hemos decidido las personas, que no hemos votado y que, no haciéndolo, nos perjudica como ciudadanos (aunque en muchos casos nos alegre como consumidores)”, y señala la existencia de movimientos antiglobalización que se manifiestaban en todo tipo de “reuniones que les parecen naturalmente sospechosas por ademocráticas; porque sustituyen la voluntad de la mayoría de los ciudadanos en aspectos que afectan a los más de 6.000 millones de personas que habitan la Tierra”. Entre las reuniones que el movimiento antiglobalización consideraba “naturalmente sospechosas por antidemocráticas” se encontraban, entre otras, las de la Organización Mundial de Comercio (OMC), del FMI o del Banco Mundial.
Lourdes Lucía, licenciada en Derecho por la Universidad Complutense, una de las fundadoras en España del movimiento internacional ATTAC, en un capítulo del libro Reacciona. 10 razones por las que debes actuar frente a la crisis económica, política y social (4ª ed. 2011), escribe: “Todas las directrices que proceden de los mercados (es decir, de los bancos, de las multinacionales y órganos supranacionales) van en la misma dirección¸ reajustes estructurales, privatizaciones, reducción del gasto público.” 
En la segunda edición de mi libro Imaginar y crear el futuro (Ed. Bubok, 2017: 163) cito un libro publicado con Licencia Creative Commons, Quienes son los mercados y cómo nos gobiernan (2011) en el que se puede leer: “cuando se habla en los medios de comunicación de los mercados”, en realidad, no se hace referencia a los mercados en general, sino a un tipo muy particular de mercados que presentan hoy día una enorme importancia: los mercados financieros”. Los mercados financieros hablan a través de la Bolsa. La observación de cómo evolucionaba la Bolsa, permitió que la ministra de Economía dijera que la “reacción de los mercados, desde la toma de posesión de este Gobierno, ha sido positiva”.
Desgraciadamente son muchos los Gobiernos que han sufrido el castigo de “los mercados”.

viernes, 15 de junio de 2018

Migración por hambre



Según el director de la FAO, distintos estudios han puesto de manifiesto que todos los pueblos pueden alcanzar la soberanía alimentaria mediante la práctica de una agricultura sostenible que gire alrededor de pequeñas y medianas explotaciones y que sea respetuosa con las diversas culturas de cada pueblo. 
Sin embargo, la globalización del actual sistema económico, auspiciado por las grandes empresas multinacionales, hace imposible el acceso a una nutrición sana y suficiente por gran parte de los seres humanos, que se ven obligados a migrar. A continuación, algunos datos que ponen de manifiesto esa imposibilidad.
- Robo de suelos fértiles. Aprovechando que los agricultores de los países subdesarrollados carecen de títulos de propiedad que acrediten que los suelos que labran son suyos, empresas de los países desarrollados se apropian  de ellos y les dejan sin posibilidad de cultivar los alimentos que necesitan.
Las grandes empresas multinacionales agroindustriales como todas las empresas de este tipo solo piensan en las ganancias económicas. A corto plazo, pueden obtener grandes beneficios, sustituyendo la producción de alimentos por otros cultivos que les proporcionan mayores ganancias económicas. 
- Especulación financiera. Los alimentos se han convertido en un instrumento financiero más. "Sin reparo, Wall Street se ha metido a granjero". "El hambre cotiza en Bolsa". El precio de los alimentos se determina en la Bolsa de Valores. La especulación alimentaria ha sido identificada como la principal causa de las recientes crisis alimentarias en las que millones de personas en el mundo han muerto de hambre. 
- Organización Mundial de Comercio (OMC), Acuerdo sobre Agricultura. Los países ricos, dominados por los lobbies de las empresas multinacionales, han demostrado que no tienen -han tenido- ningún reparo en obrar en contra de lo que ellos establecieron en los Estatutos de la OMC. Es lo que el Premio Nobel de Economía, Joseph E. Stiglitz, en su libro La gran brecha. Qué hacer con las desigualdades (2015:305), llama "hipocresía de los países industriales más avanzados". "Predicaron a los países en desarrollo para que no subsidiaran a sus industrias, pero ellos siguieron derramando milles de millones en subsidios a sus agricultores, haciendo imposible que los países en desarrollo pudieran competir".  Miles de agricultores de los países en desarrollo tuvieron que abandonar los campos de cultivo  y buscar cómo ganar dinero en la ciudad.
Paul Collier, director del Centro de Estudios de Eonomías Africanas, en su libro El club de la miseria. Qué falla en los países más pobres del mundo (2009), señala que la política comercial de los países ricos es en parte culpable de la existencia del "club de la miseria"; una política que, mediante subvenciones, hace que sus grandes empresas agroindustriales puedan exportar por debajo del precio de coste. En palabras de Collier (2009:261)), "es una estupidez proporcionar ayuda con el fin de promover el desarrollo para después adoptar políticasvcomerciales que lo impiden".

En conclusión. Los migrantes que llegan a nuestras costas han sido expulsados de sus países por nosotros.