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lunes, 28 de diciembre de 2020

¿Qué es el COVAX?

 

Dediqué la última “entrada” a este blog, titulada “Conocimiento. Patrimonio de la Humanidad”, a la patentes de las vacunas contra el Covid-19. Entonces, entre otras cosas, mencione la creación de un mecanismo internacional –COVAX- para garantizar la equidad en la distribución de la vacuna.  ¿Qué es el COVAX?

Se denomina COVAX al Fondo de Acceso Global para Vacunas contra el Covid-19; una alianza  lanzada en abril de 2020 cuyo objetivo era garantizar 2.000 millones de dosis de una vacuna eficaz para finales de 2021- Antes que finalice este año se tendrán que haber reunido los recursos suficientes para poder financiarla. En otras palabras, COVAX es el pilar para conseguir una vacuna accesible y asequible a nivel global.

La iniciativa COVAX se erige como una respuesta multilateral y colaborativa a la pandemia, impulsada desde instancias como la ONU, la OMS, o la propia Unión Europea. Algunos actores clave del sistema internacional, como EE. UU. y Rusia, se han desmarcado de esta iniciativa replegándose en mensajes y políticas nacionalistas que concentran esfuerzos y recursos en su propio abastecimiento. China, por su parte, anunció recientemente su adhesión a COVAX.

Se distinguen dos grupos de países: Por un lado, los denominados “autofinanciados” tienen la posibilidad de acordar compromisos de compra u opciones de compra del número de dosis que determinen los propios países en unas condiciones iguales para todos ellos. Por otro lado, una serie de países ya identificados de menores ingresos y renta media serían beneficiarios de un Compromiso de Mercado Avanzado, una herramienta para que países donantes de Ayuda Oficial al Desarrollo aporten recursos que permitan a los países en desarrollo acceder a la vacuna en cuanto empiece a producir.(1)

En cuanto a los países de América Latina y el Caribe, el subdirector de la Organización  Panamericana de la Salud, el doctor Jarbas Barbosa, aseguró que participan en el mecanismo internacional COVAX y recibirán las vacunas al mismo tiempo, tanto si pagan por ellas como si las reciben gratuitamente.

Las 10 naciones que obtendrán donaciones (Bolivia, Dominica, El Salvador, Granada, Guyana, Haití, Honduras, Nicaragua, Santa Lucía y San Vicente y las Granadinas) a través de COVAX, mecanismo que en la región lideran la Organización Panamericana de la Salud y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, recibirán las vacunas a la vez que los otros 27 y las obtendrán en proporción a su población.(2)

Sin duda una excelente noticia.

(1)            https://www.isglobal.org/-/g20-vacunas-y-covid-19-por-que-es-imprescindible-el-exito-de-la-iniciativa-covax-

(2)            htps://news.un.org/es/story/2020/12/1485712

viernes, 18 de diciembre de 2020

Conocimiento. Patrimonio de la Humanidad

Se entiende por conocimiento toda la comprensión obtenida a través del estudio o la experiencia de todos los seres humanos a lo largo de su historia. Es consecuencia de la insaciable curiosidad y la capacidad de pensar que caracteriza a la especie humana. No pertenece a nadie y todos pueden contribuir a su crecimiento. En este sentido, es célebre la frase: “Si he visto más lejos es porque estoy sentado a hombros de gigantes”, atribuida a Isaac Newton

El conocimiento tiene una serie de característica que lo convierte en un bien común, patrimonio de la Humanidad; es inmaterial, inagotable y no excluyente, de forma que puede ser usado por muchas personas sin que se agote o se resienta su calidad.

Ya Goethe dijo: “El arte y la ciencia como todos los sublimes bienes del espíritu, pertenecen al mundo entero”. 

Muchos estudiosos, al analizar las consecuencias sobre la vida humana de las distintas revoluciones industriales señalan que ninguna de ellas hubiera sido posible de no haber sido  por la acumulación de conocimientos adquiridos en épocas anteriores.

Sin embargo, los fundamentalistas del libre mercado, mediante la creación de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 1994, convirtieron el conocimiento en una mercancía que, como tal, por una parte, proporciona grandes ganancias económicas a aquellas empresas (“Las vacunas llevan el Ibex al mejor mes de su historia”, periódico El País, 28 de noviembre de 2020) que trafican con él y, por otra, hacen que no puedan disfrutar de él  aquellos seres humanos que no tengan dinero.

Este proceso es realmente mucho más peligroso de lo que parece.  Su peligrosidad se debe, por un lado, a que conduce a una falta de circulación de conocimientos, es decir, dificulta el avance científico; y, por otro, a que sus aplicaciones técnicas no se dirigen a aquellas cosas que pueden mejorar la vida humana, sino a aquellas que las empresas consideran que, con una adecuada propaganda, pueden proporcionar mayores ganancias.

Una consecuencia inmediata de la conversión del conocimiento en mercancía son las patentes. Una patente es un título que acredita que alguien es poseedor de un conocimiento y que, en calidad de tal, es el único que tiene derecho a explotar.

En el año 2003, debido a la presión de muchos colectivos y largas discusiones, se acordó que países pobres cumpliendo ciertos requisitos y sofisticados trámites, pudieran acceder a ciertos medicamentos. Entonces, la catedrática de Ética y Filosofa Moral escribió un artículo, La arrogancia neoliberal (periódico El País, 16 de septiembre de 2003), en el que decía:

“Una noticia semejante, aún con todas las reservas del caso, es una buena noticia. Pero tan buena como el voto de las mujeres o la abolición de la esclavitud, conquistas ambas que no merecen una felicitación calurosa a quienes por fin cedieron para que fueran posibles, sino un ya era hora o más bien hace siglos que ya era hora. Bastante tonto  es el refrán de nunca es tarde si la dicha es buena, porque puede ser tardísimo, cuando se han perdido muchas vidas y generado sufrimientos evitables”.

“Años han llevado las discusiones. Menos de los que necesitamos para resolverse el voto de las mujeres y la abolición de la esclavitud, pero demasiados. […] Demasiados en una civilización como la nuestra que tiene por extraña ética la defensa de los derechos humanos, el más básicos de los cuales es el derecho a la vida”.

¿Qué sucedido estos últimos años en la Tierra para que abunden los seres humanos que persiguen ganancias económicas por encima de todo, incluso por encima de la vida de otros seres humanos? ¿Cómo ha sido posible este retroceso en el proceso de humanización? ¿Cómo podemos enderezar la situación?

Volviendo a la comparación con la esclavitud, Adela Cortina menciona que “los militantes que se han batido a lo largo de la Historia por su eliminación, no se plantearon el problema de saber si la abolición de la esclavitud iba a privar al Norte de sus recursos o si iba a empobrecer a los países ricos. Movidos por un ideal de justicia, se enfrentaron a aquellos cuya preocupación era, ante todo, la rentabilidad o la riqueza.  Efectivamente, resulta muy bueno para la industria farmacéutica  patentar aquellos medicamentos que pueden aumentar sus ganancias económicas, pero no es posible hacer abstracción del coste humano.  Después de la abolición de la esclavitud, el Norte no sufrió un empobrecimiento, muy al  contrario: se enriqueció humanamente”.

Los fundamentalistas del libre mercado suponen que el ser humano responde a teoría de la elección racional. La teoría de la elección racional lleva a una cultura de producir, comprar y vender, ajena a las características del planeta Tierra y de los seres humanos que la habitan.  Esta cultura se considera a sí misma la única verdadera, a pesar de no estar avalada por ningún estudio en Psicología y Neurociencia. Los resultados de estos estudios han demostrado que el ser humano es empático y eminentemente social.    “Quizás la cuestión más importante a lo que se enfrenta la Humanidad es si podemos lograr la empatía global a tiempo para salvar la Tierra y evitar el derrumbe de la civilización”, indica Jeremy Rifkin en la Introducción de su libro La civilización empática. La carrera hacia una conciencia global en un mundo en crisis.  (Jeremy Rifkin es uno de los pensadores sociales más célebres de nuestra época. Es autor de diversas obras que han sido traducidas a treinta idiomas y obtenido una extraordinaria acogida entre los lectores  de todo el mundo).

En el citado periódico El País del 10 de diciembre de 2020, apareció una noticia titulada “Choque entre el Norte y el Sur por las patentes frente a la covid-19”.

En la citada noticia se indica:  “En la carrera contra el covid-19 hay dos velocidades. La de los países ricos, que ya han comprado o apalabrado dosis de vacunas suficientes para inmunizar a sus poblaciones varias veces;  y la de los pobres, después. Aunque se ha creado un mecanismo internacional –Covax- para garantizar la equidad en la distribución que ya ha recaudado más de 1.700 millones de euros, no está suficientemente dotado todavía para afrontar la batalla en el mercado de igualdad de condiciones. Esta desigualdad es la que ha impulsado a India  y Sudáfrica a solicitar a la Organización Mundial de Comercio (OMC), que suspenda los derechos de propiedad sobre cualquier tecnología, medicamento o vacuna contra esta enfermedad, al menos, hasta que se consiga la inmunidad de grupo global, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula en el 70% de la población del planeta”.

No sé a qué resultado se llegará. “Pero todo apunta a que las naciones más prósperas no cambiaran su parecer […] Ejemplo de ello es la postura de la Unión Europea, a la que se adhiere España”.

Arrogancia neoliberal, que decía Adela Cortina. ¿Dónde están los derechos humanos de los que habla la Unión Europea?  ¿Dónde está la empatía global necesaria para salvar la Tierra y evitar el derrumbe de la civilización? ¿Cómo cumplir los están los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)?